Dos novedades gastronómicas a descubrir en Madrid
Sabrosa cocina asiática callejera en el corazón de Lavapiés y un bar de vinos selectos que aterriza en el barrio de Justicia. Así son los nuevos proyectos de Yeca Estrit Fud y Cuenllas Salesas.
Al pasar por la calle Tribulete de Madrid, a la altura del número 10, un cocinero baila mientras maneja la sartén en el fuego. Fuera hay un cartel que pone Yeca Estrit Fud y dentro cuatro mesas donde probar su personal visión de la comida callejera asiática. Este chef argentino se llama Germán Bernardo y antes de montar su recién inaugurado local en Lavapiés, pasó por cocinas como las de Sudestada, Kitchen 154 o Luke. “Fui el primer cocinero al que contrataron en Kitchen”, cuenta. “Me confiaron la apertura de su segundo local en la calle Ruiz y al trabajar con jóvenes con tanta energía me contagiaron las fuerzas y ganas de emprender algo propio”, recuerda de aquella etapa. Allí dejó algunas de sus recetas, como la del kimchi, y amistades que duran a día de hoy.
Yeca Estrit Fud. “Yeca es calle al revés en lunfardo”, aclara. “Y Estrit Fud lo he puesto como alguien que no lo sabe escribir en inglés, porque define bien lo que hago, una cocina sin pretensiones. Solo quiero dar bien de comer y que la gente tenga una buena experiencia mientras me lo paso bien”, explica. Y lo logra. Una clienta asidua entra a por una hamburguesa de cordero para llevar. Es la Burguer Hambing con verduras encurtidas, mayonesa de chipotle, cebolla frita, cilantro y acompañada de patatas fritas (10,50 euros). Otros de los sabrosos platos que más piden, y con razón, son el curry verde de pollo y calabaza (10 euros) y la Laab Neva, una ensalada thai de ternera con lima, hinojo crujiente, semillas de cilantro fritas, salsa de yogurt llamada raita y arroz para acompañar (7 euros).
Los 10 platos de la carta de Yeca hablan de los viajes de Germán por el sur de Tailandia y Vietnam. También de su pasión por la gastronomía india, de la que tiene la suerte de contar con supervisión en casa. “Mi novia, Jasmin Alangh, es india, muy foodie y me da el visto bueno a los platos. Además, tuve la suerte de poder cocinar mucho en videollamada con su abuela antes de que, desgraciadamente, falleciera hace unos meses”, cuenta. “El postre que tenemos ahora es Kulfi, un helado indio hecho con la receta de su familia que lleva cardamomo, azafrán y pistacho”, añade Germán. Una honesta propuesta pensada para un barrio que le ha recibido con los brazos abiertos. Y las reservas se hacen por teléfono en el 638 255 363.
Cuenllas Salesas. Desde que la familia Cuenllas abrió su mantequería en 1939 en la calle Ferraz, este apellido ha sido sinónimo de gastronomía de calidad en Madrid. Primero como tienda de ultramarinos y, desde los años ochenta también como bar de vinos y tapas. Ahora Cuenllas ha sorprendido con la apertura de un nuevo bar de vinos en un antiguo paso de carruajes en el número 4 de la calle Orellana. Que nadie busque aquí sus míticos canapés de tuétano, de foie o la ensaladilla que se toman en Ferraz. La cocinera Elena Viso Muñoz da rienda suelta al conocimiento adquirido en restaurantes como Fismuler, donde empezó de ayudante de cocina y terminó siendo jefa de partida, La Candela Restó o Nakeima. “Quien haya comido en los tres encontrará cachitos de ellos en los platos de esta carta. Les debo mucho a Patxi Zumárraga, Gonzalo Palmero y Samy Alí”, afirma con cariño. Las flores de col escabechadas (11 euros) o el perrito de alcachofas confitadas con jamón Cinco Jotas (14 euros) son buenos ejemplos de ello.
Con este proyecto, Fernando Cuenllas ha querido montar el bar al que él acudiría como cliente y también continuar con la esencia del proyecto familiar. Por eso, en este pequeño y coqueto espacio decorado por Patricia de Salas y Beatriz Mezquíriz de la tienda Pez, hay una pared con selectos productos gourmet para comprar y unas estanterías con botellas de vino difíciles de encontrar en otros lugares de la ciudad.
Una vez uno se sienta —en sus mesas interiores o en su terraza— hay que dejarse en manos del sumiller, asombrarse con cada una de sus acertadas sugerencias y probar las elaboraciones de Elena. Su carta es breve, fresca, pensada para compartir y Elena cocina con algunos de los productos que venden en la tienda. Se puede degustar de 13.30 a 15.30 y de 20.30 a 22.30. Y por ahora solo admiten reservas a través de Instagram o pasándose directamente por el local. El resto de horas, Cuenllas Salesas despliega toda su bodega y algo de picoteo frío de calidad como anchoas de Santoña o cecina leonesa de buey. Porque, como reza su carta: “No coffee, no coke… Enjoy your grape juice”. Es el nuevo templo de quienes disfrutan descubriendo vinos.
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