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Lluís Puig, exconsejero de la Generalitat: “No puedo visualizar el retorno a Cataluña”

Tras marcharse con Puigdemont a Bélgica para evitar ser juzgado por el 1-O, Lluís Puig ultimaba su regreso a Cataluña pero es uno de los afectados por el fallo del Supremo

Lluís Puig i Gordi, diputado de Junts, en una imagen captada durante la entrevista, por videoconferencia.
Lluís Puig i Gordi, diputado de Junts, en una imagen captada durante la entrevista, por videoconferencia.
Marc Rovira

Lluís Puig i Gordi (Terrassa, 64 años) es uno de los afectados por el giro que ha dado el Tribunal Supremo al despliegue de la Ley de Amnistía. Quien fue consejero de Cultura en el Govern de Carles Puigdemont revela que ha sentido como un mazazo la reciente resolución judicial que no considera amnistiable el delito de malversación en la causa del procés. “No soy de talante pesimista, pero me ha costado digerirlo”, señala en una entrevista por videoconferencia que también atiende, sin intervenir en ningún momento, su abogado, el exconsejero de Interior de la Generalitat Miquel Sàmper.

Pregunta. ¿La decisión del Tribunal Supremo es un revés especialmente duro porque llega cuando ya se veía de vuelta?

Respuesta. Claro que fue un golpe duro. Llevamos seis años y ocho meses fuera de casa y estábamos en una cuenta atrás. ¿Qué haré?, ¿qué me llevaré?, ¿cuándo viajaré? Aunque nos obligamos a vivir el día a día, el cerebro no para de hacer proyecciones. Me lo notificaron, el día que cumplíamos 42 años de casados, con mi mujer. Habíamos asumido que la ley se iba a aplicar, con independencia de si los jueces están de acuerdo o no. Puedo entender que para los jueces que dictaron una sentencia de la causa del 1 de octubre del 2017 aplicar una amnistía es como decirles que en su momento no hicieron bien su trabajo. Pero es que no hay margen para la interpretación.

P. ¿La posibilidad de ponerse a disposición de la justicia se le ha pasado por la cabeza?

R. Con tanto tiempo, por la cabeza te pasan todas las situaciones posibles, desde que venga la policía a tu casa y se te lleve detenido hasta que tengas que pasarte tres o cuatro años en prisión preventiva. A mí me demandan por 200.000 euros que nunca se pagaron y por haber sido conseller de Cultura durante cuatro meses.

P. Es diputado de Junts per Catalunya, el partido que precisamente demoró la aprobación de la ley de amnistía para “blindarla”. ¿Eso le hace más incomprensible la decisión del Supremo?

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R. No voy a entrar a valorar si era mejor la ley del 30 de enero o la que se aprobó más tarde. Entiendo que se introdujeron las medidas que se consideraban oportunas. Creo que si se hubiera aprobado la ley con el texto del 30 de enero ahora estaríamos igual. Sí que he tenido cierta alegría en un sentido: se nos acusó de que tocábamos la amnistía para que nos beneficiase a nosotros [los políticos de Junts con causas pendientes], y ahora se ve que tal vez vamos a ser los últimos en poder volver. En este sentido, eso me da tranquilidad.

P. Usted abandonó Cataluña junto a Carles Puigdemont, han mantenido un vínculo constante y plantearon un regreso conjunto. ¿Tiene la sensación de que eso lo ha perjudicado judicialmente?

R. Creo que no, porque lo que se pedía para mí en el primer auto judicial es lo mismo que me siguen pidiendo ahora. El retorno ideal hubiera sido nosotros tres [Puig, Puigdemont y Toni Comín], pero también con Marta Rovira, Ruben Wagensberg, Josep Campmajó, Oleguer Serra y Jesús Rodríguez. Un regreso que supusiera el carpetazo de los expedientes Tsunami Democràtic, Voloh y 1 de octubre. Hubiera sido un día bonito.

P. ¿Cómo lo visualiza ahora?

Ahora no puedo visualizar el retorno a Cataluña, no ponernos fecha de regreso ayuda a no tener angustia. Vamos a presentar recurso al Supremo, con pocas esperanzas, pero es el paso previo necesario para poder acudir al Tribunal Constitucional.

P. ¿Cómo ha sido su vida en los últimos seis años?

R. Tuve la suerte de que, al poco de estar en Bruselas, el departamento de Cultura de la Generalitat me encargó un proyecto relacionado con la internacionalización de la cultura catalana. Me tuvo ocupado durante dos o tres años, la vida profesional te ocupa el cerebro. Luego lo dejé por incompatibilidad al entrar de diputado en el Parlament, tras las elecciones de 2021. Y ahora sigo igual. A finales de mes se tiene que aprobar la reforma del reglamento que permite a los diputados votar telemáticamente. Me sentiré artífice de esa reforma, que sé que molesta especialmente a PP, Ciudadanos y Vox. El exilio ha servido para poner al día el reglamento del Parlament.

P. Todo aquello que impulsó en 2017 el Govern que usted integraba, cree que mereció la pena?

R. Sí, pero ahora veo lo complicado que es lograrlo. Tal vez entonces yo era más ingenuo e inocente y pensaba que habría la posibilidad de sentar a los políticos en una mesa y hacer política. Yo fui de los que el 26 de octubre de 2017 aconsejaron a Puigdemont convocar elecciones autonómicas y explicar en la campaña las dificultades de la aplicación de la República.

P. Carles Puigdemont mantiene que se ve con posibilidades de ser investido president. Usted es diputado de Junts, ¿cree que esa opción es posible?

R. A día de hoy es posible, claro. Yo vi como daba buenos resultados la discreción con la que se negoció la investidura de Pedro Sánchez, no veo motivos para pensar que esto ahora vaya a salir de manera distinta. Pero no voy a hacer una quiniela porque todas las opciones son posibles: Puigdemont president, Illa president o repetir elecciones.

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