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ENFERMERÍA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Enfermeras: por qué vamos a la huelga

Con el acuerdo del ICS, las mejoras apuntan sólo en una dirección y consolidan privilegios y un sesgo de género evidente, dejando a la enfermería en sus habituales niveles de precariedad

Enfermeras Cataluña
Protestas del colectivo de enfermeras en Barcelona, el pasado mes de enero, delante del Parlament.Alberto Paredes (Europa Press)

La huelga de enfermería en la sanidad catalana convocada este diciembre debe leerse como expresión del creciente descontento dentro del sector. Este movimiento, impulsado por la insatisfacción de las enfermeras, aborda necesidades fundamentales que están impactando cada día en la calidad del sistema de salud.

El reconocimiento del papel de estas profesionales debe provenir de la equidad, conscientes de que debilitar las columnas del sistema sanitario catalán en uno u otro ámbito lo pueden hacer tambalear de igual manera. Ahora tenemos sobre la mesa un nuevo Convenio con el Instituto Catalán de la Salud (ICS) cargado de carencias: desde la Associació d’Infermeria Familiar i Comunitària de Catalunya (Aificc) vemos agravios claros hacia las enfermeras. De nuevo, nos falta el reconocimiento de algunas de nuestras especialidades. Un ejemplo evidente es el de las enfermeras familiares y comunitarias que se están formando específicamente para trabajar en la Atención Primaria, pero que no son reconocidas laboralmente, o de otras que habiéndose formado aquí, acaban marchándose a otras comunidades autónomas donde se convocan puestos de trabajo específicos para su especialidad.

Necesitamos acuerdos que refuercen y validen nuestra experiencia y formación. Esto no sólo beneficia a las enfermeras en términos de desarrollo profesional, sino que también mejora la calidad general de nuestra atención primaria y de salud. Otro punto crítico es que avance la prescripción de medicamentos por parte de las enfermeras. Esta capacidad está haciendo aumentar la eficiencia en la atención primaria, pero nuestro colectivo aún no tiene las herramientas para optimizar su autonomía a pesar de estar establecido por el Decreto del 2019.

Si tira adelante este nuevo Convenio también pasaremos por encima de una carencia estructural que llevamos años arrastrando: la falta de enfermeras y unas ratios insostenibles. Intervenir en serio sobre esta proporción profesionales-pacientes aliviaría la carga de trabajo y también permitiría una atención más personalizada y detallada, beneficiando a la ciudadanía y a los profesionales por igual.

A estas alturas, es una obviedad denunciar que las profesionales enfermeras estamos lejos de los sitios clave de toma de decisiones. Y nos parece irresponsable que se mantenga a las enfermeras casi al margen de la planificación estratégica y de la toma de decisiones que afectan a los pacientes, un daño que arrastra nuestro sistema de salud.

Con el acuerdo que parece contentar al ICS, las mejoras apuntan sólo en una dirección, consolidando privilegios y un sesgo de género que vuelve a ser más que evidente, dejando la enfermería en sus habituales niveles de precariedad, que no es sólo económica.

La huelga, por tanto, se presenta como un medio para defender una sanidad mejor, a través de la aportación enfermera. Si no somos críticas con lo que tenemos delante, estaremos dando carta blanca a un convenio que pasa por encima de muchos cambios y transformaciones que son indispensables, porque tanto nos importa nuestro progreso laboral como la construcción de un modelo de atención sanitaria robusto y equitativo para todos.

Ester Giménez es presidenta Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (Aificc)

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