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El voto por correo en las elecciones catalanas ya dobla al emitido en 2017

Las oficinas de Correos registran largas colas para realizar el trámite, ralentizado este lunes por una avería de Telefónica

Ciudadanos formando cola, este lunes, ante una oficina de Correos en el Eixample, en Barcelona. / MASSIMILIANO MINOCRI
Ciudadanos formando cola, este lunes, ante una oficina de Correos en el Eixample, en Barcelona. / MASSIMILIANO MINOCRIMASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)
Àngels Piñol

Los hermanos Cori y Enric, de 57 y 55 años, estaban ayer haciendo cola ante la oficina de Correos de la Avenida de Roma, en Barcelona, para completar el voto por correo. Dicen que han optado por este sistema por respeto a la Covid-19 y recalcan que no entienden por qué el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) los jueces han impuesto el 14-F cuando todos los partidos y la comunidad científica querían aplazarlo. “Si los jueces están tan seguros de que no pasa nada ¿Por qué no van ellos a las mesas electorales?”, se pregunta Enric, que vive hoy su primer día de paro después de que la empresa eléctrica en la que trabajaba haya sufrido la crisis. Cori, ex empleada de una farmacéutica, se acaba de prejubilar.

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La Covid ha cambiado muchas vidas de arriba abajo y los dos hermanos admiten que también es verdad que este lunes por la mañana tenían tiempo para ir a Correos porque ya no trabajan. Como Martina, de 29 años, también en la cola, empleada de una cadena de restaurantes y en ERTE desde mayo. O Mercé, de 74 años, que lo hace por “comodidad” y para “estar más tranquila” y no porque dude de las medidas que tome el Govern. No oculta su enfado por la convocatoria electoral y apunta que “evidentemente” era partidaria de aplazar las elecciones. “No lo entiendo. Pero cada vez entiendo menos cosas”, alega. El voto por correo va como un cohete: el plazo se ha ampliado hasta el día 5 y ya han votado así 155.867 personas frente a las 65.339 en las elecciones de 2017, según el Departamento de Acción Exterior. El aumento, hasta ayer, es del 139%.

Con las medidas de limitación del aforo, los aledaños de las oficinas de Correos muestran ahora insólitas y largas colas en las aceras al mantener los usuarios una prudente distancia de metro y medio. Y este lunes han sido más largas de lo habitual al sufrir Telefónica una avería que ha afectado al sistema informático de Correos. Los funcionarios han tenido que registrar durante cuatro horas los datos a mano y no el ordenador. Al menos en la oficina del Eixample, por cada persona han estado 20 minutos y muchos electores han hecho más de una hora de cola. No así en el edificio central de Correos de Barcelona, casi vacío por la avería. “Todos vamos más estresados”, explica un trabajador. Las impresoras no funcionaron y los carteros no han podido entregar papeletas.

Correos, que abrirá sus oficinas por la tarde, ha reforzado este lunes su plantilla con otras 500 personas, que se suman al millar ya contratado para el 14-F. Tras pedir el voto por correo —un 37% lo ha hecho vía digital—, el cartero acude al domicilio del ciudadano con las papeletas de todos los partidos, el sobre y el certificado censal. El elector puede entregarle el sobre con el voto dirigido a la mesa o bien ir a Correos como hicieron Enric y Cori. “Nuestra cartera iba muy cargada y no quisimos hacerla esperar”, dijeron. Correos asegura que sus empleados disponen de mascarillas FPPs, gel y guantes pero ya hay quejas de sindicatos como la CGT que alerta de que se está poniendo la salud de los trabajadores y de los ciudadanos porque los sobres carecen del sistema de “autocierre” y se están enviando a las mesas sobres con restos de saliva de los electores.

Un récord absoluto en unas elecciones

Ismael Peña-López, responsable de la logística del 14-F, ha difundido un mensaje en la red en el que sostiene que hasta ayer por la noche se registraron 183.084 votos por correo lo que supone un récord absoluto en unas elecciones, que hasta ahora ostentaba con 170.000 votos las elecciones generales de 2016. Su pronóstico es que acabe doblando en unas elecciones al Parlament, en 2015, cuando se alcanzaron los 107.421 votos. El plazo expira a las 14.00 horas del viernes.

El Departamento de Acción Exterior, responsable de la logística del 14-F, ha optado por colegios electorales más amplios para evitar aglomeraciones y que estén mejor ventilados; las secciones electorales se han fragmentado; las colas se harán en el exterior y se votará por franjas horarias en función de si se es grupo de riesgo. Los miembros de las mesas electorales tendrán mascarillas, batas y guantes para atender a las personas que voten a la última hora, que son las afectadas por covid. Pese a todo ello, queda en el aire siempre la misma queja de una ciudadanía que no entiende que haya tantas restricciones en Cataluña pero que eso no afecte a la convocatoria electoral.

“No me parece correcto que se hagan las elecciones. Si no podemos hacer absolutamente nada no sé por qué si qué podemos votar”, decía molesta Martina, que acompañó a su abuela Maria Teresa, de 90 años, que aguarda sentada en un banco, a tramitar el voto. Al final, ha recogido el impreso que le ha dado una funcionaria y se ha apuntado al voto por correo casi como protesta simbólica. Y esta duda final que planteaba una cartera, apostada ante su furgoneta en un chaflán: “Nosotros iremos a recoger las sacas con los votos. Será entrar y salir y ya está. Pero la gente de las mesas se pasará muchas horas ahí”.

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