Los expertos en murciélagos instan a defender por nuestro propio bien a los reyes de la noche
El congreso internacional en Tarragona sobre las denostadas criaturas, clausurado el viernes, llama a cambiar la percepción popular sobre ellas y a descubrir lo fascinantes y beneficiosas que son
Los centenares de expertos internacionales en murciélagos —una verdadera colonia de 400 individuos— que se han reunido la semana pasada en las cavernosas estancias del Palacio de Congresos de Tarragona han emergido de las incontables conferencias, ponencias, mesas redondas y debates con un mensaje claro sobre los oscuros sujetos del encuentro: hay que defender a esas criaturas que a algunos, injustamente, les parecen tan feas; y no solo por ellas mismas sino por nosotros. Los murciélagos, claman los estudiosos, son además de unos seres maravillosos y fascinantes, hermosos a su sombría manera, fundamentales como polinizadores, esparcidores de semillas y consumidores masivos de insectos nocivos, y además funcionan como preciosos bioindicadores de la salud del medio natural.
El 16º European Bat Research Symposium (EBRS), congreso trienal finalizado el viernes y considerado un verdadero Mobile de los murciélagos, ha abordado, siempre cabeza arriba, temas como la hibernación (y la forma geométrica que adoptan los grupos de individuos para conservar el calor en las colonias), la microbioma y los parásitos externos e internos, la relación con el coronavirus y distintas enfermedades, la vida en cuevas y los problemas de vivienda que supone para estas criaturas la reforma de edificios; la ecolocalización, el uso de las nuevas tecnologías —dispositivos dignos de un filme de ciencia-ficción— aplicado al estudio de los murciélagos; las migraciones, y la amenaza que significan las hélices de las turbinas eólicas para esos animales (que, recordemos, son los únicos mamíferos con vuelo activo, a diferencia de las ardillas planeadoras). O lo perjudicial que les resultan nuestros ruidos y la luz artificial: aunque los veas tan activos en torno a los focos del pádel la contaminación lumínica es mala para ellos (en cambio una comunicación ha desmontado el mito de la lunarfobia en los murciélagos: la luz de la luna no tiene impacto en ellos). También se ha tratado su resistencia a enfermedades como el cáncer y su sorprendente longevidad (hasta 41 años en algunas especies, con un promedio de 17), insólita para mamíferos de su pequeño tamaño y que alguien podría juzgar draculina. Asimismo se ha examinado, precisamente, los estereotipos negativos y las ideas falsas sobre estos animales en las culturas humanas.
En el congreso se han presentado investigaciones sobre absolutamente todos los aspectos de la existencia de los murciélagos, incluida su vida sexual, que es en verdad asombrosa e incluye el que los envidiables machos tengan baculm, hueso en el pene (a destacar la comunicación ucraniana 50 shades of bat baculum). O que alguna especie practique una extraña cópula sin penetración inédita en mamíferos: otra comunicación, Serotine’s secret-Mating without intromissión (sic) in a bat, de un equipo suizo-holandés-ucraniano-polaco-alemán, ha detallado el caso del murciélago hortelano (Eptesicus serotinus) que presenta ese tipo de cópula. Lo que es una suerte para la hembra, pues los 4 milímetros del miembro erecto del macho son cuatro veces la longitud de la vagina de ella (en esta ocasión desde luego el tamaño importa). La explicación de este aparente despropósito está en que el superdotado macho ha de superar el largo uropatagio —la membrana entre los muslos— de la hembra para llegar hasta su vulva, y ya no da más de sí y ha de operar ante portas. Ha habido otras comunicaciones igual de interesantes sobre los modelos de sexualidad entre los quirópteros y su “diversidad peneal”. Y varias sobre sus excrementos, el guano (en el del murciélago orejudo dorado y el pipistrela pigmeo un equipo irlandés ha identificado más de 1.300 especies de artrópodos). En el otro lado del espectro, el consumo de murciélagos por algunos grupos humanos.
Muchas más cosas sorprendentes para el profano, como que haya murciélagos que depredan pájaros; los paseriformes constituyen hasta un 11,3 % de la dieta del nóctulo mayor, Nyctalus lasiopterus, el mayor quiróptero europeo. Que los murciélagos (más de 1.450 especies) constituyen el 20 % de los mamíferos. O que se usen llamadas grabadas de murciélagos para atraerlos a viñedos a fin de que supriman plagas de insectos. O el impacto negativo de las carreteras, aunque, según un estudio, tienen más riesgo para ellos los camiones y autocares que los coches, pues vuelan a más de 5 metros de altura.
El encuentro, que ha incluido momentos de esparcimiento —excursiones y degustaciones como la del vino Ratpenat— y una exposición fotográfica, deja un balance muy positivo, según recalcaba Carles Flaquer, miembro del comité organizador y reconocido estudioso de los quirópteros. “El planteamiento multidisciplinar ha permitido juntar y poner en relación enfoques y líneas de trabajo muy diversas, se ha generado mucho espacio de diálogo y se han puesto en contacto directo investigadores punteros, con todo el beneficio y la sinergia que de ello se deriva”. Flaquer hacía esta valoración en bermudas y enfundado en una chillona camiseta naranja con el discutido, por abstracto, logo del congreso que ha sido la equipación oficial del encuentro. Alrededor bullía la pintoresca y entusiasta tribu científica de los expertos en murciélagos, de los que destacan su juventud (muchos están entre los 30 y 35 años) y la nutrida presencia de mujeres, que son mayoría, alrededor del 55 %.
Flaquer, que considera que hay que huir de clichés fáciles como los guiños a Batman o a Drácula, ha encontrado especialmente interesante conocer investigaciones que se han podido realizar gracias a los avances tecnológicos recientes. “Hemos pasado de marcar a esto animales que son muy pequeños, a seguirlos por satélite y ver como viajan de Cataluña a Rusia, por ejemplo”. Y recalca la presencia que ha tenido en el congreso la problemática energías renovables vs. murciélagos por la mortandad causada por los molinos eólicos. “El uso de perros adiestrados para buscar individuos muertos ha permitido ver la escala del problema. Una propuesta de solución ha sido que los aerogeneradores paren durante los momentos de desplazamientos y mayor afluencia de murciélagos, que son muy puntuales; además, a ellos no les gusta el viento”. Otro asunto relevante ha sido el impacto del cambio climático en estas criaturas, que puede provocar que haya más diversidad de especies al norte que al sur.
Del peligro de que te muerda un murciélago, Flaquer ha relativizado tal azar: “Como cualquier animal salvaje e incluso un perro o un gato, si lo coges te puede morder para defenderse, pero no van a por ti, no se tiran a morderte”. Ha habido comunicaciones (como Dangers in the dark, de un equipo búlgaro) sobre los riesgos de la investigación de los murciélagos, que a menudo viven en lugares inhóspitos y difíciles en los que es fácil tener un percance, y los protocolos de seguridad para minimizarlos. Se recomienda utilizar siempre guantes para manipularlos.
En el tenderete que ha instalado la tienda de naturaleza Oryx tenían mucho éxito los peluches de murciélago y el póster con las 30 especies catalanas dibujadas por Toni Llobet. A destacar también el libro Big Bat Year (Pelagic Publishing, 2023) en que el estudioso de los murciélagos Nils Bouillard, a la manera del Big Year de los birders, los observadores de aves, intenta ver todas las especies posibles de murciélagos a lo largo y ancho del mundo. “Es mucho más difícil que ver pájaros”, explicaba a este diario en una pausa del congreso el autor, que consiguió ver 400 especies, incluso el Nyctophilus nebulosus, endémico de Nueva Caledonia, del que no existían fotos de ejemplares vivos y que está en peligro crítico de extinción. “No creo que nadie haya visto todas las especies”, reflexionaba. ¿El murciélago más difícil? “El Mirimiri acrodonta, el murciélago cara de mono de las Fiyi. Estuvimos 20 días para ver uno”. ¿Algún momento malo en la aventura quiróptera? “Pasé miedo en Sinaloa pero no por los murciélagos vampiros (Desmodus) que vimos allí, sino por los humanos, topamos con mala gente”.
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