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Abascal reclama al PP la vicepresidencia de Castilla y León

“No exigimos ni más ni menos que lo que nos corresponde”, advierte el líder de Vox tras obtener 13 procuradores

Juan García-Gallardo (a la izquierda) y Santiago Abascal celebraban el resultado electoral en ValladolidFoto: PABLO REQUEJO (EFE) | Vídeo: EPV
Miguel González

Santiago Abascal no ha esperado a que estuviera escrutado el 100% de los votos para exigir al PP el precio de su apoyo: la vicepresidencia de Castilla y León. Bajo la lluvia, Abascal se ha dirigido exultante a los seguidores de su partido que se han acercado hasta el hotel de Valladolid desde el que ha seguido la noche electoral, y se ha felicitado de que su partido vaya a ser “decisivo” en la región. Acompañado por su candidato, Juan García-Gallardo, de quien ha dicho que “se le está poniendo cara de vicepresidente”, Abascal no se ha andado con rodeos. “Los castellanos y los leoneses han hablado y nosotros exigimos respeto al veredicto del pueblo soberano”, ha afirmado. Para el líder ultra, “el mandato [de las urnas] es claro”: Vox tiene “el derecho y el deber de formar Gobierno en Castilla y León. No exigiremos ni más ni menos que lo que nos corresponde”.

El partido de extrema derecha ha sido el gran ganador del adelanto electoral que decidió Alfonso Fernández Mañueco buscando la mayoría absoluta. Vox pasa de 1 a 13 procuradores, y tiene en su mano la llave de la presidencia de la Junta. Al actual presidente castellanoleonés y candidato del PP no le basta con que el partido ultra se abstenga: necesita sus votos para superar la investidura (salvo en el caso de que el PSOE se abstuviera). Vox y Ciudadanos intercambian papeles: el primero logra un procurador más de los 12 que tenía la formación de Inés Arrimadas, mientras que esta se queda con el escaño en solitario que tenía Vox. Con este resultado en la mano, el partido de Abascal se considera con derecho a entrar en el Gobierno regional al menos en las mismas condiciones que tenía Cs: cuatro consejeros, incluida la vicepresidencia.

Para Abascal, entrar en la Junta de Castilla y León supondría asumir por vez primera responsabilidades de Gobierno, ya que no lo hace en ninguna comunidad autónoma (del Ejecutivo de Murcia forma parte una diputada separada de su partido) ni tampoco en ninguna capital de provincia, y asumir la respetabilidad imprescindible para aspirar a medio plazo a entrar en el Gobierno de la nación. Si lo consigue, habrá torcido el brazo al líder del PP, Pablo Casado, cuya estrategia pasaba hasta ahora por ningunearlo y evitar a toda costa la imagen de un Gobierno de coalición con el partido ultra.

Vox partía de una presencia ínfima en las Cortes castellanoleonesas, por lo que solo podía mejorar. En las autonómicas de mayo de 2019 solo obtuvo un procurador y el 5,49% de los votos. Pero en las generales celebradas cinco meses después, el 10 de noviembre, llegó al 16,8% de sufragios en la región. Su reto consistía en trasvasar a unas elecciones regionales el voto de las nacionales. Lo ha logrado con creces: ya que ha llegado al 17,6%, con más de 211.000 votos. Vox ha conseguido escaño en todas las provincias castellano-leonesas, salvo en Soria; y se ha convertido en la tercera fuerza política de siete de ellas, salvo Soria y León. Su mejor resultado lo obtiene en las provincias de Valladolid (19,96%) y Segovia (19,42%), y el peor, en Soria (11,47%).

Abascal se ha atribuido el mérito de haber “salvado a esta región de la amenaza de comunistas y socialistas, y de la amenaza sanchista”, y ha asegurado que “muy pronto será también la alternativa política, la de mayor utilidad para expulsar a Sánchez del poder”. Aunque ha empezado reconocido que los resultados estaban “por encima” de sus “expectativas”, ha acusado a las empresas demoscópicas de manipular los sondeos para desanimar a sus votantes, y ha asegurado que sabía que estaban mintiendo porque tenía sus propios datos. En su primera intervención tras conocer los resultados, el líder de Vox no se ha referido a ningún punto concreto de su programa como condición para apoyar a Mañueco, pero sí ha dicho que llevará a la mesa de negociación las reivindicaciones “legítimas” de las candidaturas de la España vaciada. “Creo que hoy hemos dicho lo suficiente. En los próximos días con prudencia, sin prisa pero sin pausa, hablaremos con todas esas fuerzas políticas y esperamos poder daros grandes alegrías”, ha concluido.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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