Nora El Hourch, cineasta: “Me decían que un beso forzado no era argumento de peso para la película”
La creadora parisina ahonda en las agresiones sexuales en ‘HLM Pussy’, la ópera prima premiada en el D’A Festival Cinema de Barcelona
Zack empuja a Zineb al interior del baño, cierra el pestillo y la bloquea. Él le agarra la cara, se acerca, ella respira angustiada y se aferra con fuerza al lavabo. Zack se acerca a ella cada vez más, hasta que Zineb se parte la uña por la presión. “Tuve que enfrentar muchos obstáculos para sacar esta película. Me decían que un beso forzado no era suficiente para sostener la trama”, admite la cineasta parisina Nora El Hourch (París, 36 años), en el vestíbulo del hotel Pulitzer, junto a plaza de Catalunya. El Hourch ha obtenido el premio del público al mejor largometraje en el D’A Film Festival Barcelona con su ópera prima, HLM Pussy, una reflexión profunda sobre la violencia sexual a través de la mirada de tres adolescentes.
Nacida en París, de madre francesa y padre marroquí, El Hourch empezó a contar historias “entre las líneas de puntos de los cuadernos de caligrafía”. Con apenas 20 años, decidió marcharse a probar suerte en Estados Unidos pero, a los pocos meses, sufrió una agresión sexual que le marcó de nuevo el camino a casa. “Estaba alterada, era incapaz de entenderme. Tuvieron que pasar cuatro años para atreverme a contármelo a mí misma y después al mundo”, reconoce y añade, “especialmente, a las mujeres que han sido víctimas de violencias sexuales”. Salto al vacío, la narración, y cambió los cuadernillos de verano por el celuloide. Sin formación en cine ni apoyo económico, decidió rodar su primera obra. “Lo hice en tres días, no pensé en el impacto que podría tener”, puntualiza la directora. Quelques Secondes (2015), el cortometraje sobre la supervivencia de cinco jóvenes tuteladas en un entorno machista y hostil, viajó de la Quincena de Realizadores de Cannes al mundo. “La sociedad quiere hablar de violencia sexual, lo necesita. Y entendí que contar estas historias sería la lucha de mi vida”, admite.
La primera vez que estuvo en Barcelona tenía 14 años, un viaje de instituto que la llevó a visitar la redacción del periódico El País en la capital catalana. Este abril vuelve convertida en noticia: en el D’A Film Festival descubrió al público HLM Pussy, el largometraje revelación del cine francés del último año y el primero de El Hourch. El filme continúa el recorrido que la directora emprendió con su primera ficción, abordando la agresión sexual desde la mirada de tres adolescentes con distintas perspectivas y contextos familiares y socioeconómicos.
Amina, Djeneba y Zineb (interpretadas por Leah Aubert, Médina Diarra y Salma Takaline) son “la monja, la bruta y la loca” un curioso trío de amigas sin coherencia pero inseparables: “Vienen de universos lejanos pero se quieren y se comprenden porque, al final, son mujeres”, explica El Hourch. Después de acoso y control, Zack (el mejor amigo del hermano de Zineb) agrede sexualmente a la joven, y las tres amigas enfrentarán unidas una situación para la que nadie las había preparado. “La sororidad y el apoyo entre las mujeres es fundamental para combatir los abusos machistas. Todas hemos tenido experiencias de ese tipo y compartimos una perspectiva”, opina la directora. Sin embargo, su vínculo se pone a prueba cuando Amina decide delatar a Zack publicando un video suyo en redes sociales. Amina y Djeneba encarnan la disyuntiva entre denunciar los abusos y respetar la voluntad de la víctima. “Cuando sufres violencia sexual tardas mucho tiempo en confesarte a ti misma todo lo ocurrido. Le das vueltas a todos los factores―quizás yo me insinué, quizás tengo la culpa― pero una vez te lo reconoces tu mundo cambia, nunca serás la misma”, subraya El Hourch, y añade “entonces es cuando hay que denunciar, que las mujeres hablen está cambiando la sociedad, es la única forma de acabar con la impunidad”.
En HLM Pussy, la cineasta parisina recoge distintos puntos del espectro de violencias sexuales. Cuando las tres adolescentes comen en una hamburguesería, unos chicos de su edad se acercan para intentar ligar con ellas pero cuando ven que no tiene oportunidad, comienzan a ejercer actitudes violentas con frases como “te comportas como una estrella pero pareces un nugget de pollo”. La directora cuenta que su intención era mostrar una discusión cliché, “cuando te dicen guapa y al mandarlos a la mierda te conviertes en fea”, subraya. Para El Hourch, también es imprescindible poner el foco en las prácticas y actitudes más cotidianas que sigan muy ancladas en los engranajes del funcionamiento social. “Ellos también son víctimas, se les ha enseñado que deben ser los más fuertes, los más guapos y los más valientes. No saben reaccionar cuando una mujer les planta cara”, puntualiza.
El patriarcado está arraigado lo más profundo de la convivencia social, la solución para arrancarlo es intrínsecamente mixta: “La sororidad femenina debe ir acompañada de la unión con los hombres, solo si luchamos juntos hay esperanza de cambio”, reconoce El Hourch, “durante mi proceso he recibido el apoyo de muchos hombres y me he tenido que enfrentar a muchos obstáculos tanto de hombres como de mujeres”, señala. Ser mujer, joven y primeriza en el mundo del cine no es la mejor carta de presentación para ganarse la confianza de una productora. “Tachaban el guion por estereotípico, personas que jamás han pisado el extrarradio francés decían que me pasaba con los clichés”, entre las críticas hubo una especialmente dolorosa: “Argumentaban que un beso no consentido, que no es lo suficientemente potente para sostener el drama de la película”, obstáculos que muestran que “queda mucha lucha”. Aún hacen falta muchas películas.
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