Camarles, en el corazón del desencanto independentista de Cataluña: “Para hacer la independencia no se pacta en Madrid”
La caída electoral de los partidos secesionistas en este pueblo de Tarragona triplica el global de la comunidad. Los votantes claman contra los pactos con el PSOE y la desunión entre ERC y Junts
“A ver, ¿cuántos de vosotros fuisteis a votar el domingo?”. Àngels, la camarera del bar Soterrani de Camarles (Tarragona), lanza la pregunta al aire a la hora de desayunar. Son las nueve y media de la mañana del jueves, y entre trabajadores y clientes hay ocho personas en el interior del local. Ninguno levanta la mano. “¿Lo ves?”, plantea la empleada. “En el pueblo la gente está muy desencantada con los partidos independentistas por todo lo que ha pasado”, añade. “¿Para qué ir otra vez?”.
Camarles convive con la frustración y el desinterés. Es el municipio con un censo mayor de 2.000 electores donde más ha caído el apoyo a los partidos independentistas en Cataluña. Del 72,4% de 2021 ha pasado al 58,5% en tres años. Casi 14 puntos menos. La caída triplica el global de Cataluña (4,86 puntos menos) y ejemplifica el cambio de color de la provincia de Tarragona. Esquerra ganó en 2021 y ahora es tercera tras la victoria del PSC, seguida de Junts. El descalabro republicano es especialmente llamativo en las Terres de l’Ebre. De ganar en las seis comarcas más sureñas de Cataluña (Baix Camp, Priorat, Ribera d’Ebre, Terra Alta, Baix Ebre y Montisà), a ninguna. Junts lideró el recuento en cuatro de ellas y los socialistas en dos.
¿Qué ha pasado en Camarles para que el independentismo se desplome y los partidos constitucionalistas pasen del 21% al 40% de los apoyos? “La gente ya no quiere más lío”, responde Lluís desde la barra del bar. Lee un periódico y admite que existe un cansancio colectivo. Un desapego. “Yo soy independentista, pero llevamos mucho tiempo igual y no vamos a ninguna parte”, responde. “Te queda la sensación de que los políticos miran para ellos, discuten y al final ya no votas”. Su postura consigue la aprobación del resto de clientes, que asienten con la cabeza, y descubre que la abstención generalizada parece responder al desengaño: en Camarles votó el 47% del censo.
La desmovilización del electorado independentista es uno de los motivos esgrimidos desde los despachos de Esquerra para entender los últimos fracasos electorales. Del millón de papeletas (un 24% de apoyo) que obtuvo el partido en las elecciones generales de abril de 2019 pasó a los 427.135 (13%) el pasado domingo tras cuatro votaciones consecutivas (entre generales y autonómicas) perdiendo papeletas. “Ha habido una falta de sintonía entre lo que creemos que está bien hecho y la valoración de la ciudadanía”, admitió el jueves el aún presidente de ERC, Oriol Junqueras, en su comparecencia para explicar su futura dimisión tras las europeas.
No parece ser el único motivo. Un paseo por Camarles aflora más razones. “Para hacer la independencia no se pacta con Madrid”, razona Andreu, de 50 años, cliente del bar Lo Centro. Acusa a los partidos de haberse “adaptado a las necesidades del Gobierno central” y explica que el domingo votó a Junts, aunque antes “votaba a ERC”. Los pactos de los republicanos con los socialistas (acordaron los indultos, la ley de amnistía y han sido socios del PSOE en el Congreso desde 2021) fueron una línea roja que un partido independentista no tenía que haber cruzado, plantea el hombre. Detrás de la barra, Flora Gayà, que regenta el local, acepta parte de los razonamientos. “Yo era militante de ERC, pero me di de baja tras los pactos con el PSOE y no he ido a votar”, comparte. “Quedé tan desencantada con aquello que me quedó una herida que mantengo”.
Ante el retroceso independentista, Andreu avisa de que las fuerzas independentistas fluctuarán: “El apoyo a ERC y Junts bajará más; pero crecerá Aliança Catalana”, anticipa. El partido de Sílvia Orriols consiguió en Camarles más votos que la CUP (un 4,35%, más que la media en Cataluña; frente a un 3,11% de los antisistema) en su primera participación en unas autonómicas. Su discurso populista e islamófobo no parece incomodar a Andreu ni a otros vecinos consultados que observan su eclosión como una salida de emergencia. En un pueblo con una renta familiar disponible per cápita de 14.400 euros por habitantes (un 22% por debajo de la media de Cataluña), el discurso ultra se filtra con más facilidad. “Nosotros no paramos de trabajar y los que llegan de fuera se quedan con todas las ayudas”, denuncia Andreu sin ofrecer datos que sustenten su tesis. “Y Aliança quiere la independencia de verdad”, añade.
El resultado del independentismo en Cataluña ha llevado a ERC y la CUP al diván. Los antisistema tienen pendiente culminar el llamado Procés Garbí, la fase de refundación para definir las estrategias de futuro del partido que deberán aprobarse en una asamblea nacional; mientras que los republicanos elegirán una nueva cúpula en un congreso extraordinario el próximo 30 de noviembre tras las traumáticas salidas del president Pere Aragonès y de Marta Rovira, secretaria general.
Carles Puigdemont parece ser el único dirigente independentista que ha superado con éxito los comicios catalanes, pero haber conseguido tres escaños más en comparación a 2021 puede parecer poca cosa para determinados sectores por el impacto que generó su regreso a la primera línea política.
El discurso personalista del candidato de Junts fue el motivo por el cual Montse votó esta vez al PSC. Cruza la calle 20 (las vías llevan nombre de número y no de personas en este pueblo) y viene a ver a una amiga. Vive en l’Aldea, a 10 minutos en coche, y el domingo se decantó por Salvador Illa. “La última vez voté por Aragonès”, dice. “Yo quizás votaría que sí a la independencia, pero se han peleado tanto [por Junts y ERC] que necesitamos un poco de tranquilidad. Y como yo hay muchos que han vuelto a votar a los socialistas, aunque no te lo dirán”, expresa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.