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Los partidos afrontan el 23-J en Cataluña con la mirada ya puesta en la carrera por la Generalitat

ERC, Junts y CUP se juegan frenar la sangría de apoyos de las últimos comicios mientras que PSC y populares esperan tirar de sus respectivos buenos momentos para ganar peso

El presidente del Govern, Pere Aragonès, en el acto de inicio de campaña de ERC por el 23J.
El presidente del Govern, Pere Aragonès, en el acto de inicio de campaña de ERC por el 23J.LORENA SOPENA - EUROPA PRESS (LORENA SOPENA - EUROPA PRESS)

El reparto de los 48 diputados que corresponden a las cuatro demarcaciones catalanas tendrá un papel clave en la conformación de mayorías en el Congreso tras el 23-J. Sin embargo, la partida que comienzan desde este jueves los partidos no se limita al tablero madrileño sino que marcará claramente el futuro del otro gran juego pendiente: unas elecciones catalanas que tocarían en febrero de 2024 pero son suceptibles de ser adelantadas. En las generales de este julio se juega al todo o nada con la continuidad de la vía del diálogo o la preservación del modelo de escuela en catalán pero las formaciones también ven en las urnas la primera vuelta del camino al Ejecutivo de la Generalitat.

El 14-F en 2021 dejó un escenario con tres fuerzas predominantes. PSC, ERC y Junts compartieron podio y la suma independentista dejó a los socialistas, la fuerza más votada, fuera de la presidencia del Ejecutivo general. El pasado mes de octubre, con la salida de Junts del Govern, la lucha a tres por la hegemonía electoral se recrudeció y los de Salvador Illa volvieron a imponerse en la cita de las municipales de mayo pasado. De ahí que el resultado del 23-J pueda ser leído como la previa de lo que suceda en las catalanas aún sin fecha fija. Otra cosa es que cada partido (y bloque) llegue en diferentes situaciones a la carrera.

El independentismo, por ejemplo, afronta los comicios envueltos en una manta de pretendida unidad. Los republicanos sufrieron una hemorragia de 300.000 votos en las municipales y, ante la inminencia del 23-J, el president Pere Aragonès trató de remediar el batacazo apelando a la necesidad de impulsar un “frente democrático”. Pero Junts defiende como suya la paternidad de ese frente (querían listas únicas en el Congreso) y le reprocha a sus exsocios que si en octubre pasado se rompió el Govern fue precisamente por la divergencia de planteamientos sobre esa acción conjunta. Carles Puigdemont lo ha recordado este jueves: “ERC no comparte la estrategia que nosotros defendemos”, ha dicho.

Sin embargo, más allá de declaraciones de intenciones, Esquerra y Junts no se esmeran en ocultar que comparten poco en común. Si cabe, aún más alejada del hipotético punto de encuentro, está la CUP. Pero los anticapitalistas acuden a las urnas con el riesgo de pintar poco o nada en el Congreso, ya que los sondeos anticipan una pérdida absoluta de representación. En general, esas mismas encuestas dibujan una caída del peso del independentismo en la cámara baja. ERC se arriesga a perder la mitad de los 13 diputados que tiene y Junts se podría quedar con tres sillas, cuando hace cuatro años sacó ocho, yendo en coalición con el PDeCAT. Los neoconvergentes, por su parte, fían en el exdiputado en el Parlament Roger Montañola manterener la representación en el Congreso.

ERC de momento, ha centrado sus ataques en Sumar y en reivindicarse, junto a Bildu, como las únicas formaciones que pueden evitar un gobierno del PP. Creen que Pedro Sánchez, según en que tesitura, apoyaría a los conservadores. “Estamos ante un Sumar que se parece cada vez más al PSOE, un PSOE que se parece más al PP y un PP que quiere ser Vox”, ha dicho en Sants la número de los de los republicanos, Teresa Jordà. EN ERC sacan pecho de los indultos y de las leyes sociales que han negociado y apuestan por repetir la fórmula. En Junts, el planteamiento sigue siendo radicalmente opuesto: apuestan por la “confrontación” y su candidata, Míriam Nogueras, ya ha avanzado que no dará su apoyo al PSOE porque no cree que un gobierno progresista sea un mal menor para Cataluña.

Los independentistas no son los únicos que parecen desinflarse. Algo similar le ocurre a los comunes, a quienes cuya apuesta por respaldar el proyecto político de Yolanda Díaz de momento no parece dar réditos. El espacio que ahora ocupa en Comú Podem siempre había hecho un complicado encaje de bolillos para poder encajar sus múltiples sensibilidades frente al hecho nacional y la líder de Sumar ha enviado ese delicado equilibrio a la papelera este jueves. “El referéndum no está sobre la mesa”, ha dicho Díaz en una entrevista. Tras haber ganado las elecciones generales en 2016 y 2015 en Cataluña, los comunes han ido perdiendo fuelle pero habían logrado estar cobijados por la coalición de Gobierno entre PSOE y Podemos. El último CEO les daba un resultado raquítico: entre 2 y 4 diputados frente a los 7 actuales.

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Los comunes no parecen beneficiarse de la ola de Díaz en el resto del Estado pero, en cambio, el PP si navega la ola azul de Alberto Núñez Feijóo y Vox la de Santiago Abascal. El gran triunfo de las elecciones del 28-M para para el Partido Popular juega a favor del partido conservador en Cataluña, aunque sus perspectivas sean muy modestas. Sus posibilidades de llegar a gobernar Cataluña son muy pocas pero en votaciones como las de la elección del alcalde de Barcelona han demostrado que, incluso con pocos votos, pueden llegar a ser decisivos. Un buen resultado en Cataluña -recuperar por ejemplo el resbaladizo escaño de Girona- daría más seguridad al PP para conseguir la mayoría. Gran parte del camino lo ha allanado el hecho de que Ciudadanos no participa en la carrera electoral.

Mientras que el socialismo en el resto de España batalla para conjurar la derrota en las encuestas, el PSC vive un momento dulce. Todas las encuestas señalan una victoria cómoda pero nada garantiza que el regusto sea dulce. El plan del PSC para Cataluña, en caso de llegar a la Generalitat, pasa por cumplir expectativas dos temas vitales como las Rodalies y la ampliación del aeropuerto. Tener a gente de su órbita en la dirección de esas carteras está en la base de su hoja de ruta, pero todo puede saltar por los aires si no hay un Gobierno socialista tras el 23-J.

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