_
_
_
_
_
FETÉN
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cuando el cielo de Madrid tiene nombre

Nos movemos entre el candilazo, al que dan ganas de aplaudir, y la boina, de la que dan ganas de huir

Atardecer para enmarcar junto al templo de Debod, en octubre de 2019.
Atardecer para enmarcar junto al templo de Debod, en octubre de 2019.Samuel Sánchez
Lucía González

A veces el espectáculo de luces sobre Madrid es tan llamativo que hasta tiene nombre. Candilazo, ¡qué palabra! Se te llena la boca de cielo al referirte así a esas pinceladas de colorines. Un arrebol crepuscular, define la RAE. El arrebol es “color rojo, especialmente el de las nubes iluminadas por los rayos del sol o el del rostro”. Este fenómeno se da cuando el sol ilumina un atardecer o un amanecer nuboso y no es algo único de la capital, por supuesto. Pero es que que “hay mucho cielo en Madrid”, explicaba hace años a ‘VerneRubén del Campo, de la Agencia Estatal de Meteorología. Se refería a que la ciudad “está situada en una zona llana y así hay más horizonte a la vista, al contrario de lo que ocurriría, por ejemplo, en un valle entre montañas”. Así que tenemos vistas preferentes para los candilazos.

Más información
-FOTODELDÍA- ATENAS, 05/08/2021.- Un bombero en labores de extinción de un incendio que afecta a una zona forestal este jueves en la zona de Kryoneri, al norte de Atenas. Los incendios que se están declarando desde hace días en Grecia en medio de la peor ola de calor de los últimos cuarenta años siguen sin dar tregua al país ya que, del más de un centenar de fuegos que se han producido en tan solo 24 horas, tres siguen fuera de control. EFE/KOSTAS TSIRONIS
El aviso de la ciencia da paso a la batalla política para terminar con la era de los combustibles fósiles

La pasión por el agua del grifo de Madrid no lo acabo de entender, quizás porque en Asturias el agua ya me sabía a nada, pero de su cielo soy conversa. Tengo tal fe que juro, y me creo, que los he visto mejores en Madrid que sobre el mar. Algunos de los que emigramos a la capital desde zonas costeras hemos aprendido a soñar con el horizonte marino, como si tras el océano de tejados desde las terrazas del centro o tras la silueta de las ya cinco torres, o mirando hacia la sierra o teniendo la panorámica de la ciudad desde el parque de las Siete Tetas, ahí, al fondo, se intuyera el mar. Hay que tener fe de mar, diréis. Y diréis bien. Luego clamo a ese cielo cuando asoma la boina y dan ganas de largarse con los pulmones a otra parte.

Boina vista desde Paracuellos del Jarama el 30 de diciembre de 2019.
Boina vista desde Paracuellos del Jarama el 30 de diciembre de 2019. JAIME VILLANUEVA

Porque luego está ese otro cielo con mote, el de la capa marrón. Se da cuando el tiempo es anticiclónico y tampoco es exclusiva de nuestras coordenadas pero la boina se ha convertido en un lamentable caso de “marca Madrid”. La ciudad vive periódicamente graves episodios de contaminación, con protocolos que incluyen la siempre polémica limitación del uso del coche en una urbe tan “cochista” que incluso ha tenido campañas electorales cuyo eje era cargarse una zona de bajas emisiones. Y entonces se habla mucho de la necesidad de reorientar el modelo de movilidad, una conversación que asoma también estos días de durísima información sobre los efectos del cambio climático. En esas ocasiones se llega a desaconsejar hacer ejercicio al aire libre para no hincharte a respirar tales bondades. Ojalá algo tan evidente sirviera de verdad para activar cambios. Pero aquí seguimos, dando “un paso más hacia la movilidad sostenible, apostando por las motos” (palabras de Almeida hace un par de semanas), con un tercio de las bicis del servicio público municipal averiadas y habiendo perdido la oportunidad de ensayar un buen empujón a la red de carriles bici durante la pandemia, que al menos algo bueno podríamos haber sacado.

Suscríbete aquí a nuestra nueva newsletter sobre Madrid.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Lucía González
Jefa de Desarrollo de Audiencias de El PAÍS, ha sido coordinadora en 'Verne' y en la sección de local de Madrid. Antes trabajó en 'El Huffpost' y elmundo.es y se formó en las agencias EFE y Fax Press. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Analítica Digital por la escuela Kschool.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_