Martirio: “La censura se acabará porque no es de este siglo ni de este país”

Dice Martirio (Huelva, 69 años) que si fuera presidenta nos enseñaría por fin los ojos. Pero también, sobre todo, el corazón. La artista recorrió todos los caminos de la libertad desde que formara parte del grupo Jarcha en la Transición y renovara el flamenco y la canción popular con talento y peineta. Sabe que recortar la libertad a un país que ha aprendido a disfrutar de ella es ridículo y propone su lista de deseos electorales con un toque flamenco.

Pregunta. Si usted fuera presidenta del Gobierno, ¿a qué palos flamencos se agarraría más?

Respuesta. A la soleá rematando por alegrías.

P. Por recordar sus discos, ¿diría que en esta campaña hay mucho corazón y poca cabeza o que están las cosas a flor de piel?

R. A flor de piel, un poco áspera.

P. Si seguimos con su discografía parece usted visionaria. Sea el Gobierno que sea, van a tener que quedar acoplados…

R. Desde luego tiene que haber pactos y espero que los hagan con honestidad, inteligencia y conocimiento de la responsabilidad que ostentan. Teniendo más en cuenta al pueblo que les vota que cualquier personalismo.

P. Con Chavela hizo usted De un mundo raro… ¿Era este?

R. Sin duda el mundo está muy raro, hay que mirar mucho para dentro para poder sobrevivir íntegros fuera, con la que está cayendo.

P. Si usted fuera presidenta, ¿nos enseñaría por fin los ojos?

R. Los ojos y el corazón. En los que nos representan, necesitamos ver caras que transmitan verdad, esperanza, sensibilidad, conocimiento, capacidad de diálogo, educación, solidaridad, comprensión, libertad, apertura, asertividad, lealtad con los ciudadanos y ciudadanas. Una cara que te la creas, que sea como parece. Cuanto más de verdad sea un presidente o presidenta, más se reflejará en la verdad del pueblo a todos los niveles.

P. Qué bien le quedarían su abanico y sus peinetas a Yolanda Díaz, ¿la ve?

R. Ella es estilosa, la luciría a su forma.

P. El zapateao entrecortado que se marcaron en el debate Feijóo y Sánchez, ¿fue para tirarles tomates?

R. Echo de menos que se hable más de lo conseguido en estos años en muchas instancias y de lo que la gente se ha beneficiado socialmente, con muchas cosas más por supuesto que arreglar y conseguir por las que seguir trabajando. Y por supuesto, que la confrontación venga más por las propuestas claras de lo que realmente va a hacer cada partido.

P. Ha vuelto la censura, ¿habrá que seguir provocando?

R. La censura se acabará porque no es de este siglo ni de este país. La provocación forma parte importante del arte y sus consecuencias. Siempre es una respuesta a una opresión.

P. Usted que ha ido a la raíz de todas las músicas de España, ¿a qué le suena ahora su país?

R. A pasodoble.

P. Las sevillanas de los bloques canta usted. ¿Cuál es más pétreo y cuál más inconsistente?

R. Más que pétreo diría consistentes. Para mí son los partidos que se acercan más —y más que hay que acercarse—, a la libertad, a los problemas sociales, a la realidad apremiante del cambio climático, a la defensa de los derechos adquiridos, a una economía trazada con cabeza y responsabilidad, a exigir la honestidad y perseguir todo tipo de fraude. A dar alegría y oportunidades a la gente. También educación con ejemplo, estar al tanto de los cambios sociales que provocan las nuevas tecnologías y actuar, hasta controlar algunos efectos de las nuevas formas de inteligencia artificial. Alimentar la cultura y su necesidad para el ser humano, seguir consiguiendo derechos en la defensa de las mujeres y los colectivos que los necesitan, tantas cosas… Y el bloque más inconsistente, para mí, es el que, aunque se empeñe, no va a tener al pueblo consigo.

P. Usted que arrasó a partir de los setenta, aquello fue la conquista de la libertad, ¿hará falta una reconquista?

R. Espero de corazón que no vayamos a perder ni un ápice de las libertades conseguidas. El Cid no tiene cabida en estos tiempos.

P. ¿Tanto ha fallado la izquierda en la cultura que por eso es lo que más desea okupar la ultraderecha?

R. La cultura no se okupa, se consigue con la formación en las casas, la importancia del respeto al otro, mezclarse, conocer, promover la necesidad vital de la misma junto a la educación pública y la mediática con conciencia de valores para el ser humano. Con eso que llamamos libertad de expresión…

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