El independentismo difiere sobre qué hacer si logra el 50% del voto
Los socialistas piden votar por correo para intentar frenar la abstención en medio de la pandemia
Más allá de si ERC, el PSC o Junts ganan las elecciones catalanas, la posibilidad de que el independentismo rompa la barrera del 50% de votos (como dibujan varias encuestas, salvo el CIS) plantea oportunidades y problemas. No solo para los partidos constitucionalistas, sino también para los partidarios de la secesión. Junts, ERC, PDeCAT y la CUP difieren sobre el alcance de ese resultado. Este hito dependerá de la participación y la movilización en unos comicios muy condicionados por la pandemia. Los socialistas se lanzaron este sábado a promover el voto por correo para vencer el fantasma de la abstención.
La candidata de Junts, Laura Borràs, dijo el sábado, en un acto en Barcelona, que reactivará la declaración unilateral de independencia (DUI) que el expresidente Carles Puigdemont congeló en 2017 si gana el próximo 14-F y el voto a formaciones separatistas supera la mitad del total. “Será necesario que todos los actores del independentismo hagan los preparativos necesarios para hacerla efectiva y deben culminar con la activación de la declaración de independencia”, dijo la candidata, acompañada por los líderes del procés condenados y ahora en régimen de semilibertad Josep Rull, Jordi Turull, Quim Forn y Jordi Sànchez.
La DUI fue declarada ilegal por el Tribunal Constitucional en octubre de 2017, porque implicaba que el Parlament se arrogara atribuciones “inherentes a la soberanía” que no corresponden al orden institucional español. Reactivarla, por tanto, sería desafiar esa resolución.
La precampaña en Cataluña ya venía marcada por la divergencia sobre cómo interpretar la posibilidad, que reflejan las encuestas, de que el independentismo consiga más del 50% de los votos. La última, del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat, pronostica que los secesionistas lograrían el 50,8% de los sufragios. El CIS, sin embargo, bajaba las papeletas de apoyo a los independentistas hasta el 40% y le concedía el triunfo a Salvador Illa (PSC).
El secesionismo ha logrado tener una mayoría de escaños en el Parlament, pero en las diferentes elecciones no ha vencido en número de votos. En los pasados comicios autonómicos, en 2017, el respaldo nítidamente independentista obtuvo el 47,5%. El triunfo en votos y escaños no van de la mano porque el voto rural está sobrerrepresentado.
El plan de Junts si logran superar el umbral del 50%, explicó el sábado su candidata, pasa por ponerse en contacto con el presidenciable de ERC, Pere Aragonès, y Dolors Sabaté, la de la CUP, para proponerles el 15 de febrero formar un Govern “fuerte y unido”. La primera tarea en el nuevo Parlament, añadió, será “ratificar la vigencia de la declaración de soberanía de 2013, la declaración de inicio del proceso de independencia de Cataluña de 2015 y la declaración de independencia de 2017”.
Se trata de una propuesta que choca frontalmente con los postulados de Esquerra, que desde la respuesta del Estado contra el referéndum ilegal, la intervención del autogobierno en virtud del artículo 155 de la Constitución y el juicio y encarcelamiento de los líderes del procés decidió aparcar —no renunciar— las vías unilaterales. Su propuesta ahora es centrarse en que el independentismo gane masa crítica para eventualmente ser capaz de forzar al Gobierno a aceptar un referéndum pactado, que además ganaría aceptación internacional.
El expresident Carles Puigdemont aprovechó para ahondar este sábado precisamente en el cambio de paradigma de los republicanos y acusarlos implícitamente de abandonar el supuesto mandato pro secesión salido del referéndum ilegal. “Abandonad toda esperanza, los de un lado y los del otro, de que Junts abandone o renuncie a los aprendizajes de lo que representó el 1-O. Desconfiad de los que dicen esto”, dijo en el acto de Barcelona. La noche del viernes, Marta Rovira, la secretaria general de ERC huida en Bélgica, se refirió precisamente al cambio de estrategia como el resultado de “entender y digerir” lo que ocurrió en 2017.
ERC ve la vía unilateral como el último recurso, derivado de las negativas constantes del Estado. Y, para ponerlo en práctica, ve necesario un inmenso apoyo en las urnas y en las instituciones. El PDeCAT, por su parte, también considera el referéndum pactado como la única posibilidad. La CUP aboga, en cambio, por alcanzar así la independencia de Cataluña en 2030 tras un proceso de “articulación y transformación” político, donde incluye también a Valencia y las islas Baleares.
La lucha por el voto de Cs
El resultado del 50% de votos independentistas también depende mucho de la participación. De ahí que este sábado, desde Tarragona, el candidato del PSC, Salvador Illa, abogara por el voto por correo en un acto donde le arropó el presidente Pedro Sánchez. “Ha llegado el momento de votar a favor del cambio, no contra nadie. Votad por correo, de forma masiva, no esperéis más. Votad ya para empezar a cambiar la Cataluña que queremos. El cambio es posible”, pidió Illa. “El voto por correo ha sido en EE UU la palanca del cambio y puede serlo también en Cataluña”, enfatizó Sánchez.
Los socialistas saben que se juegan su buen resultado y la posibilidad del triunfo logrando arrebatarle los votos a Ciudadanos. De ahí que la elección de Tarragona para el aterrizaje de la caravana socialista no fuera nada gratuito. El partido de Inés Arrimadas fue el más votado en esta provincia y en la de Barcelona en las elecciones de 2017, en las que se impuso, pero según todos los sondeos sufrirá un importante retroceso el 14-F.
Un aliciente para captar esos votos fue precisamente el fichaje como número dos en las listas provinciales de Rubén Viñuales, que hasta diciembre era el portavoz de Ciutadans en el Ayuntamiento de Tarragona. Afiliado a ese partido desde 2012, en las elecciones municipales de 2015 fue el candidato obteniendo cuatro concejales. Un resultado que reeditó en 2019, por detrás de PSC y ERC, ambos con siete ediles. “La gente sabe que vengo de otro partido, y habíamos perdido la ilusión. Pensábamos que no había otra forma de hacer política que no fuera la confrontación. Y sí, existe. Esa forma es la del PSC y es Salvador Illa”, aseguró Viñales, encargado de abrir el mitin. “Siempre hemos dicho que el PSOE era un proyecto abierto, bienvenido Rubén”, le recibió Sánchez. “Bienvenido a nuestra casa”, apostilló Illa.
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