La dirección del PP rechaza gobernar con Vox, pero Mañueco no descarta nada
La dirección nacional quiere un pacto con los localistas y forzar a la extrema derecha a que se retrate en la investidura, mientras que el candidato popular deja abiertos todos los escenarios
Apenas han transcurrido unas horas de las elecciones en Castilla y León y ya se percibe un choque entre la dirección nacional del PP y Alfonso Fernández Mañueco por la gobernabilidad. Génova ha dejado claros sus límites: no quiere un Gobierno de coalición con Vox, sino que apuesta por que Mañueco busque un pacto con las candidaturas localistas (que tienen siete procuradores) y luego exija al partido de Santiago Abascal que se abstenga en la investidura. “Los Gobiernos de coalición no han traído más estabilidad y prosperidad a España, sino todo lo contrario”, ha defendido Teodoro García Egea, secretario general del PP. Sin embargo, el candidato del PP a la Junta no descarta nada, ni siquiera un Gobierno de coalición con Vox, como ha expresado esta mañana al tiempo que ha reivindicado su autonomía para decidir los pactos.
García Egea y Mañueco han concedido distintas entrevistas este lunes por la mañana, en las que se ha visto con claridad que no tienen la misma idea sobre cuál debe ser la fórmula para lograr la investidura. Mientras el secretario general del PP cargaba contra los Gobiernos de coalición, el candidato regional del PP dejaba todos los escenarios abiertos. “Las experiencias de los Gobiernos de coalición no están siendo satisfactorias”, ha expresado el número dos del PP, preguntado por un Ejecutivo con Vox. El aspirante popular a la reelección no tiene esa tesis: “No descarto nada. Yo lo dije bien claro: no hay líneas rojas, tenemos que hablar de programa”.
La dirección nacional del PP quiere evitar a toda costa un Gobierno de coalición con Vox en Castilla y León para proteger las expectativas de Juan Manuel Moreno Bonilla de revalidar la Junta de Andalucía y para no dar una baza a la izquierda contra el PP. Moreno Bonilla es el próximo en examinarse en un territorio históricamente de centroizquierda, y en el partido conservador saben que la entrada de la extrema derecha en sus Gobiernos podría movilizar allí a los progresistas ante la perspectiva de un escenario similar. “Quien quiere un Gobierno de coalición con Vox es el PSOE, pensando en Andalucía”, decían anoche fuentes de la dirección en la sede del PP. Por eso, el plan de la cúpula para Castilla y León es que Mañueco, que tiene 31 procuradores, logre el apoyo de Soria Ya! (3 procuradores), Unión del Pueblo Leonés (3) y Por Ávila (1) y con eso se presente a la investidura para pedirle a Vox (13) que le deje gobernar. “Cada uno tendrá que explicar el sentido de su voto llegado el momento”, ha afirmado García Egea.
Vox avisa a Mañueco: “No vamos a regalar nuestros votos”
Pero esta vía presenta dos problemas. El primero es que Vox ha dejado claro que quiere entrar en el Gobierno de Mañueco. Este lunes, el candidato de la extrema derecha ha vuelto a insistir en que su partido entiende que el mandato de las urnas exige gobernar. “Quiero decir de manera rotunda que el resultado de las elecciones lo que nos dice es que tenemos el derecho y el deber de integrar el próximo Gobierno de Castilla y León”, ha manifestado Juan García-Gallardo. “Si alguien quería que el PP gobernara en solitario o que le regaláramos los votos al PP, que hubieran votado al PP, pero nosotros hicimos un compromiso público como partido, y yo lo hice en mi último acto de campaña y yo no le voy a regalar los votos a nadie”, ha precisado. Y ha zanjado: “No vamos a abstenernos”. Al mismo tiempo, Vox ha puesto sobre la mesa sus primeras condiciones para apoyar un eventual Gobierno del PP en Castilla y León. La derogación de las “políticas de izquierda”, ha especificado García-Gallardo, “como la ley de violencia de género autonómica y el decreto de memoria histórica”.
El otro problema de la vía preferida por Génova es que aunque el PP sumara todos esos apoyos de los localistas sin Vox aún le faltarían tres escaños para la mayoría absoluta, que está en 41 procuradores. El candidato de Soria ¡Ya!, Ángel Ceña, ha abierto la posibilidad de un apoyo al PP, pero sugiere que no estará en ese acuerdo si concurre también Vox. “Habrá que ver que compañía lleva [Mañueco] en esa investidura y si se compromete con nuestro programa. El compromiso tiene que ser vinculante, con un cronograma”, ha defendido Ceña. En el entorno del candidato popular están preocupados además por la estabilidad del Gobierno. “El problema de eso es que sacas la investidura, pero al día siguiente estás muerto, gobernando en minoría”, analizan en el PP castellanoleonés. “Si no queda más remedio salvaremos la investidura y luego ya veremos. Pero vamos a intentar lograr una estabilidad”.
En realidad, solo hay dos partidos que tienen números suficientes para dar estabilidad a Mañueco. Uno es Vox, con sus 13 procuradores, y el otro es el PSOE, con 28. Pero la posibilidad de pedirle el apoyo a los socialistas también divide a Génova y al PP de Castilla y León. García Egea ha desdeñado esa opción. “Si usted me pregunta, a mí no me parece que este PSOE esté por la labor de facilitar la gobernabilidad al PP en cualquier territorio”, ha reflexionado el secretario general. En cambio, Mañueco no se cierra a esa solución de entendimiento con los socialistas. “Tampoco lo descarto, vamos a ver qué voluntad tiene el PSOE. Es verdad que ha tenido una pérdida importante en escaños, todavía no he tenido contacto con ningún dirigente socialista, y a lo largo de los próximos días pues iremos informando sobre esta situación”.
La partida de la gobernabilidad de Castilla y León tras la victoria pírrica del PP tiene todavía muchas jugadas pendientes. La vía alemana ―la gran coalición entre PP y PSOE, por la vía de una abstención― ha abierto el debate entre los socialistas. El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, regidor en la ciudad más poblada de Castilla y León, ha defendido que el PSOE se abstenga para evitar que el PP se entregue a la extrema derecha. Sin embargo, la dirección federal de los socialistas rechaza de plano esta posibilidad, informa José Marcos.
Mañueco tiene intereses distintos a los de Génova, que piensa en las repercusiones del Gobierno de Castilla y León para la estrategia nacional y los siguientes hitos en el calendario, como las elecciones andaluzas. La prioridad del candidato popular es, en cambio, asegurarse una investidura y un Gobierno estable. Y la decisión, advierte, está en su mano. “No sé si hay consigna en Génova. A mí no me han dado ninguna consigna sobre no citar a Vox en el PP de Castilla y León”, ha afirmado este lunes. “Génova no me ha puesto ninguna línea roja”, ha subrayado Mañueco. El candidato del PP, un barón distante de Casado, ya había avisado en una entrevista en EL PAÍS de que en este asunto la cúpula no tendría voto. “Seré autónomo para decidir los pactos de Gobierno”, zanjó antes del veredicto de las urnas. Un día después de las elecciones, ya ha empezado a ejercer esa autonomía.
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