Gioconda Belli, escritora: “Cuando se puede votar y no se hace, se enferma la democracia”
La gran poeta nicaragüense, que sabe lo que es la censura y la tiranía, alienta a no quedarse en casa el día de las elecciones
Sabe lo que es la tiranía, la censura y no poder votar. Gioconda Belli (Managua, 74 años) tuvo que salir de Nicaragua, perseguida por el régimen de Daniel Ortega. La poeta y novelista tiene un radar desarrollado para detectar cualquier forma de autoritarismo y sabe que votar en un país libre es un derecho que si no se ejerce puede hacer enfermar la democracia. Lo disfrutará en las próximas elecciones como ciudadana española después de haber escrutado poéticamente a los candidatos.
Pregunta. A usted que le han arrebatado su casa, su nacionalidad y expulsado al exilio. ¿Sabría reconocer en España a políticos que pueden llegar a lo mismo?
Respuesta. Los que apuestan a la descalificación y satanizan a sus rivales, los que rehúsan dialogar y censuran, los que quieren imponer criterios de moralidad denigrando a los que no están de acuerdo, los que niegan la dignidad y azuzan el odio, todos esos son capaces de usar el poder para socavar la democracia que tanto le ha costado a España. Me dan miedo.
P. Si fuera presidenta del Gobierno, ¿regularía en verso?
R. Me encantaría usar el poema de Thiago de Mello Los Estatutos del Hombre como filosofía. El artículo 7 dice: “Por decreto irrevocable queda establecido el reinado permanente de la justicia y de la claridad. Y la alegría será una bandera generosa para siempre enarbolada en el alma del pueblo”.
P. ¿Es España El país de las mujeres, como reza el título de su libro? ¿Si es así, qué le sobra o que le falta?
R. Falta una mujer presidenta, clases de maternidad para niños y niñas en las escuelas que los preparen para ser padres y madres, una responsabilidad para la que nadie nos educa, falta erradicar la violencia contra las mujeres, falta que los hombres aprendan una masculinidad que deje florecer la verdadera igualdad.
P. “A pesar de las lágrimas tragadas estamos en la alegría de construir lo nuevo”, escribe usted. ¿Dónde echamos lo viejo?
R. Lo viejo se guarda en la memoria; es la experiencia que enseña lo que no se debe repetir, hay mucho de bueno en lo viejo y hay que usarlo.
P. “Nadie puede predecir el pasado”, dice en su poema Abandonados… Pues anda que el futuro…
R. A menudo permitimos que se materialice ante nosotros el futuro que tememos. Lo negamos, cerramos los ojos. Los pasados cambian según sea el que los relate, siempre están cambiando, sobre todo el pasado reciente.
P. ¿Es Pedro Sánchez un endecasílabo?
R. Le contesto con Lope de Vega… “No hallar fuera del bien centro y reposo / Mostrarse alegre, triste, humilde, altivo / Enojado, valiente, fugitivo / Satisfecho, ofendido, receloso…”.
P. ¿Y si Feijóo fuera un soneto?
R. Este de Garcilaso me hizo pensar en la relación de Feijoó con Vox: “Como la tierna madre, que el doliente / hijo le está con lágrimas pidiendo / alguna cosa, de la cual comiendo / sabe que ha de doblarse el mal que siente…”.
P. A Yolanda Díaz, ¿la ve tan verso libre como fue Montero en el anterior Gobierno?
R. No, Yolanda Díaz es como la Pastora Marcela en Don Quijote. Sabe lo que quiere y no se doblega
P. Vox y los Abascales han empezado ya a censurar a saco, ¿le suena?
R. Me suena tan alto como suenan las alarmas de incendio. La censura niega la sabiduría de los otros, se arroga el control del pensamiento. Es antidemocrática.
P. Usted que viene de un país donde no se vota, ¿qué le diría a un abstencionista?
R. Cuando se pierde la opción de votar empieza la tiranía; cuando se puede votar y no se hace, se enferma la democracia. Las democracias actuales necesitan oxígeno; los votos son ese oxígeno que urge. Creo que en estas elecciones votar es crucial.
P. Si fuera presidenta del Gobierno, ¿cómo conjugaría la sensualidad de su obra con el protocolo?
R. Le pondría ritmo de adivinanza y ambiente de Las mil y una noches.
P. Querida Gioconda: ¿cree que la mirada de Mona Lisa nos está advirtiendo algo?
R. La Mona Lisa es la Gioconda, que viene del italiano giocare, jugar… En fin, creo que advierte que España debe tomarse en serio el ahora, para que pueda sonreír después.
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