¿Por qué los portales dicen que el alquiler sube en Cataluña y la Generalitat que baja?
Idealista alerta de aumentos continuados y los atribuye a la regulación de los precios, mientras los datos oficiales de fianzas apuntan a caídas que el Govern celebra
¿Por qué el precio del alquiler varía tanto en Barcelona y en Cataluña en función de la fuente que facilita los datos? Este jueves, el portal inmobiliario Idealista difundía una nota de prensa sobre los precios del alquiler en Cataluña y Barcelona durante el año 2024: una subida de un 12,4% en la comunidad y un 13,9% en la capital catalana. Hace unas semanas, Fotocasa apuntaba a aumentos interanuales parecidos en Barcelona, un 13% de noviembre a noviembre. Muy lejos de las cifras de la Generalitat, que anunció los datos del segundo y tercer trimestre del año pasado apuntando a caídas en los 140 municipios donde se regula el precio del alquiler: un 1,1% interanual (de julio a septiembre del 2024 respecto a 2023) en el conjunto y un 3,2% en el caso de Barcelona.
El volumen de la fanfarria en las notas de prensa de unos y otros es en lo único que coinciden: el Govern celebra las caídas y presume de ser la primera comunidad en regular los precios; mientras Idealista atribuye justo a la regulación el apocalipsis en el que se ha convertido alquilar un piso (menos oferta de alquileres residenciales, más caro y más capacidad de los caseros para convertir el arrendamiento de una vivienda en un casting al mejor postor).
Pero, ¿cómo puede ser que en el último año los portales den cuenta de subidas mientras la Generalitat apunta a caídas? De entrada, Cataluña tiene una singularidad: que sus cifras salen de las fianzas que los caseros depositan en el Instituto Catalán del Suelo (Incasòl) cuando se firman nuevos contratos, una estadística oficial que la mayoría de comunidades no tiene y representa, según fuentes del sector, el 80% del mercado. En cambio, los datos de los portales son de precios de oferta: lo que piden los propietarios en los anuncios del momento. No sabemos qué precio acaban pagando los inquilinos, aunque visto lo calentado que está el mercado, el margen de negociación debe ser poco. Además, desde la regulación de precios, en las webs de anuncios han ganado mucho peso los anuncios de pisos de alquiler de temporada, la fórmula a la que muchos caseros recurren para esquivar los topes de renta y que en Barcelona llegó a representar el 90% de la oferta.
Hay una tercera causa: muchos de los pisos que acaban ajustándose a la regulación, no llegan a ser anunciados. Un “me los quitan de las manos” de toda la vida, gracias al boca a boca o a listados que las agencias tienen de gente buscando un alquiler que puedan pagar. Vista la locura del mercado, que siempre va por delante de las regulaciones (dos ejemplos serían el desvío de casas al alquiler de temporada o las prórrogas de un solo año a la espera de si el Tribunal Constitucional tumba la contención de precios tras recibir hasta ocho recursos), no sería descabellada también la existencia de irregularidades: caseros que no depositan, o la inscripción de contratos y depósito de fianzas aunque se haya acordado el pago de una cantidad a parte.
Mientras la regulación de los alquileres de temporada que frene la sangría de oferta va a ritmo de tortuga reumática, el Sindicato de Inquilinas exige sin éxito una campaña institucional de información en redes, la tele o el metro sobre la regulación que Cataluña estrenó en marzo pasado. Porque aunque parezca mentira, todavía hay inquilinos que desconocen sus derechos sobre un derecho básico.
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