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Misa con cita previa en un rascacielos

Madrid alberga en Torre Espacio la capilla más alta de Europa

Lucía Franco
Torre Espacio y El Cristo de la capilla de las cuarta torre en el piso 33.
Torre Espacio y El Cristo de la capilla de las cuarta torre en el piso 33.David Expósito

Viniendo de San Sebastián a la altura del kilómetro 41 de la carretera nacional 1 se puede ver a lo lejos una luz verde que brilla en medio de la oscuridad. No es una luz que se use para dar indicaciones a los aviones, tampoco es el brillo de una nave extraterrestre, ni tampoco es una farmacia de turno en las alturas como dicen algunos. Esta luz viene del piso número 33 de la Torre Espacio, en donde hay una pequeña Capilla desde hace 10 años. “Vivo en La Moraleja, al norte de Madrid y trabajo por la zona de la plaza de Colón. Cuando voy de camino al centro en el coche, veo una luz verde intermitente, que me confirma que Él está protegiéndome siempre, me alegra el corazón verla”, afirma Carlos Rodríguez.

La Capilla Torre Espacio es considerada la más alta de Europa, está situada a 130 metros de altura sobre el nivel del suelo, en la Castellana. Tiene un aforo para 25 personas sentadas. Aunque su interior sea pequeño, la pared de luz led fluorescente verde indica a los madrileños la presencia del recinto religioso.

Hay enfermos del hospital La Paz cuya habitación da a la capilla y me han dicho que saber que el Señor está ahí les ha ayudado en su convalecencia

Cuando las puertas del ascensor se abren se puede ver el restaurante más lujoso de la torre. Las vistas hacia el Hospital de la Paz muestran otro Madrid alejado de los pequeños tejados de ladrillo del centro. A mano derecha del restaurante hay un pequeño salón con sofás y televisores en donde en ocasiones especiales se retransmite la misa.

Una puerta de acero inoxidable con una cruz en el mismo material es la entrada al sagrado recinto, bendecido por el cardenal arzobispo de Madrid, Don Antonio María Rouco Varela en 2010. Las bancas son de acero inoxidable y están forradas en cuero. La estancia está revestida de madera ignífuga. La virgen del altar luce una discreta bandera de España y el cristo, tallado con sumo realismo, da la espalda a la Sierra Norte de Madrid.

La misa que se hace todos los días laborables a las 8.30 parece normal, pero no lo es. Para asistir, es necesario pedir autorización online con antelación. Quienes acceden al lugar deben pasar previamente por el detector de metales y la mirada escrutadora de los guardias de seguridad. Sobre la pared, un documento enmarcado señala que se trata de una capilla con “derecho a oratorio con reserva de la Santísima Eucaristía”. En otras palabras: allí puede rezar cualquier cristiano que lo desee, pero los administradores se reservan el derecho de admisión.

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“Aquí lo importante es la Misa”, señala Manuel Sánchez, párroco de María Inmaculada, responsable de la capellanía de este lugar desde que comenzó a dar servicio hace diez años. “Se trata simplemente de ofrecer este servicio a los trabajadores de esta torre y a aquellos empleados de las otras torres que soliciten permiso para subir”, explica.

El capellán llega siempre media hora antes de la celebración y se sienta en el confesionario dispuesto a confesar. “Puntualmente alguien va más allá y me pide hablar conmigo por cosas más personales, pero no es lo normal”, afirma.

La luz verde se puso en la capilla para indicar que ahí arriba está el Señor sacramentado. Su brillo se puede ver a decenas de kilómetros de distancia. Sánchez explica que “se quiso colocar una luz justo detrás del sagrario, como la lámpara con la luz roja que hay en las iglesias. Hubo que pedir autorización a AENA para qué indicará el color adecuado, ya que no podía ser roja para no confundir a las aeronaves”.

Desde que se instaló la luz LED, “son muchos los que me han hablado de esa luz verde. Hay quien baja conduciendo a Madrid y al verla hace una oración. Hay enfermos del hospital La Paz cuya habitación da a la capilla y me han dicho que saber que el Señor está ahí les ha ayudado en su convalecencia”. Sánchez que hace unos meses una señora que estaba internada en el hospital de la Paz pidió venir a Misa cuando recibió el alta para dar gracias por su curación y lo mucho que la había acompañado esa luz que veía todas las noches desde su habitación.

La luz permanece encendida todos los días del año, menos el viernes santo y el sábado santo, que la iglesia está de luto. La luz se vuelve a encender para el domingo de pascua. Sin embargo, por la pandemia la capilla cerró sus puertas el 12 de marzo y todavía no tiene fecha de apertura. Mientras tanto, su luz sigue brillando y acompañando a los madrileños que creen en ella.

La sede del Grupo Villar Mir no es la única que posee una capilla autorizada y bendecida por el Arzobispo de Madrid. También la sede de Telefónica en Las Tablas o la del Banco Santander cuentan con las suyas.

La torre es como una ciudad en la altura. En sus 55 plantas aparte de la capilla los empleados tiene un gimnasio, un centro médico y están las embajadas de Canadá, Australia y Reino Unido.

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Sobre la firma

Lucía Franco
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Anteriormente colaboró en EL PAÍS Madrid y El Confidencial en España. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster de periodismo UAM-EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.

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