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ELECCIONES COMUNIDAD DE MADRID
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Pablo Iglesias, metabolismo acelerado

Arde con la pasión de una cerilla, también con su fulgor, o con el ímpetu de los fuegos artificiales

Cartel electoral de Unidas Podemos. En el vídeo, Pablo Iglesias, visto por Juan José Millás.Vídeo: VÍCTOR SAINZ / EPV
Juan José Millás

Hay una dieta para adelgazar, conocida como la del “metabolismo acelerado”, consistente en reducir el tiempo por el que los alimentos se transforman en energía. Ignoramos si el fundador de Podemos la conoce. En todo caso, la practica. Él mismo es un hombre de combustión rápida. Arde con la pasión de una cerilla, también con su fulgor, o con el ímpetu de los fuegos artificiales. De este modo ha logrado que Podemos, que nació con sobrepeso, haya perdido kilos a un ritmo que ningún dietista aconsejaría. Recuerden que nació ayer, como el que dice, en 2014 para ser exactos, y que aún no había dado sus primeros pasos cuando sacó, en las elecciones europeas del mismo año, cinco diputados. Aún no había finalizado 2014 cuando las encuestas lo señalaban como el número uno en intención directa de voto. Los programas de televisión en los que aparecía Iglesias gozaban de niveles de audiencia extraordinarios y la militancia crecía como la espuma.

Todo deprisa, muy deprisa, como una deflagración alimentada por los ideales del 15-M, cuyos contenidos emocionales hallaron en el nuevo partido su prolongación institucional. No hubo entonces endocrinólogo político capaz de advertir que aquel metabolismo acelerado que propició su crecimiento sería el que poco después le llevaría a la pérdida patológica de peso que padece en la actualidad. Una vez consumida la grasa, comenzó la pérdida de la masa muscular representada por los padres y las madres fundadoras que dejaron a Iglesias en los huesos, aunque no por eso cesó de arder, de consumirse, de generar fuegos de artificio, chispazos de ingenio, destellos tácticos que lo mantenían en el candelero. El penúltimo de ellos, el de convertirse en vicepresidente de un Gobierno del PSOE presidido por un Pedro Sánchez que poco antes había afirmado que sería incapaz de dormir con semejante socio ocupando una cartera.

Sucedió que mientras Iglesias vicepresidía, la astuta Ayuso convocó elecciones en Madrid. Y sucedió a la vez que las encuestas auguraban a la formación de Iglesias quedarse fuera de la Asamblea al no alcanzar el 5% necesario. Y ahí es donde el líder volvió deflagrar abandonando aceleradamente el barco del Gobierno para salvar el de la Comunidad. De acuerdo con la última encuesta del CIS, sus electores prefieren, paradójicamente, a Mónica García. Para muchos analistas, consumido ya, y hasta las heces, el combustible con el que nació a la vida pública, este sería su final político. Tiempo al tiempo.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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