El pueblo de Font Vella ahogado por el recibo del agua
Los vecinos de Sant Hilari Sacalm, en guerra después de que la municipalización del servicio ha aumentado algunas facturas


El recibo trimestral del agua que llegó en octubre puso en pie de guerra a parte de vecinos y comerciantes de Sant Hilari Sacalm, una población de unos 6.000 habitantes entre el macizo del Montseny y el Espacio Natural de les Guilleries, uno de los territorios con más fuentes de toda España y con el agua como principal motor económico. Con la municipalización del servicio y la creación de Aigües de Sacalm (una empresa con capital municipal y de Agbar), se actualizó una tarifa que hacía 12 años que estaba congelada y en algunos casos se pasó de pagar facturas trimestrales 200 a 680 euros, o de 35 a 189 euros. Los vecinos ya han salido dos veces en manifestación a protestar y piden la dimisión del alcalde. Desde el Consistorio se admitieron errores desde un principio a raíz de la municipalización y se prometió revisar las tarifas y bonificar a los afectados. Los vecinos, muchos de los cuales devolvieron los recibos, están “a la expectativa” con poca “confianza”.
Sant Hilari Sacalm es territorio de agua. Tiene inventariadas 136 fuentes, aunque no todas manan. Además, es el hogar del agua mineral natural Font Vella, también es cuna del agua de Font d’Or, aunque se embotella en la vecina localidad de Arbúcies, y de Font Subirà, que está entre los municipios de Sant Hilari y Osor.
Sin embargo, tienen un problema con la red de agua, que viene de lejos. En 2009 Agbar compró a un particular el servicio del agua y el Ayuntamiento le adjudicó ser el único prestador del servicio. CiU lo denunció a los tribunales y en 2015 anularon la concesión y obligaron al Consistorio a solventar la situación. Para ello, se obligó a Agbar a prestar el servicio hasta que se resolviera la concesión y se empezó la expropiación de la red. Entre 2015 y 2024 se estuvo en litigios sin avanzar y el Consistorio bloqueó las tarifas para que la proveedora no las subiera. La compañía, viendo que no podían subir precios y con riesgo de perder la concesión, solo hizo inversiones mínimas en el mantenimiento de la red. Esta, cada vez más envejecida y dañada, se agravó por la sequía. “Por el recurso, el agua, no tenemos problema, sin embargo se hizo urgente solucionar la situación de la red, y vimos la solución de crear una empresa mixta del ciclo integral del agua participada 51% por el Consistorio y 49% por Agbar”, explica el alcalde, Jordi Rotllan, de Partit Independent de les Guilleries (PIG).
El pasado 1 de julio entró en funcionamiento Aigües de Sacalm, la nueva empresa y en octubre llegaron los recibos que desataron la indignación. Las tarifas, que habían estado congeladas 12 años, subieron. Según el alcalde, “un 60% de la población gasta unos 20 metros cúbicos de agua al trimestre, unos 20 euros, el problema es la gente que consume mucho —a causa del sistema de fijación del precio en función del volumen de consumo— o los comercios”, detalla. Además, explica que “el problema no está tanto en el precio del agua, sino en la cuota de servicio, que es la que en algunos casos se ha disparado hasta un 300%, la parte fija de la factura, no el consumo o el canon”.
La factura del agua de entre julio y septiembre encendió la mecha. En un bar del pueblo regentado por unos ciudadanos chinos, expresan su malestar. Están “enfadados”, saben que el Ayuntamiento ha hecho un comunicado explicando que se solventarían algunos errores, pero “no confían”. Una de sus clientas, Sofia, vive sola y afirma: “En mi caso la subida ha sido coherente, 15 euros, pero la gente ha devuelto los recibos porque ha habido subidas desorbitadas y están a la expectativa”. En otro de los restaurantes de la localidad se les ha doblado la factura, y tampoco esconden su enfado. Ellos, como Claudia, en su casa también están descontentos con las nuevas tarifas, están “a la espera de ver qué pasa en el siguiente recibo”. Otro caso es el de un jubilado que pasa entre unas dos horas al día arreglando trastos que tiene en un garaje con baño que tiene alejado de su casa. Ha pasado de pagar el mínimo, unos 35 euros, a 189. También espera el siguiente recibo.
Tras la primera manifestación y constatar el enfado de los vecinos, el Consistorio emitió un comunicado en el que calificaba la municipalización del agua de “decisión valiente y acertada” para garantizar el futuro del servicio del pueblo. También reconocía que “los incrementos reflejados en las primeras facturas son superiores a los que se preveían en el estudio inicial y entendemos la preocupación que han generado”. Por ello comunicó a la empresa “la decisión de implementar una nueva tarifa que permita aplicar los incrementos de manera más progresiva”. Ello implicará “revisar la planificación de algunas inversiones previstas para hallar el equilibrio entre la sostenibilidad de servicio y la capacidad de los hogares de hacer frente al gasto”.
El Consistorio ha contratado a un ingeniero externo para definir la nueva tarifa. Inicialmente se había calculado, con Agbar, una inversión de 5 millones de euros a 30 años, entre la mejora de las redes de agua y de alcantarillado y con la previsión de liquidarla con las tarifas del agua. Aparte de rectificar los errores —que a comercios y contadores provisionales de obra se les ha contado como industriales— y bonificar los siguientes recibos, Rotllan también ha indicado que se calculará la nueva tarifa basándose en los costes de gestión de servicio en general y solo la inversión para 2026.
El pasado día 18, bajo el lema “El agua nos ahoga”, 400 vecinos volvieron a salir a la calle constituidos ya en la Plataforma en Defensa del Agua y pidiendo que mientras no haya una regulación de las tarifas justa y equilibrada se apliquen las congeladas.
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