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El Ayuntamiento de Barcelona y la fundación Habitat 3 comprarán por 9,2 millones la Casa Orsola, símbolo de la crisis del alquiler en la ciudad

Jaume Collboni celebra la “fórmula social colaborativa”, en la que la ciudad pondrá un 49% del coste y la entidad, un 51%. La operación suspende los desahucios previstos

Fachada de la Casa Orsola, en el distrito del Eixample de Barcelona, este viernes.Foto: Gianluca Battista
Clara Blanchar

El Ayuntamiento de Barcelona y la fundación Habitat 3 comprarán la Casa Orsola, el edificio del centro de la ciudad que se ha convertido en símbolo de la lucha por los alquileres y la confrontación con los fondos de inversión que adquieren fincas y expulsan a los inquilinos. En pleno distrito del Eixample, el edificio modernista fue comprado en 2021 por Lioness Inversiones SL, que no renueva los contratos a los inquilinos cuando acaban. El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha explicado que la operación se ha realizado por 9,2 millones de euros, tres más que los seis millones que pagó la empresa en 2021. El consistorio aportará el 49% del coste, y el 51% restante, la fundación, una organización sin ánimo de lucro que gestiona vivienda social en Cataluña. “Estrenamos la compra social colaborativa”, ha presumido el alcalde detallando que Habitat 3 gestionará los pisos. El acuerdo, que implica suspender los desahucios previstos, llega tras una enorme movilización social, de los vecinos y el sindicato, y tras la mediación iniciada por el Síndic de Greuges, el defensor del pueblo en la ciudad, David Bondia. La ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, ha celebrado la transacción.

La presidenta de Hábitat 3, Carme Trilla, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, y el Síndic de Greuges de Barcelona, David Bondia, este viernes en Barcelona.
La presidenta de Hábitat 3, Carme Trilla, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, y el Síndic de Greuges de Barcelona, David Bondia, este viernes en Barcelona. Gianluca Battista

Collboni ha calificado la actuación de “operación pionera y extraordinaria” y ha asegurado que “Barcelona lanza un mensaje” y quiere “cambiar las reglas del juego de la vivienda en la ciudad”. “El problema que sufren todas las ciudades europeas solo se pondrá cambiar estructuralmente con regulación” ha afirmado y se ha referido a la aplicación en Barcelona de la regulación del precio del alquiler, la suspensión de licencias de pisos turísticos en 2028 para que vuelvan a ser residenciales y la intención de regular el alquiler de temporada. “A corto plazo podremos disponer de nueve pisos para la bolsa del alquiler de la ciudad y convertiremos toda la finca en viviendas de alquiler asequible”, ha añadido sobre una operación directa, sin recurrir al tanteo y retracto, “gracias a Habitat 3, que se puso a disposición del Ayuntamiento”.

Sobre la posibilidad de comprar otras fincas en situación parecida a la Casa Orsola el alcalde ha afirmado que “hay que ir estudiando cada caso”, pero ha advertido de que “los recursos son limitados”. La presidenta de Habitat 3, Carme Trilla, ha explicado que la fundación por ella misma no podía asumir la adquisición, porque “el retorno de los alquileres no hubiese cubierto la carga financiera” y ha celebrado “la apuesta por una colaboración público privada y apoyo a las entidades sociales, que no pueden realizar operaciones a pulmón sin apoyo financiero”. “Es una línea de futuro en la que hay que trabajar y es habitual en otros países europeos”, ha apuntado Trilla celebrando también que se cree parque público en el centro de la ciudad.

Vecinos en uno de los balcones de la Casa Orsola, este viernes.
Vecinos en uno de los balcones de la Casa Orsola, este viernes.Gianluca Battista

El Sindicato: “El Ayuntamiento rescata al especulador”

En un comunicado, el Sindicato de Inquilinas ha celebrado que “después de tres años de lucha la Casa Orsola sea un bloque indesahuciable hoy y en el futuro”, pero ha arremetido contra el consistorio por “rescatar al especulador con 9,2 millones de euros”. La organización tacha de “vergüenza” la operación y critica que el Ayuntamiento haya “negociado de espaldas a los vecinos”. El Síndic David Bondia, ha sacado pecho de que inició la mediación, “a la que rápidamente se sumó el Ayuntamiento”, y ha recalcado que en una situación así “no se buscan ganadores y perdedores, sino soluciones”. El defensor de la ciudadanía no ha querido valorar la compra, pero ha advertido de que estará atento al futuro de la finca. Sobre el reproche del Sindicat, Bondia ha explicado que “tal y como estaba la cosa [con desahucios inmediatos y duro enfrentamiento entre propiedad e inquilinos]” decidió “interlocutar con los dos sin sentarles en la misma mesa” y ha confiado en que “a la larga se vea como un buen acuerdo”.

La operación supondrá el blindaje de los inquilinos de hace muchos años que quedan en el edificio, tanto los que tienen contratos indefinidos como los que cuatro que ya no tienen contrato pero pagan el alquiler desde que la propiedad no quiso renovar a partir de 2023. El más conocido es Josep Torrent, un profesor de matemáticas en un instituto que lleva 22 años viviendo en la finca y que en la última semana ha afrontado dos intentos de desahucio, aplazados por la gran presión popular y movilización que hubo. El resto de pisos de la finca han sido reformados y alquilados con contratos de temporada, que esquivan las regulaciones del alquiler.

Una vecina de la Casa Orsola mira desde el balcón de su vivienda, este viernes.
Una vecina de la Casa Orsola mira desde el balcón de su vivienda, este viernes. Gianluca Battista

Tras el aplazamiento del desahucio, el propietario de Lioness Inversiones, Albert Ollé, hizo pública una carta en la que abría la puerta a venderse el edificio. Ollé denunciaba “la criminalización” a su juicio sufrida durante tres años, “con ocupaciones, vandalismo y campañas de desprestigio”. Y defendía que la propiedad ha ofrecido acuerdos a los inquilinos, que negociaron individualmente, frente a los que exigían sentarse de forma colectiva, asesorados por el Sindicato de Inquilinas. La compra lanza también un mensaje a los fondos de inversión que compran edificios enteros para reformarlos y sacar grandes rentabilidades.

La adquisición de Casa Orsola está sobre la mesa del Ayuntamiento desde que en 2023 el pleno aprobó estudiarlo, con los votos de ERC, los comunes y el propio partido de Gobierno municipal, el PSC. Las compras de edificios enteros para blindar a sus vecinos y disponer de vivienda pública fue una práctica habitual durante los mandatos de la alcaldesa Ada Colau. Entre 2015 y 2023 el consistorio compró pisos y fincas enteras ejerciendo el derecho de compra preferente que tiene la administración. En total, 1.600 pisos para aumentar el parque público de vivienda y para proteger a inquilinos en riesgo de expulsión.

Los comunes siempre han explicado que cuando conocieron la compraventa de Casa Orsola (por seis millones de euros) no tenían noticia de vecinos vulnerables en la finca. Solo en 2021 y solo en el Eixample hubo otras 30 operaciones por 260 millones de euros. “Fue imposible comprarlas todas”, recuerdan fuentes de Barcelona en comú, que señalan que ese mismo año compraron cinco fincas en el distrito. En el caso de Casa Orsola, la compra “se desestimó por motivos técnicos y de viabilidad económica, ya que al precio de la compra se sumaba la rehabilitación de la finca y comportaba el realojo temporal de los inquilinos”, explica el Ayuntamiento.

La ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, ha celebrado la compra en un apunte en las redes sociales. “Celebro la decisión del alcalde @jaumecollboni de adquirir la Casa Orsola, resultado de las movilizaciones sociales, la mediación, el diálogo y el compromiso político. ¡Ha ganado el derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad!”, ha escrito.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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