El ‘conseller’ de Exteriores catalán: “Las delegaciones no son embajadas. Atacar con eso me parece simplista y antiguo”
El alto cargo del Govern viaja a Nueva York para reunirse con agencias de las Naciones Unidas

Hace poco más de un año que Jaume Duch (Barcelona, 63 años) es titular de la cartera de Unión Europea y Acción Exterior de la Generalitat. Licenciado en Derecho y Periodismo, aterrizó en el Govern de Salvador Illa después de dos décadas de ser portavoz y director general de comunicación del Parlamento Europeo. En un momento geopolíticamente complicado, viaja a Nueva York a reunirse con varias agencias y programas de la ONU, con motivo de la Asamblea General de ese organismo. Aprovecha para reivindicar la interlocución internacional de Cataluña, siempre dentro del marco competencial.
Pregunta: ¿Qué mensaje va a dejar allí Cataluña?
Respuesta: El de la importancia de defender la multilateralidad y el derecho internacional, muy especialmente el humanitario. Se están rompiendo los consensos que durante muchos años permitieron gestionar las relaciones internacionales entre países y es el momento de que todos los poderes públicos, también Cataluña, demos un paso adelante en su defensa. Empezando por la propia ONU, que ha de jugar un papel más importante si queremos evitar esta marcha atrás.
P. ¿Le preocupa el efecto que pueda tener en la economía catalana el hecho de significarse contra el genocidio?
R. Nosotros pensamos que hay situaciones ante las que uno tiene que hablar claro. Y la masacre, el genocidio en Gaza, evidentemente es una de ellas. Como dice el presidente Illa, los valores están por encima de todo.
P. Las repercusiones pueden ser muy concretas, como la amenaza de Israel de no acudir al Mobile World Congress de Barcelona.
R. Nos gustaría que toda la UE se acercara al tipo de medidas que ya ha aprobado el Gobierno. Así, las repercusiones para todos los miembros y para Cataluña serían mucho más pequeñas.
P. ¿Le preocupa que no haya consenso, que partidos como Junts sean tibios?
R. Veo un consenso popular respecto a lo que está pasando en Gaza. Por lo tanto, no entro en disquisiciones sobre posiciones concretas que puedan tener otros partidos.
P. ¿Le sorprendió escuchar ayer [por el jueves] al canciller alemán Friedrich Merz decir que el reconocimiento de Palestina era el último paso, no el primero?
R. Esa es la posición alemana de hoy. Habrá que ver cuál es la gestión de las propias relaciones entre los Estados miembros de la Unión en las próximas semanas.
P. ¿Cree que con otro presidente en la Casa Blanca estaría el mundo asistiendo a esta aniquilación al pueblo de Gaza?
R. La Administración americana puede jugar un papel fundamental y creo que tiene que saber escuchar a la comunidad internacional en este tema.

P. ¿Y otro presidente allí aplicaría la actual política comercial basada en aranceles?
R. No hablemos de lo que podría pasar, hablemos de lo que ha pasado. Es la primera vez que tenemos un presidente de EE UU que rompe la baraja de las reglas de la Organización Mundial del Comercio. Esa es la situación.
P. Esa batalla arancelaria pone sobre la mesa la importancia de la presencia exterior para abrir nuevos mercados. Díaz Ayuso dijo la semana pasada que mejor abrir escuelas que “embajadas” catalanas.
R. Primero, no son embajadas, son delegaciones. Creo que todo el mundo puede entender la diferencia. Segundo, no solo Cataluña tiene presencia exterior, la tienen muchas comunidades, incluidas del PP, porque se fundamentan en una ley aprobada por José Manuel García-Margallo. Tercero, estas delegaciones no son un gasto, son una inversión, porque a lo que se dedican de alguna manera es a la proyección económica de Cataluña. Y cuarto, se nos hace difícil recibir recomendaciones por parte de quienes lo que hacen es debilitar sus propios servicios públicos.
P. ¿A qué atribuye que las delegaciones catalanas en el exterior sigan aún en la mira de los adversarios políticos?
R. En el fondo, lo que busca es continuar en una discusión que en Cataluña ya no interesa a nadie. Atacar con eso me parece simplista, repetitivo y antiguo. Estamos hablando como si las relaciones internacionales fueran las del siglo XIX. Una cosa es la política exterior que la hacen los Estados y otra cosa es la acción exterior, que la hacemos todos, hasta empresas y sindicatos.
P. ¿Qué falta para lograr la oficialidad del catalán en la UE?
R. No es una cuestión de qué nos falta, sino de paciencia y perseverancia. Yo lo he vivido durante muchos años, que las decisiones que toma la UE cuestan tiempo, aún más las que necesitan unanimidad. Nadie dijo que esto iba a ser fácil y rápido.
P. Ayer [por el jueves] el canciller alemán Friedrich Merz dijo en Madrid que la inteligencia artificial lo solucionará a medio plazo. ¿Qué opina?
R. No es una cuestión de entendernos o no entendernos, es de justicia lingüística. De lo que se dijo ayer fuera ―no sé lo que se dijo dentro― concluyo que el tema está muy alto en la agenda española y que el canciller reconoce la necesidad de darle solución.
P. ¿Cuáles son las reticencias que le transmiten a usted sobre este punto?
R. Es más una cuestión de desconocimiento. Habrá que seguir haciendo una labor de pedagogía. No todo el mundo sabe cuál es la realidad lingüística de España. Que hay cuatro idiomas cooficiales en un territorio en el que viven prácticamente 20 millones de personas. Que la cooficialidad del catalán, del euskera, del gallego es una verdadera cooficialidad, que se vive en la sanidad, la justicia, la escuela, la policía y en las Cortes.
P. ¿Hay coordinación con los gobiernos del País Vasco y Galicia para avanzar en la oficialidad?
R. La hay con el vasco y nos gustaría mucho que la hubiera con el Gobierno gallego. La puerta está abierta.
P. Vimos esta semana una foto con ERC, a raíz del acuerdo para las nuevas delegaciones. ¿Le quedan muchas cosas pendientes en su cartera del acuerdo de investidura?
R. Falta reforzar la participación de Cataluña en algunos organismos multilaterales, algo que también exploraré en Nueva York en los próximos días. En breve renovaremos el acuerdo con la Unesco. La acción exterior no es un tabú si se hace teniendo en cuenta tus competencias.
P. La ola reaccionaria que recorre Europa ya está en Cataluña, con sus particularidades. ¿Le parece buena estrategia confrontar en público, como hace Illa en las sesiones de control?
R. La gente tiene derecho a que cuando se oyen ciertas cosas, alguien con autoridad responda. Independientemente de si eso son o no estrategias, se trata es de poner muros a ciertas opiniones y que la sociedad vea que hay políticos que tienen muy clara la frontera entre lo moral y lo que no lo es.
P. ¿Qué le llega de sus interlocutores sobre hechos como la foto de Illa y Puigdemont?
R. La gente con la que me reúno normalmente no me preguntan por este tema. Pero cuando se habla, noto comprensión absoluta respecto a lo que están haciendo el Gobierno y la Generalitat. Tanto sobre la amnistía como lo que se refiere a una política que lo que está permitiendo es una vuelta a la normalidad.

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