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Madrid atenderá a contagiados en hoteles, pabellones y residencias

Tras superar los 1.300 afectados, el Gobierno de Díaz Ayuso se coordina con el sector privado para ampliar el número de camas y unidades de cuidados intensivos

Fotografía facilitada por la Comunidad de Madrid de su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, en una comparecencia este miércoles para hablar de la situación ante el avance del coronavirus. En vídeo, sus declaraciones este jueves.Vídeo: COMUNIDAD DE MADRID / ATLAS

“Estamos en tiempo de guerra”. Esa es la frase con la que la Comunidad de Madrid les ha trasladado este jueves a gestores de hospitales y sindicatos —en tres reuniones presididas por Isabel Díaz Ayuso— la gravedad de la situación en la lucha contra el coronavirus. “Lo peor vendrá en las tres o cuatro próximas semanas”, se dijo en esas citas, según relatan a EL PAÍS quienes escucharon de primera mano cómo se va a reorganizar la región para combatir el coronavirus, que ya ha dejado 1.388 contagiados y 38 muertos en Madrid. El nuevo plan pivota alrededor de la colaboración público-privada, para multiplicar el número de camas —y específicamente de unidades de cuidados intensivos, donde su busca alcanzar las 1.000— y coordinarla bajo un mando único. Además, se medicalizarán hoteles, pabellones y residencias de ancianos, atendiendo a afectados leves como parte de un seguimiento sanitario intermedio entre el domicilio y el hospital.

“Debemos adaptar todos los recursos que podemos a los pacientes. Es una situación de absoluta emergencia sanitaria”, resumió Enrique Ruiz-Escudero, el consejero de Sanidad, que detalló que se duplicará hasta más de 400 el número de personas que atienden el teléfono de dudas; que se primará la atención domiciliaria de los casos leves; que las aseguradoras privadas han acordado eliminar su cláusula de rescisión de la póliza en caso de pandemia; y que se cerrarán las discotecas para evitar aglomeraciones que faciliten el contagio. “También estamos transformando en UCI las habitaciones de reanimación, haciendo acopio de respiradores y preparándonos para lo que pueda venir. Necesitamos la colaboración de la sanidad privada para que esas 1.000 camas estén funcionando”, siguió el consejero, que tiene informes que auguran un crecimiento exponencial de los contagios en los próximos días, y que sabe que un nuevo asesor fichado por el Gobierno, Antonio Burgueño, predice que se romperá la barrera de los 10.000. “Conforme vayamos avanzando, estableceremos cuál es la vía de colaboración con los hospitales privados”, remató, sin que este jueves quedara claro si recibirían contraprestación económica.

La crisis de recursos que está provocando la expansión del coronavirus en la sanidad pública de Madrid está vinculada a las características de su población. Si en China el 80% de los casos eran leves, el 15% requería de hospitalización, y el 5% eran críticos, en Madrid los datos son distintos: 60%, 30% y 10%, respectivamente. ¿La razón? Que la población de Madrid tiene una mayor esperanza de vida que la china, por lo que los afectados son de más edad, lo que ha aumentado el número de hospitalizaciones e ingresos en unidades de cuidados intensivos, según detalló Ruiz-Escudero.

Esas proporciones estadísticas han colocado al sistema sanitario público madrileño al borde del colapso, lo que ha llevado a la Comunidad de Madrid a incorporar al esfuerzo por combatir el virus a la sanidad privada, donde ya se realizan tests y hay más de 120 pacientes hospitalizados.

“Todos vamos a trabajar para optimizar los recursos en un plan nunca puesto en marcha”, avanzó Díaz Ayuso a lo largo de dos entrevistas televisivas a primera hora del jueves. “Vamos a unificar protocolo y material”, añadió tras sumar más laboratorios al esfuerzo público por detectar pacientes contagiados —se ha pasado de cuatro a diez desde que comenzó la crisis, y se dejará de hacer pruebas a los casos leves para aligerar el trabajo—. “La sanidad privada es la que se ha ofrecido a la pública para trabajar juntos: pospondremos las operaciones que no sean urgentes y que el coronavirus se pueda tratar en paralelo con el resto de patologías”.

La carestía de materiales es tan grande, que Díaz Ayuso incluso se plantea fabricar en Madrid mascarillas y otros equipos de protección, cuya compra depende del Estado. De hecho, Ruiz-Escudero lanzó ayer un “SOS” al Ejecutivo de Pedro Sánchez.

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Sin vacaciones

Además, la presidenta de la Comunidad ha reconocido que evalúa la posibilidad de cerrar discotecas para combatir la expansión del coronavirus y ha detallado que no se descarta ninguna medida. Tampoco la del cierre de Madrid, decisión, ha subrayado, que depende del Ejecutivo de Pedro Sánchez.

“Se ha barajado la posibilidad de cerrar Madrid pero no está en nuestras competencias autonómicas, por lo que nosotros no lo hemos sopesado y aviso de que haremos todo lo que el Gobierno nos vaya pidiendo y si ellos lo deciden, que nos comunique lo que tenemos que hacer”, ha dicho. “Insistimos, nosotros no tenemos competencias para cerrar Madrid pero quiero que se aclare qué se va a hacer y qué no porque no se puede marear a los ciudadanos”.

La emergencia afecta a todos. Primero, a los contagiados. Y luego, a los profesionales de la sanidad, agotados tras una decena de días en primera línea de combate. Desde este jueves estos trabajadores saben que el esfuerzo que requiere frenar la expansión del virus incluye suspender todas las libranzas y vacaciones, según un comunicado de UGT enviado tras la convocatoria de la Mesa sectorial.

“La Administración considera necesaria la suspensión de permisos y licencias de vacaciones, días adicionales por antigüedad y días de libre disposición y adicionales de libre disposición, así como de todos aquellos supuestos que generen un permiso de carácter no ineludible para los trabajadores”, se lee en el texto dirigido a los profesionales, que en muchos casos afrontan la lucha contra el coronavirus teniendo a sus hijos en casa, tras la suspensión de las clases hasta el día 25. “Igualmente será de aplicación en la concesión de excedencias con la salvedad de la garantía de cobertura del servicio”, añade. “Se autoriza a las gerencias de los centros sanitarios a adoptar con carácter excepcional aquellas medidas de flexibilización de la jornada ordinaria con el fin de poder integrar el deber de prestar asistencia sanitaria a la población con el derecho a la conciliación personal y familiar de nuestros profesionales, reordenando y ajustando turnos, estableciendo jornadas deslizantes y otras medidas de distribución del tiempo de trabajo”.

Los sindicatos (CC OO, UGT, Amyts, Satse y Csit-Up) hicieron hincapié en que pongan un servicio telefónico para los profesionales que pueden estar infectados, para aligerar el sistema, y en que abran los centros de servicios de salud laboral, ya que algunos han cerrado, saturados, y no contestan a la puerta o a los correos. Es el caso del Ramón y Cajal, que están hasta arriba. "Los delegados sindicales de los hospitales están haciendo funciones de salud laboral o gestionando temas de protocolo y están cayendo infectados”, cuentan fuentes de CC OO. Ante semejante panorama, los responsables de la Comunidad no han sabido qué responder, han contado, ya que no sabían que eso estuviera pasando. “Tienen un caos tremendo, decían que no tenían ni idea de todo lo que les hemos contado”.

Los contagiados de coronavirus se acumulan por encima de las posibilidades de los hospitales, que deben seguir atendiendo a pacientes con otros problemas. Para garantizar el servicio y evitar el colapso, primero se apostó por la atención domiciliaria de los casos más leves. Ahora, por medicalizar hoteles y residencias. Mientras el virus gana terreno, Madrid intenta ponerle freno.


Información sobre el coronavirus:

- Aquí puedes seguir la última hora sobre la evolución del coronavirus.

- El mapa del coronavirus: así crecen los casos día a día y país por país

- Guía de actuación ante el coronavirus

- Todas las medidas contra el coronavirus en Madrid

- En caso de tener síntomas, la Comunidad de Madrid recomienda evitar acudir al centro de salud salvo casos de extrema necesidad y utilizar el teléfono 900 102 112

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