Los ‘youtubers’ de Andorra tendrán que acreditar, finalmente, un nivel mínimo de catalán
El parlament del país pirenaico da marcha atrás y obligará a los ‘streamers’ a saber la lengua oficial en 2029
El Parlament de Andorra ha dado marcha atrás y, al final, también obligará a los youtubers que han trasladado su sede fiscal al país de los Pirineos -para pagar muchísimos menos impuestos- a aprender un mínimo de lengua catalana, la oficial en Andorra. La mayoría de grupos parlamentarios -entre los que se encuentran Demòcrates, el partido de gobierno- cerraron el jueves el texto del proyecto de Ley de la Lengua Propia y Oficial. La normativa exigirá a “cualquier persona” que quiera obtener un permiso de residencia y trabajo a acreditar un nivel mínimo de catalán, aunque no estará plenamente en vigor hasta 2029.
El pasado agosto el Gobierno andorrano anunció que obligaría a aquellos que quisieran obtener o renovar el permiso de residencia a realizar un examen de catalán que acreditase un nivel A2. Se trata de una titulación muy básica que, según el Consorcio para la Normalización Lingüística de Cataluña, permite al poseedor de este nivel “comprender y utilizar oralmente y por escrito las frases y expresiones más usuales”.
Pese al nivel elemental que exigía el proyecto de ley, el jefe de Gobierno de Andorra, Xavier Espot, anunció abiertamente que a los youtubers se les seguiría colocando la alfombra roja en el país y no se les exigiría que aprendieran catalán. Espot aseguró en una entrevista de Catalunya Ràdio: “Quien venga a residir a nuestro país pero no vaya a trabajar en Andorra porque es un residente sin actividades lucrativas, porque es un residente pasivo -como pueden ser los youtubers- no hará falta hacerles extensiva la ley”.
Este trato de favor a los streamers había generado muchas críticas los últimos meses. Los creadores de contenidos seguían recibiendo los mimos de las autoridades andorranas pero pronto, esta apuesta se les volvió en contra en forma de protestas y movilizaciones protagonizadas por grupos de ciudadanos andorranos. Y no solo por cuestiones lingüísticas. El pasado enero se supo que uno de estos youtubers, David Cánovas conocido como TheGrefg, quería desahuciar a una mujer de 80 años de un bloque de pisos que compró en verano de 2020 en Escaldes-Engordany. Cánovas, como muchos de streamers, había invertido en el ladrillo. Aparte de actuar sin escrúpulos contra la inquilina, la compra masiva de pisos por parte de extranjeros había provocado que el precio de la vivienda subiera metiendo en problemas a los propios andorranos. De hecho, semanas antes de que se conociera el intento de desahucio instado por TheGrefg, se celebró la manifestación más multitudinaria de Andorra. Fue el 8 de diciembre de 2023 cuando 2.700 personas se manifestaron por el elevado precio de los pisos. Un aumento de precios que se ha atragantado al gobierno y muchos andorranos lo vinculan con las inversiones de los streamers extranjeros.
El desconocimiento del catalán y la especulación inmobiliaria no es el único reproche que hace la ciudadanía andorrana a los streamers. En enero de 2021, la policía detuvo a media docena de personas por trabajar para youtubers sin permisos legales. Poco después, arrestaban al influencer Gonzalo Sapiña por estafar con cursos de criptomonedas. En agosto de 2023 el detenido fue Ferrariman, otro popular streamer que se dedica a grabarse conduciendo mientras sobrepasa los límites de velocidad. En septiembre, la Fiscalía andorrana abrió diligencias contra el influencer ElmilloR por llamar “putos subnormales” a los agentes de policía, y en octubre detuvieron a otro creador de contenidos por agredir sexualmente a una joven.
La última controversia de un streamer fue la protagonizada por Sergio Fuentes, conocido como el ‘rey’ de Onlyfans, al que investiga la Fiscalía después de que a principios de marzo admitiera en La Sexta cobrar entre el 30% y el 50% de lo que facturan las jóvenes que representa y que llevan a cabo servicios sexuales a distancia en la red OnlyFans. Fuentes admitió: “Me gusta que las modelos que llevo tengan un perfil así como de inocente, que parezcan inocentes, pero que estén buenas”. Y añadió: “Y si son menores, mejor”.
Con todo este caldo de cultivo, el partido de gobierno, Demócratas, junto con Concordia, Partido Socialdemócrata y Ciudadanos Comprometidos han consensuado en el parlamento que los youtubers también tienen que aprender un mínimo de catalán si quieren seguir siendo residentes en Andorra. Aunque se les dará tiempo y no entrará en vigor la norma , para ellos, hasta 2029
El “proyecto de ley de la lengua propia y oficial” ha acordado que para las personas que realicen su primera renovación del permiso de residencia y trabajo se les obligará a acreditar un A1. El Consorcio de Normalización Lingüística de Cataluña mantiene que el poseedor de un A1 puede utilizar “frases muy sencillas que le permitan satisfacer las primeras necesidades comunicativas”. Según el Consorcio, el alumno de este nivel puede interactuar “de manera sencilla, aunque necesite que la otra persona hable muy despacio”. Este nivel está indicado para aquella personas que “no conocen el alfabeto latino”.
En la segunda renovación del permiso de residencia ya se exigirá un A2. Si no se obtienen estos niveles se obligará a cursar una formación de 30 horas y si no se supera no se renovarán los permisos. Esta medida entrará en vigor el próximo 26 de abril. Los partidos también harán “extensivos estos niveles de catalán” al resto de permisos de inmigración en un plazo de cinco años, hecho que también afectará a los llamados “residentes pasivos” entre los que se encuentran los youtubers.
Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.