El perfil de los seis candidatos en el único debate electoral del 4-M
Los aspirantes a la presidencia de la Comunidad de Madrid se han centrado en atacar a sus rivales más directos y en dejar entrever sus preferencias de cara a futuros pactos
El único debate entre los seis candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, celebrado este miércoles, ha constatado la polarización de bloques en la campaña. Cada uno de los contendientes se ha centrado en atacar a sus rivales más directos, en destacar sus puntos fuertes y en dejar entrever sus preferencias de cara a futuros pactos. Estos han sido sus perfiles en el encuentro.
Ángel Gabilondo (PSOE), guiños al voto de Cs y pacto con Más Madrid. Ángel Gabilondo se adaptó algo mejor que en 2019 al formato televisivo, aunque en el apartado económico leyó más de la cuenta. Con frases cortas, incidió en los puntos débiles de gestión de Isabel Díaz Ayuso, como la muerte de miles de ancianos en las residencias sin atención sanitaria en la primera ola. Explotó el error de Ayuso en campaña —la referencia a las colas del hambre como “mantenidos subvencionados”— y desgranó las propuestas centrales de su candidatura como el refuerzo de los centros de salud y el aumento del ingreso mínimo vital. Tras recordar la falta de ayudas a la hostelería, apeló al electorado de Cs, un enorme caladero de más de 600.000 votantes, que decidirá las elecciones. En un intento de captar ese voto Gabilondo interrumpió a Iglesias e insistió en que no subirá los impuestos. En su mensaje final se dirigió a Mónica García (Más Madrid) para ofrecerle un Ejecutivo de coalición y tendió la mano a Iglesias de manera más comedida: “Confío contar con el apoyo de Unidas Podemos para frenar el paso al Gobierno de Colón. Pablo, tenemos 12 días para ganar las elecciones”.
Isabel Díaz Ayuso (PP), el cara a cara que no quería la presidenta. Fue el debate que no quería Isabel Díaz Ayuso. Apenas se habló de Pedro Sánchez. Se descendió a cifras y decisiones concretas de su gestión de la pandemia del coronavirus. Y los candidatos de la izquierda tuvieron una diana: ella. Todas las razones que explican que su equipo intentara alejar lo más posible la fecha del debate respecto a la de la votación quedaron resumidas en varios silencios: el de Díaz Ayuso ante una pregunta de Pablo Iglesias, o cuando este le pidió que no se riera mientras él daba datos de la tragedia sanitaria. Frente a las estadísticas con las que sus rivales criticaron su gestión, la presidenta contrapuso emociones. “Están utilizando el dolor de las familias”, dijo. “Salvo insultar, no hicieron nada”, espetó, comparándose con el Gobierno de España. “Yo no traje el virus, no lo inventé yo”. Y remató: “He sentido soledad, ataques y poca ayuda”. Fuera de foco, recurrió a las descalificaciones personales (“Usted es una pantomima, lo más mezquino”, le dijo a Iglesias) y a los ataques individuales (afirmó que si de ella depende impedirá que Ángel Gabilondo sea algún día defensor del pueblo). Una noche de desgaste.
Edmundo Bal (Cs) cumple buscando confrontar con Vox. Ciudadanos esperaba que el debate fuera su gran oportunidad, el impulso decisivo que les permita superar la barrera del 5% de voto para entrar en la Asamblea. Está por ver que así sea, pero al menos Edmundo Bal sí logró el primer objetivo de Cs: captar atención para dar a conocer al candidato, el segundo más desconocido junto a Mónica García, de Más Madrid (lo conocen el 65% de los madrileños, según el CIS). Bal, que se estrenaba en este formato, cumplió su papel con eficacia, logrando el foco y confrontando sobre todo con Vox. El candidato de Cs evitó chocar con la presidenta madrileña, con quien quiere volver a gobernar si entra en la Asamblea.
El propósito del partido es convencer a votantes de centroderecha moderados, que no quieren oír hablar de Vox, de que hagan un voto estratégico a Cs para que siga siendo el socio de Gobierno del PP. Por ese motivo, Bal protagonizó varios choques con Rocío Monasterio, en política de inmigración o en la protección a las mujeres maltratadas. Bal confrontó con Vox, con Unidas Podemos y con Ángel Gabilondo, el candidato socialista.
Mónica García (Más Madrid) se crece en su perfil de sanitaria. Fue su primer debate. Y fue con todo: “¿Cuántos ingresos hospitalarios ha habido en Madrid durante la pandemia, señora Ayuso?”. No hubo respuesta. Así comenzó Mónica García su gran rifirrafe con la presidenta. La candidata de Más Madrid comparó estos días el debate de Telemadrid con las oposiciones del MIR, a las que ella se enfrentó hace muchos años. “Esto no se puede preparar el último día. Tienes que tener mucho trabajo hecho antes”, dijo el pasado martes en referencia a los dos años de enfrentamientos que ha mantenido con Ayuso en los plenos de la Asamblea.
Anestesista de profesión, vivió las tres olas de la pandemia en el Hospital 12 de Octubre. Sabía que el arranque del debate con la confrontación de ideas de Sanidad y del coronavirus era fundamental para arañar el voto de los más de 500.000 indecisos a los que apuntan todas las encuestas. Tras la primera parte, la candidata intentó sobresalir de nuevo en el resto de materias. Sacó de quicio a Ayuso numerosas veces y no entró en el cuerpo a cuerpo con los partidos de izquierdas.
Rocío Monasterio (Vox), en la cuadrilla de Ayuso. Vox difundió el domingo un vídeo en el que se veía a Rocío Monasterio dando unos capotazos a una res con el maestro Morante de la Puebla. En el debate de Telemadrid, la candidata de Vox demostró formar parte de la cuadrilla de Díaz Ayuso. Como los subalternos de los matadores, echó un capote a la presidenta madrileña cuando esta se vio acorralada por sus oponentes de izquierda. “Usted pertenece a un partido que dijo que iba a traer el escudo social”, interrumpió a Gabilondo cuando criticaba a Ayuso. Monasterio buscó el duelo con Iglesias y este lo eludió hasta que ella exhibió el cartel contra los menores extranjeros sin familia que investiga la Fiscalía. Entonces entró al trapo, calificando a los dirigentes de Vox de “filonazis” y acusando ella a los de Podemos de haberles “apedreado en Vallecas”. Incluso Díaz Ayuso se desmarcó de Vox al asegurar que las cifras que difunde sobre el coste de los menores inmigrantes “no son ciertas”. Monasterio dejó claro que si el PP necesita sus votos “para frenar a la izquierda” los tendrá. Y reivindicó el voto a Vox como un voto seguro. Seguro para Ayuso.
Pablo Iglesias, muchos datos y ningún choque con la izquierda. Ninguna alusión a Mónica García. Y muy pocas a Ángel Gabilondo, que dejó descolocado a Pablo Iglesias cuando, en el tramo final del debate, le pidió su apoyo para salir investido presidente, pero dejando entrever que no cuenta con él para formar Gobierno. “No podemos hacer lo mismo que la derecha si queremos ganar a la derecha”, reprochó Iglesias al candidato socialista en un momento de su discurso. Consciente, sin embargo, de que las peleas entre la izquierda desmovilizan a su potencial votante, el aspirante de Unidas Podemos centró sus críticas en la gestión de Ayuso.
En cada intervención, el exvicepresidente trató de exponer los datos que sustentaban sus argumentos (en sanidad, vivienda o fiscalidad) pero en varias ocasiones las interrupciones de las candidatas de PP y Vox diluyeron su discurso. “Lo que ustedes defienden no tiene cabida en la democracia. Han amenazado con deportar a un ciudadano negro por ir en nuestra lista”, espetó Iglesias a Rocío Monasterio. Al final, tan solo una pincelada sobre la regulación del precio de los alquileres o la inversión en cultura.
Con información de José Marcos, Juan José Mateo, Elsa García de Blas, Manuel Viejo, Miguel González y Paula Chouza
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