Los expertos contradicen a Almeida: las motos no son movilidad sostenible
Científicos y especialistas en movilidad responden al alcalde madrileño que las motocicletas también contaminan y que lo mejor para desplazarse en la ciudad es caminar, la bici y el transporte público
El alcalde de Londres, Sadiq Khan, tiene en su cuenta de Twitter una foto de perfil viajando en metro; la de París, Anne Hidalgo, sube a menudo fotografías montando en bicicleta; el de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha escogido para sus redes una imagen suya circulando en una moto de combustión. Londres y París están construyendo decenas de kilómetros de carriles bici, mientras Madrid —que arrancó la legislatura eliminando carriles bici— se enorgullece de su primer carril exclusivo para motocicletas, inaugurado en abril. El regidor madrileño fue este miércoles más allá al considerar los ciclomotores como un medio de transporte “sostenible”. Científicos y expertos en movilidad responden que las motos también contaminan y que la movilidad sostenible es apostar por caminar y moverse en bici y en transporte público.
Almeida, reconocido motero —como también lo fue uno de sus antecesores, Alberto Ruiz-Gallardón—, presentó el miércoles un plan para instalar nuevos aparcamientos de motos en la capital. “Damos un paso más hacia la movilidad sostenible, apostando por las motos. Contaminan de media un 50% menos. Reducen los tiempos de desplazamiento entre un 50% y un 70%. Permiten una mayor fluidez del tráfico”, señaló. El regidor no distinguió entre vehículos de dos ruedas de combustión y eléctricos. Tal y como reconoce una portavoz municipal, los datos proceden de un antiguo blog de la Asociación Nacional de Empresas del Sector de Dos Ruedas (Anesdor), la patronal motera. Un portavoz de Anesdor no sabe precisar cuántos años hace que se publicó.
Xavier Querol, experto en contaminación atmosférica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica: “Las motos son el modo de transporte dominante en grandes ciudades absolutamente colapsadas por el tráfico, como Hanói, Bangkok, Ho Chi Minh… En cambio, las ciudades más sostenibles del mundo, como Estocolmo, Oslo, Toronto o Sídney, no apuestan por las motocicletas”. De hecho, añade, “la tendencia de las ciudades más avanzadas del mundo es reducir el número de vehículos circulantes, también de motos, y promover la movilidad activa, en bici y andando”.
El científico apunta que, de hecho, “las motos antiguas y las de mucha cilindrada contaminan mucho”. “Los motores de cuatro tiempos emiten el mismo tipo de contaminantes que los coches, mientras que los de dos tiempos producen altas concentraciones de benzeno”, explica. Además, “estos vehículos llevan un atraso respecto a los controles de emisión en comparación con los turismos, es decir, sus emisiones se controlan mucho menos. Y el fraude en las inspecciones técnicas es mucho más extendido. Algunos garajes trucan la moto para pasar la ITV”.
Es precisamente lo que señalaba un estudio publicado en 2019 en la revista científica Atmospheric Environment sobre las motos: “La implementación de un control de las emisiones de los tubos de escape de las motos en la UE, que se retrasa en comparación con el de los turismos, puede resultar en una disminución de las emisiones reales”. Por ello, el informe concluía: “Si Europa quiere reducir la contaminación del aire relacionada con el transporte y el tráfico en el centro de la ciudad, los responsables políticos deberían considerar la posibilidad de encontrar alternativas a los vehículos de dos ruedas con propulsión convencional”.
Carme Miralles, profesora de Geografía Urbana de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), tampoco está de acuerdo con el regidor: “Las motos emiten contaminación a la atmósfera y no las podemos considerar un transporte sostenible. Además, producen mucho ruido, que genera mucho estrés en los ciudadanos”. La profesora vive en la capital catalana, que desde hace 30 años ha promocionado el uso de las motocicletas, “generando un problema para los peatones en las aceras, porque las aparcan en cualquier sitio”. En este sentido, el plan presentado por Almeida pretende que la capital pase de las 11.516 plazas para motos que hay en la calzada a 25.000 plazas en 2023. Millares opina que “las bicis y las bicis eléctricas, si les das vías seguras, son mucho más útiles para las ciudades, porque son perfectas para distancias medias, no generan ruido y ocupan un espacio mínimo”.
Oriol Marquet, que investiga sobre movilidad en la UAB, explica otra problema: “Quien se mueve en moto nunca utiliza otro medio de transporte, mientras que quien se mueve en coche sí puede utilizar el transporte público o ir andando, porque a veces se opta por no cogerlo debido a los atascos o a los problemas para aparcar”. Marquet está investigando cómo se usan las nuevas motos de alquiler compartidas en Barcelona: “Los estudios nos dicen que sus usuarios no vienen del coche, sino del transporte público y del transporte activo, lo cual es muy malo para la ciudad”.
5,5 millones de motos en España
Anesdor, que aglutina al sector motero, destaca que en España hay 5,5 millones de motos —el 15,7% de los vehículos—, que tan solo son responsables del 1% de la contaminación por dióxido de nitrógeno (NO₂), el 2% de las partículas M2.5 y el 3,7% de las PM10, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica. Además, apunta que el 8,2% de las matriculaciones de motos en 2020 ya fueron 100% eléctricas. Sin embargo, según cálculos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), las motos de combustión gastan más energía y contaminan más que un coche eléctrico (y, por supuesto, que una moto eléctrica). En cuanto a energía, las motos consumen 22 gramos equivalentes de petróleo por pasajero en cada kilómetro, mientras que los coches eléctricos tan solo 12 —para producir la energía eléctrica se usan combustibles fósiles—.
Esther Anaya, investigadora sobre movilidad en el Imperial College de Londres, aporta otro dato: “La moto no es movilidad sostenible, pero además no se debería priorizar en las ciudades porque es el modo de transporte que implica más riesgo, tiene una gran accidentalidad que produce muchos muertos y heridos cada año”. La investigadora apunta además que en algunos lugares se promociona la moto como excusa para no llevar el transporte público, un medio mucho más eficiente para la urbe.
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