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La periodista y guionista de documentales, Georgina Cisquella, posa en la cafetería La Monroe de la Filmoteca de Cataluña.
La periodista y guionista de documentales, Georgina Cisquella, posa en la cafetería La Monroe de la Filmoteca de Cataluña.Kike Rincón

Georgina Cisquella: “Me gusta la gente que no se arruga con el paso del tiempo”

La periodista y guionista de documentales advierte que las prisas son un peligro para el periodismo

Tomàs Delclós

Cuando Georgina Cisquella (70 años) termina un documental sobre la explotación de las kellys o el combate contra los desahucios…no lo abandona. Muchas veces acude con sus protagonistas al local donde se proyecta y la sesión se convierte en una asamblea. Lo viví en el Texas con Dónde vamos a vivir. Mujeres contra el desahucio (2024). Estaban mujeres como las del filme, con la misma sana rabia, tremendamente vulnerables, pero que no se derrumban. “Sé que no son títulos comerciales, al margen de que estén en alguna plataforma. Les doy un recorrido como activista. Se trata de dar a esas historias una vida más allá de la noticia fugaz”. Muchos de sus documentales son crónicas de una lucha de mujeres a la que se acerca con parsimonia, un periodismo reposado que puede pedir dos años para terminar un trabajo. “Es el caso de las kellys. Has de ir conociéndolas y que te conozcan. Y en esos dos años vi su enorme evolución. De ir con la cara tapada… a presentarse en el Congreso a cara descubierta. Fue un proceso de empoderamiento. Y no salen los hoteleros porque quise escuchar las voces ignoradas de un oficio invisible. La patronal ya tiene sus altavoces”. Precisamente porque busca que la gente sin voz pueda explicar sus historias, Cisquella no pone la suya como narradora. “Son personas que llevan diez años en el combate solidario, en las asambleas, sin querer brillar. Ir a una manifestación un día es fácil, pero lo suyo es distinto. Esta persistencia está reservada a las valientes. Dan energía y empujan al compromiso”

El dinero para la producción lo busca en el crowdfunding o atracando a los amigos. Algunos son viejos colegas como Wyoming. En el caso de Hotel Explotación: Las Kellys (2018) se encontró con una llamada inesperada, Isabel Coixet. “Estaba muy sensibilizada con el tema. Después me dijeron que en Los Ángeles había hecho de camarera de piso y sabía de qué hablaba”.

Pero el compromiso de Cisquella no es de ahora. Su primer trabajo en los 70 como periodista lo tuvo en Mundo Diario. “Cubría las asambleas universitarias”. Y luego vino colaborar en Giravolt (1974-78), un programa del circuito catalán de TVE con una agenda informativa muy osada para la época. “Era un programa abierto a la memoria histórica, a los conflictos vecinales… Un oasis informativo de la Transición que creo que fue posible porque se emitía en el circuito catalán y no tenía repercusión fuera”. Cisquella, además, colaboró con el Grup de Produccció, un colectivo de cineastas dedicados a documentar manifestaciones, reuniones clandestinas, a hacer cine de agitación. “Lo que no sabían en TVE es que parte de la película que se empleaba en el Grup de Producció eran colas del negativo de 16 mm que usaban en Miramar”. El primer final de Giravolt fue repentino. “Hubo una huelga laboral y escondimos las cintas del programa en un armario bajo llave. No se pudo emitir. TVE lo aprovechó para cerrar el programa y despedirnos”. Fue en 1978. Cisquella, luego, estuvo en El Periódico.

Georgina Cisquell en la cafetería La Monroe de la Filmoteca de Cataluña.
Georgina Cisquell en la cafetería La Monroe de la Filmoteca de Cataluña. Kike Rincón

Y llegó la sentencia favorable para los despedidos de Miramar. TVE tenía que admitirlos o indemnizarlos. “Era 1983, gobernaba el PSOE y Enric Sopena rescató a casi todo el equipo”. Y en 1985, Ramon Colom la llamó para trabajar en Prado del Rey de corresponsal diplomática. “Entonces, las redacciones eran muy distintas. Eran ruidosas, asamblearias, se discutían los tratamientos. Ahora están muy calladas. Había una pureza informativa que se ha perdido. ¡Recuerdo la sanción a una presentadora por haber hecho publicidad comercial! ¡Por lastimar la imagen profesional de la cadena! No sé. Quizá hablo contaminada por la ilusión de entonces, en la que había esperanzas de construir una nueva época”.

Con la llegada del PP cambió su destino laboral. “Sin quererlo me hicieron un favor porque me enviaron a cubrir noticias cinematográficas. Pero también ahí había censura. No se podía hablar de La pelota vasca ni de que Pedro Almodóvar se había manifestado contra la guerra de Irak”. Luego, en otra etapa socialista, hizo Miradas 2. “Intentamos un concepto de cultura diferente. Crear espacios para que entraran creadores que nunca salen en televisión”. También dirigió La 2 Noticias, que abrió un espacio al periodismo ciudadano, Cámara abierta 2.0, que tropezó con una tecnología atrasada, y luego fue el título de un programa sobre internet. Un internet ilusionante para el periodismo participativo que ahora contempla de muy distinta manera. “Hay un magma tóxico que dificulta discernir entre la noticia y el bulo. Y están las prisas, que son un peligro para el periodismo, pero que el propio consumidor pide porque lo quiere todo, aunque sea mal dado, y ahora mismo”. En 2009 un ERE la expulsa de TVE y prepara un documental sobre el periodista Enrique Meneses, el primer reportero que subió a Sierra Maestra con Fidel Castro y el Che. “Vivió con pasión el periodismo. Tenía 80 años y seguía queriendo aprender. Me gusta la gente que no se arruga con el paso del tiempo”.

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