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Reyero, el verso suelto que pone en apuros el Gobierno de Ayuso

El consejero de Políticas Sociales en Madrid ha cruzado una línea roja al cuestionar la ética y legalidad de su Ejecutivo. Detrás de sus palabras hay dos meses y medio de frustrantes pedidos de auxilio

Alberto Reyero (izquierdo) junto a Ignacio Aguado, antes de la segunda sesión de investidura del Isabel Díaz Ayuso, el pasado agosto.
Alberto Reyero (izquierdo) junto a Ignacio Aguado, antes de la segunda sesión de investidura del Isabel Díaz Ayuso, el pasado agosto.Samuel Sánchez
Fernando Peinado

Alberto Reyero está desafiando las leyes de la gravedad política. El consejero de Políticas Sociales de Ciudadanos ha sobrevivido más de 24 horas en el Gobierno madrileño después de haber criticado duramente este lunes la gestión de la crisis sanitaria por sus propios compañeros en el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso. No fue un arrebato, sino una declaración preparada y leída en la Asamblea como respuesta a una diputada de la oposición. En concreto Reyero dijo que "no es ético y posiblemente no sea legal” dejar sin atención médica a los ancianos de las residencias, un ataque frontal a la presidenta y al consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero (del PP). Contó que pidió auxilio y su Gobierno no le hizo caso.

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A pesar de haber cruzado una línea roja, Reyero no ha dimitido ni tampoco le ha cesado Ayuso, una circunstancia que revela el delicado equilibrio entre los dos socios de Gobierno en Madrid, Ciudadanos y Partido Popular. Ayuso fue cauta este martes al decir en respuestas a periodistas que no ve “oportunas” las palabras de Reyero. En Ciudadanos han descartado una moción de censura, desmarcándose del tono y contenido usado por su consejero.

Quienes conocen a Reyero creen que está actuando al margen de consideraciones políticas, movido por la integridad que le caracteriza. Entró en política precisamente para defender los derechos de los mayores después de luchar durante más de mil días para que su madre, María Teresa Zubiri, recibiera la ayuda de la Ley de Dependencia. Las asociaciones del sector y la oposición vieron su llegada en agosto a la consejería como una buena noticia porque como activista y luego diputado había demostrado ser una persona comprometida.

El coronavirus se ha llevado la vida de casi 6.000 mayores en residencias de Madrid, más del 10% de los ingresados al principio de marzo en estos centros. Para él esta crisis ha sido un “infierno”, según dos personas cercanas. Reyero, que declinó una entrevista para este artículo, no dejó de ir en los momentos más duros a la consejería, en la calle O’Donnell 50, junto al Retiro, donde se reunía con su equipo. También visitó residencias afectadas por brotes pero guardó un perfil bajo porque no se caracteriza por buscar la foto. Eran encuentros dolorosos con trabajadores desesperados que se sentían impotentes, sin EPIs, sin auxilio del hospital.

Reyero y su equipo iniciaron una campaña de presión a Escudero para lograr ayuda. “Se percibía una tremenda frustración”, cuenta Gustavo García, experto en servicios sociales que conversó en los peores momentos con Reyero y otros altos cargos de la consejería. “Ellos no tenían medios y podían hacer poco. Es como si le pides a la consejería de Turismo que ponga medidas sanitarias en los hoteles”.

Reyero le envió a Escudero tres escritos con fecha 22 de marzo, 31 de marzo y 11 de abril. No ha querido desvelar el contenido pero probablemente se acabará conociendo si se abre una comisión de investigación en la Asamblea o si lo requieren los juzgados ante los que las familias de fallecidos han planteado querellas. Reyero dijo en la Asamblea este lunes que le pidió al consejero de Sanidad que si no admitía a los ancianos en los hospitales, al menos reforzara la presencia de sanitarios en los geriátricos. Escudero había tomado el mando único de las residencias el 26 de marzo y su Gobierno publicaba anuncios en los que enumeraba cientos de intervenciones, unos datos que eran cuestionados por fuentes del sector.

Con Madrid paralizado, directores generales bajo su cargo fueron en búsqueda de material de protección por lugares donde creían podían encontrarlos como Barajas, Ifema o el Palacio de Hielo. Uno de ellos, el gerente de las 25 residencias públicas se lamentaba ante trabajadores de sus centros que nadie le daba “ni una puta mascarilla, ni una puta bata”.

Reyero es visto por otros compañeros de Gobierno como el consejero que va por libre. También tiene esa sensación la oposición. A Emilio Delgado, diputado de Más Madrid, le sorprendió que los compañeros de Reyero no le hayan defendido con más rotundidad. Vox pidió este lunes su dimisión en la comisión de Políticas Sociales en la que habló Reyero, pero la única diputada de Ciudadanos presente, Carlota Santiago, no se encaró con el crítico del partido de extrema derecha. “Hemos salido todos a dar la cara por Reyero menos sus compañeros de partido. Es bochornoso”, observa Delgado, que elogia la valentía del consejero.

El diputado del PSOE José Chamorro, que trabajó mano a mano con Reyero en los asuntos de las residencias cuando éste era diputado opositor, resalta que al consejero no le ha cambiado el poder. “Es tan honesto que sigue diciendo lo mismo que cuando estaba en la oposición. Es una persona honrada y me ha dado muchas muestras de ello a lo largo de los años", añade.

La continuidad de Reyero en el Ejecutivo de Ayuso está en el aire. Si la presidenta le cesa podría poner en peligro la estabilidad del Gobierno madrileño, pero su permanencia agrava las tensiones. Una prueba es que en mitad de los choques por las residencias estalló hace tres semanas otro conflicto con Ciudadanos por el supuesto contrato de medio millón al empresario Kike Sarasola que apareció durante unas horas en la página de contratación, colgado por la consejería de Reyero. El sospechoso incidente aumentó las dudas sobre un quid pro quo entre el empresario y Ayuso, que ha disfrutado durante la crisis de dos residencias de lujo a precio amigo en un hotel de Sarasola. El equipo de Ayuso negó que existiera un contrato y atribuyó lo sucedido a que en su Gobierno existe “una mano negra”.

Si Reyero acabara cayendo sería una injusta pérdida para el sector de residencias en Madrid, valora José Manuel Martínez Navarro, presidente de la asociación de directores y gerentes de Servicios Sociales: “No debería ser una víctima de la desidia, impericia y desbordamiento de la atención sanitaria en Madrid”.

El protocolo de triaje hospitalario no fue solo un borrador, como asegura Ayuso

Ayuso se defendió este martes del ataque de Reyero señalando que el protocolo de la consejería de Sanidad que negaba la hospitalización a ciertos grupos de ancianos era solo un borrador. “Esta orden no se llevó nunca a ningún lugar y los profesionales sanitarios de los hospitales y el personal de las residencias siempre han actuado con absoluta pulcritud y siempre ateniéndose a criterios clínicos”, respondió Ayuso a la pregunta de un periodista en la reapertura del Centro de Turismo de la Comunidad de Madrid en la Puerta del Sol.

Pero lo cierto es que múltiples fuentes, incluido un portavoz regional, han dicho que el documento final fue enviado a las residencias y al grupo de geriatras que decidió caso por caso las derivaciones hospitalarias. Fueron redactados seis borradores entre el 18 de marzo y la última versión, del 25 de marzo. Un documento descartado, que fue firmado por el director general de coordinación sociosanitaria, Carlos Mur, y enviado a las residencias fue rechazado por los geriatras porque consideraban inmoral excluir a las personas con discapacidad. El documento final dejó fuera de los hospitales a quienes presentaban demencias avanzadas, los grandes dependientes, los enfermos terminales y los enfermos de cáncer terminal.

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Sobre la firma

Fernando Peinado
Es reportero de la sección de Madrid desde 2018. Antes pasó ocho años en Estados Unidos donde trabajó para Univision, BBC, AP y The Miami Herald. Es autor de Trumpistas (Editorial Fuera de Ruta).

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