Llega la ‘tardevieja’ para salvar el fin de año
Los locales de ocio nocturno abrirán de día, una costumbre con arraigo en otras partes de España, para celebrar la entrada del año
Un invento de la España a la que no se le suele dar crédito (Murcia, Albacete, Alicante) se va a imponer este fin de año en Madrid: el tardeo. Los que lo practican aseguran que al día siguiente te levantas sin resaca, como nuevo. Consiste, según los entendidos, en trasladar al día la fiesta nocturna. Las discotecas y los pubs que años atrás organizaban cotillones y fiestas multitudinarias hasta el amanecer no tienen ahora otra opción que apuntarse a esta moda que había asomado a la capital en la calle de Ponzano o en la zona de La Latina, pero que no había terminado de cuajar en el resto de la ciudad. Los negocios que publicitan para este 31 de diciembre eventos a pleno sol, en una hora que ante se consideraba horario infantil, llaman al fenómeno tardevieja, uniendo los dos conceptos.
Las autoridades han decretado el cierre de los locales nocturnos a las 00.00. Los empresarios, en un principio, pensaban que podrían tener un margen después de medianoche para que sus clientes se tomaran las uvas en el interior, ya que el toque de queda no entra en vigor hasta las 1.30. No se lo han concedido. Ellos calculan en 55 millones de euros las pérdidas que les van a provocar estas medidas. El Año Nuevo se inaugurará con las persianas de los bares echadas. Muchos de ellos, cuentan representantes del sector, ante lo que consideran una medida poco flexible, van a adelantar el cierre a las 21.00, para que tanto los clientes como los trabajadores puedan irse a cenar y vivir la entrada del 2021 en casa.
Así que no queda otra que el tardeo. Hay 500 listos para recibir clientela. “Tenemos experiencia. Antes de la pandemia ya se notaba que la gente empezaba a salir más por la tarde. Se debe al envejecimiento de la población. Los mismos que antes veían amanecer ahora tienen hijos u otras obligaciones y prefieren el día. En algunos de los locales, como Areia, metíamos dos turnos de dj, uno por la tarde y otro por la noche. Estaban cambiando las pautas de ocio, te diría que desde hace tres años. Areia lo teníamos lleno un sábado a las seis de la tarde. Ahora más todavía, como no hay noche todo se concreta en la tarde”, explica Hugo García, relaciones públicas del grupo Moby Dick, que además de Areia tiene otros locales como Irish Rover o uno con el mismo nombre del grupo, la novela de Melville.
En Moby habrá una sesión que se llama Jaleo Tardeo, un evento que se estuvo haciendo hasta febrero en la sala El Sol los domingos por la tarde. Fue una forma de subirse al carro del tardeo. Moby la rescata para el 31 con la entrada libre, pero al aforo muy limitado, por lo que se necesita reserva. Empieza a las 15.00 y acaba a las 21.00 Los clientes estarán sentados en mesas, sin bailar ni poder moverse por la sala. En caso de hacerlo, por ejemplo para ir al baño, tendrán que hacerlo con mascarilla.
Por la hora se servirá comida, algo que la discoteca lleva haciendo desde que la Comunidad de Madrid permitió que los locales de ocio nocturno ofrecieran alimentos. Eso sí, no habrá cotillón. “Cualquier cosa especial que se haga puede incumplir la norma. Mejor hacer algo sencillo. Hemos sido muy escrupulosos con el aforo. Podríamos meter por ley hasta 120 personas, pero solo dejamos pasar a 80. Todo el mundo debe sentirse seguro”, cuenta García. En el Irish Rover, que está justo al lado, habrá una fiesta parecida de tarde, aunque con un disc jockey residente, Ángel Rojo.
García cree que la fiesta diurna ganará terreno una vez acabada la pandemia, no se sabe muy bien cuándo. Él estaba organizando antes de todo esto conciertos a la hora del vermú. “Es una demanda natural”, añade. Antonio Extremera, dueño de cuatro locales nocturnos, no lo ve tan claro. Es de la opinión de que el tardeo en esta ciudad todavía está “muy verde”. Él va a abrir los cuatro —Marta Cariño, Samsara, Cartuja y Manamá—, pero más que nada por no dejarlos “morir”.
“Hemos intentado captar público que después de comer quiere tomar una copa. Pero francamente ha ido mal. El tema es que la gente necesita acostumbrarse, no hay cultura. Pasarnos al día es complicado. Ahora cerramos a la hora que antes abríamos”, dice Extremera.
La gente que se ha apuntado a salir de día apenas representa un 10-15% de los que lo hacían de noche. España de Noche, la federación nacional de empresarios de Ocio y Espectáculos, y Noche Madrid, la asociación de ocio nocturno local, han publicado una nota de prensa en la que aseguraban que las restricciones impuestas por la Comunidad ponen en riesgo al sector, que está cerca de despedir a 16.000 trabajadores, según sus cálculos. Frente a los 1,2 millones de madrileños y turistas que el año pasado celebraron la Nochevieja, para este año se cuenta con menos de 100.000. Creen que hay que tomar medidas ya. “El ejemplo del concierto de Raphael, lejos de escandalizarnos, debería valorarse como el primer paso para garantizar una salida escalonada y ordenada de esta crisis”.
Vicente Pizcueta, portavoz de Noche Madrid, cree que el tardeo es una intentona por maquillar las cuentas de un sector muy tocado. Calcula que el 80% de estos negocios, después de nueve meses de pandemia, están al borde de la quiebra. La Nochebuena, según ha podido comprobar, fue un fracaso de facturación, no se salvó ni con el tardeo, y cree que este 31 va a ocurrir más de lo mismo. Que no dejen a los clientes tomar las uvas tranquilamente en los locales es la puntilla. Ha comprobado que, con tantas restricciones, los jóvenes alquilan apartamentos donde pasar de 1.30 a 6.00, cuando se levanta el toque de queda. “Cuando nos asomemos a esa hora a la calle veremos si ha triunfado el tardeo o la clásica fiesta nocturna. Yo apuesto más por lo segundo”, afirma un Pizcueta, que todavía le augura una larga vida a la noche.
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