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Ayuso no aclara su plan sanitario y vuelve a atacar a Cataluña: “Los españoles son expulsados de allí por sentirse españoles”

La Asamblea de Madrid se parece cada vez más al Congreso de los Diputados. Los que mandan apenas hablan de los problemas de los madrileños.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, antes de que comience la sesión de control al Gobierno en la Asamblea. En vídeo, sus declaraciones este jueves.Vídeo: MARTA FERNÁNDEZ / EUROPA PRESS
Manuel Viejo

― ¿Sí?

A las 9.55 de la mañana un técnico de la Asamblea de Madrid, conocida ya como la Asamblea de España porque Madrid es España con España dentro, tal y como dijo Ayuso, prueba un micrófono. Nadie contesta, como la Comunidad. A 48 horas del levantamiento del estado de alarma millones de madrileños siguen sin saber si podrán salir de la capital. El run run de los diputados empieza. Llegan los primeros. Hay puntualidad exquisita en los socialistas y en los de Ciudadanos. Para madrugar sí gobiernan juntos. Llega la presidenta Ayuso. Se remanga la chaqueta roja. Llega el vicepresidente Aguado. Se ajusta la corbata roja. Como siempre, y para todo, coinciden en el color, pero no en el tono. Comienza el pleno.

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La portavoz de Unidas Podemos pregunta por los derechos de la infancia. Isabel Serra enarboló un discurso contra la xenofobia de Vox hacia los niños migrantes. Después, observó: “Tenemos una pandemia y me habla de okupas”. Ayuso, siempre cómoda en los golpes de izquierda, punzó: “¿Hay algún niño que le haya ido bien con Pablo Iglesias?”, preguntó. “Sí, los niños con okupas que okupan sus amigos”. Aguado ni aplaude. El vicepresidente, a su lado, cada vez está más incómodo en los plenos. No encuentra su hueco. Su grupo ya ni pregunta en los plenos. Hay silencios en el Gobierno que son como rugidos de dinosaurios.

En Vox, con la emoción y la conmoción de su censura en el Congreso, optaron esta mañana por preguntar por una bajada de impuestos. “Hoy vengo sin ánimo de polemizar”, dijo Rocío Monasterio. Y por supuesto que polemizó, claro. “La dictadura de Sánchez restringe nuestra movilidad. El sábado espero que sea el día de la liberalización de todos los barrios”, afirmó.

La Asamblea de Madrid se parece cada vez más al Congreso de los Diputados. Los que mandan apenas hablan de los problemas de los madrileños. “Ustedes suben el sueldo a todos los diputados de la Asamblea”, prosiguió Monasterio. A ella también, pero se le pasó mencionarlo. “Dígame que va a bajar los impuestos. Dígame, cuándo, cuándo, cuándo”. Ayuso contestó que ahora no es el momento con Cataluña como argumento. El nacionalismo madrileño frente al nacionalismo catalán. Así está el patio de la Asamblea de España en plena pandemia. “Madrid tiene tres impuestos y Cataluña 15. Aquí tenemos libertad, prosperidad y empleo”. Y Aguado, otra vez, tampoco aplaude. Su hastío es un hecho.

Vino Más Madrid bastante fuerte. El diputado Pablo Gómez Perpinyà propuso un juego divertido a la presidenta. Si el pleno de todos los jueves es un espectáculo televisivo, habrá que meter algún concurso. “Dígame si esta frase es suya o de Trump”, dijo. Ayuso miró como una concursante con cara de pocos amigos. “Uno. Los contagios se están produciendo por el modo de vida de la inmigración. Dos. Las agresiones racistas son por culpa de las tecnologías. Y tres. El coronavirus trae delincuencia y problemas con los ‘menas’[menores sin familia]”. Todas eran de Ayuso.

“No sé cómo tiene la poca vergüenza de defender a los migrantes en Madrid si no sabe cuántos hay. Yo le informo. Tenemos un millón”, dijo la presidenta. “Por cierto”, añadió, “yo no les miro como inmigrantes si están entre nuestros grupos de amigos. Ustedes los tratan como extraños”. Y sacó la metralleta argumental un día más. “Una parte de los inmigrantes huye de políticas comunistas. Huyen de usted. Hablan de xenofobia quienes pactan con el nacionalismo. Los españoles son expulsados de Cataluña por sentirse españoles. En España no hay racismo, habrá racistas. Dejen de mentir”. En Ciudadanos veían todo esto ojipláticos. En Vox guardaban silencio. En la izquierda no daban crédito.

Ángel Gabilondo, una vez más, quiso poner mesura. Preguntó si la presidenta tenía intención de aprobar las medidas que aprobaron todos los grupos -excepto Vox- para sacar adelante a la Comunidad del pozo económico y social de la pandemia. “Dígame cuándo nos van a traer el dictamen y les recibiré encantada”. La realidad es que el dictamen se lo fueron a entregar el jueves pasado. Pero Ayuso cambió de planes y les dio un portazo. La respuesta de la presidenta volvió a tener un mensaje a escala nacional. “El Gobierno de Sánchez firmó ayer con Bildu, los herederos de la ETA”, dijo. “Nosotros estamos centrados en bajar la curva”. Tanto, que ningún madrileño sabe aun si podrá salir de casa este sábado.

España supera el millón de casos

un millon

En febrero, a Manuel le dijeron que sería un resfriado y acabó en la UCI. En agosto, Beatriz lo pilló en un restaurante. Pacientes y médicos narran cómo han vivido las fases de la pandemia que ha arrasado el país durante más de ocho meses. Son solo algunas historias detrás de esta cifra oficial, que, en realidad, podría alcanzar los cinco millones de contagios.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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