Salud pide a los grandes hospitales que no contraten a sanitarios temporales para que opten por otros centros
La Generalitat de Cataluña pretende redistribuir los profesionales de Vall d’Hebron, Clínic y Sant Pau a dispositivos con menos recursos
El Departamento de Salud busca fórmulas para redistribuir el personal sanitario en Cataluña sin aumentar el gasto. La consejería considera que la comunidad no garantiza la equidad territorial y que los grandes hospitales urbanos cuentan con ratios notablemente más favorables que los intermedios o los del ámbito rural en determinados servicios. Salud pretende redistribuir los profesionales de los principales centros sanitarios (Vall d’Hebron, Clínic y Sant Pau, por ejemplo) a otros para optimizar los recursos y garantizar la actividad en todas partes. “No es solo que falten profesionales, que también, sino que hay que repartirlos adecuadamente”, remarca una fuente de la consejería.
¿Cómo se puede revertir la falta de equidad? Salud defiende que una parte del personal incorporado durante la pandemia en el núcleo del sistema debe distribuirse por toda la red. Y que aquellos profesionales que actualmente tienen una vinculación temporal con los grandes hospitales de Barcelona pasen a tenerla en otros hospitales más necesitados de manos. Para hacerlo, la consejería ha pedido “contención” a los gerentes hospitalarios para limitar el gasto en personal que se ha mantenido en los últimos dos años. “En 2021 y 2022 hicimos una contratación importante de personal sin subir el salario; y en 2023 aumentamos el salario sin incorporar más personal”, resume el mismo cargo de Salud. “Ahora tenemos que consolidar esta mejora global garantizando la equidad y reequilibrando los esfuerzos”. Entre las prioridades de la consejería también está la “optimización” de los recursos para que el sistema sea lo más “eficiente” posible en todos los sentidos. El ICS ha pasado de contar con 44.158 profesionales en 2019 a los cerca de 52.521 de 2022, según su memoria de actividad. En el global del sistema el aumento roza los 20.000 empleados más.
No parece sencillo encontrar la fórmula perfecta para harmonizar el sistema sanitario. “La centrifugación de la plantilla es posible con trabajadores temporales o interinos, pero no con personal estatutario”, anticipa el economista de la salud Guillem López-Casasnovas, que ultima un estudio para cuantificar los millones necesarios para equilibrar el sistema catalán de Salud y renovar la cifra de 5.000 millones requeridos hace años. La administración, explica López-Casasnovas, tiene dos formas de aumentar la productividad: “O se aumentan las plantillas y no los salarios; o pagas más para que hagan más horas. Y en esta disyuntiva siempre gana la de contratar más personal”. Tras el Tercer Acuerdo del convenio laboral del Institut Català de la Salut (ICS), que pretende garantizar los descansos y reducir la carga laboral de los sanitarios, se genera una contradicción productiva, entiende el experto. “Si tienes más carga de trabajo con una plantilla con menos horas; implica que tendrás que utilizar parte de la plantilla temporal para cubrir la menor productividad de los estatutarios”, expone el experto.
Y es en este escenario de carga asistencial permanente donde los sindicatos reclaman blindar los recursos: “Todo es una cuestión de dinero. Si no hay dinero, no se puede garantizar la actividad ni la equidad”, lamenta Ignacio Montoya, secretario autonómico del sindicato de enfermeras Satse. “Quizás habría que priorizar más la sanidad que otras partidas”.
El sindicato CC OO ya denunció la semana pasada que Vall d’Hebron anunció internamente una rebaja de 33 millones del presupuesto del centro por el incremento del gasto de personal derivado de la subida de los salarios del Tercer Acuerdo del Institut Català de la Salut (ICS), algo que la institución niega: “No hay ningún recorte previsto. Lo que hacemos es una redistribución del esfuerzo económico en el ICS que no tiene nada que ver con el Tercer Acuerdo”, remarcó antes de saber que no habría presupuestos. Sin nuevas cuentas, la situación parece más complicada.
Los primeros movimientos en el sector inquietan a los sindicatos. “El capítulo que más gasto asume es el de personal”, insiste Montoya, secretario autonómico del sindicato de enfermeras Satse. “Y lo más fácil para tomar medidas es reducir personal. Estamos del todo en desacuerdo. Los pilares de la sanidad son los profesionales, no las máquinas”, remarca. CC OO también mostró su rechazo: “No es aceptable que se anuncien restricciones”.
Un año después del fin de la pandemia, sin las inyecciones económicas derivadas de la covid, y sin presupuestos, parece que llega de ajustar a la perfección el gasto. El consejero de Salud, Manel Balcells, ya anticipó el nuevo contexto en la última Comisión de Salud del Parlament: “En 2024 no haremos nuevas acciones. El dinero será para consolidar las acciones iniciadas el 2023, que son muy importantes y transcedentes”. El problema es que el dinero previsto (un 3,6% más que en 2023, inferior al 9,6% global) no llegará.
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