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Feijóo esconde en Europa sus pactos con Vox

El líder de los populares obvia decenas de acuerdos con los ultras y asegura al PP europeo que ha apoyado a más alcaldes socialistas

Alberto Núñez Feijóo, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, este jueves en Bruselas. Tras ellos, el líder del PPE, Manfred Weber.Foto: DAVID MUDARRA (PP) (EUROPA PRESS) | Vídeo: EFE
Xosé Hermida

La digestión de los pactos con otras fuerzas políticas para un partido acostumbrado a décadas de gobierno en solitario es un proceso complejo y a menudo doloroso, como puede atestiguar el PSOE. Ahora le ha correspondido el turno al PP, en un momento especialmente delicado, una campaña electoral que debe decidir quién manda en España en los próximos cuatro años y además con unos socios que sostienen que el mundo está amenazado por una conjunción de plutócratas, marxistas, feministas y homosexuales. Los populares llevan dos semanas sufriendo cólicos por el trance y buscan alivios donde pueden. Negar la evidencia es uno de los más socorridos. El propio Alberto Núñez Feijóo lo ensayó este jueves en Bruselas ante la plana mayor del Partido Popular Europeo (PPE), al que trató de convencer de que ha dado más apoyos al PSOE que acuerdos ha suscrito con Vox tras el 28-M.

Hubo un tiempo en que la mayoría del centroderecha europeo abominaba de los partidos situados en el extremo de su flanco e incluso promovía contra ellos lo que se llamó cordones sanitarios. Todo eso ha saltado casi completamente por los aires, al tiempo que la marea ultra se va extendiendo por el continente y accediendo a gobiernos. El mismo líder del PPE, el socialcristiano bávaro Manfred Weber, abandera el acercamiento a los que hasta ahora eran marginados del sistema.

A pesar de esta nueva tendencia, Feijóo acudió este jueves a Bruselas para asistir a una cumbre del PPE dispuesto a convencer a sus correligionarios de que sus pactos con la extrema derecha deben de ser algo así como una leyenda urbana. Feijóo habló en una reunión a puerta cerrada con sus colegas europeos y luego explicó a los periodistas lo que había contado allí. Lo relató así: “Nadie me ha preguntado, pero yo les he informado en una intervención de unos 10-15 minutos de cómo estaban las cosas. Les he dicho que hemos apoyado más veces al Partido Socialista que pactos de gobierno tenemos con Vox. Hemos apoyado al PSOE en la Alcaldía de la capital vasca, en la Alcaldía de la capital catalana y en la Diputación Foral de Gipuzkoa. A cambio de nada. Y en este momento estamos con un acuerdo de gobierno en Valencia con presencia de Vox y otro acuerdo de gobierno en Baleares sin presencia de Vox”. El candidato popular lo remachó dirigiéndose al periodista que le había preguntado por el tema: “Si usted hace la suma, verá que hay más apoyos al PSOE que gobiernos con Vox”.

Efectivamente, los casos descritos por Feijóo suman 3-2 a favor de sus apoyos al PSOE. Cierto, si no fuera porque el presidente del PP se entregó al más puro malabarismo para maquillar ante sus correligionarios lo que realmente ha sucedido en España desde las elecciones municipales y autonómicas. El líder del PP cogió los casos de tres instituciones locales y los comparó con cómo está el mapa de pactos que todavía se negocia en las comunidades autónomas. Y pasó por alto que PP y Vox han suscrito también acuerdos de gobierno en otras 140 administraciones locales, entre ellas algunos municipios tan importantes como Valladolid, Toledo, Burgos, Elche, Huelva, Orihuela o Talavera de la Reina, y en el caso balear, citado por él mismo, los consells insulares de Mallorca y Menorca.

En sus comparecencias públicas de las dos últimas semanas, el líder del PP trata de minimizar sus acuerdos con la extrema derecha, echando por delante esos tres casos en que su partido apoyó al PSOE. En Vitoria y en la Diputación Foral de Gipuzkoa, EH Bildu fue la formación más votada, por lo que se habría hecho con los respectivos gobiernos si los populares no hubiesen dado su apoyo a los acuerdos previamente sellados entre los socialistas y el PNV para cerrar el paso a la izquierda abertzale. En Barcelona los populares tenían en su mano decidir si la alcaldía recaía en el independentismo de Junts o en el PSC.

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A despecho de las otras decenas de pactos con Vox, a Feijóo le sirven estos tres ejemplos para proclamar, como hizo este jueves en Bruselas, que el PP “es un partido previsible” y que tiene como objetivo “superar los bloques y las trincheras”. “Somos un partido de Estado, lo vamos a seguir siendo y lo estamos demostrando con los pactos poselectorales”, subrayó el dirigente popular, al tiempo que lamentaba que nadie le haya “dado las gracias” por la actitud de su formación en los tres casos apuntados. Mientras desgranaba esos argumentos, Feijóo urgía a la líder de su partido en Extremadura, María Guardiola, a llegar a un acuerdo con Vox.

Una de las incomodidades de los pactos es que no se pueden controlar las actitudes del aliado y estas acaban salpicando a la otra parte. Al PSOE le reventó la campaña del 28-M que EH Bildu incluyese en sus listas a etarras con delitos de sangre. Estos días es el PP quien tiene que sobrellevar el show organizado por Vox contra las celebraciones del Orgullo LGTBI. El festival de declaraciones incendiarias no tiene fin. Los ejemplos más recientes: el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, define la bandera del movimiento como un “trapo arcoíris que une a la plutocracia internacional con la izquierda más sectaria”; en Extremadura, donde PP y Vox negocian el Gobierno autónomo, un concejal ultra de Mérida equipara la enseña arcoíris a la “bandera de los pedófilos”; en dos pueblos de Granada ese partido pide a la Guardia Civil que la retire de las respectivas casas consistoriales… Todo eso al tiempo que el PP muestra su adhesión a las reivindicaciones LGTBI.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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