Caída drástica en el número de personas que se cuelan en el metro de Barcelona por las bonificaciones en el transporte

El metro de Barcelona cumplió, el pasado diciembre, su primer siglo de vida. Lo hizo con cifras de récord y cerrando 2024 con 469 millones de validaciones, un 6,5% más que en 2023. El día que más personas viajaron en el suburbano fue en Sant Jordi con un total de 2,5 millones de validaciones. El gran número de pasajeros contrasta con un enorme descenso de las personas que viajan sin billete. De hecho, en la historia de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) no se había registrado nunca cifras tan bajas de fraude. El año pasado, los interventores -conocidos también como revisores- del metro solicitaron a 35.201 personas que les mostrasen si habían validado el título con el que viajaban. Solo el 2,24% (788 personas) se había colado en el metro sin billete o utilizando la tarjeta que no les tocaba como la de un menor o un jubilado. En 2023 la cifra de defraudadores era del 2,5% y en 2019 del 3,5%.

Son las 12.00 de un jueves en la estación de Sagrada Família. Cerca de una veintena de personas -entre las que se encuentran interventores, vigilantes privados y Mossos d’Esquadra- toman posiciones en los pasillos de la estación y, rápidamente, forman una barrera humana. A partir de este momento, no pasará nadie sin que se compruebe que ha validado el billete correspondiente. “Es muy excepcional encontrar a viajeros sin billete. También es cierto que hay personas despistadas o algunos que consideran que el transporte debería ser gratuito. Aún así, ahora la gente paga más. En época de crisis el fraude era muchísimo más elevado”, explica el interventor Luis García, que lleva 21 años revisando si los pasajeros viajan o no tras haber validado sus títulos.

Cuando los pasajeros topan con la barrera humana de uniformados de TMB, nadie se resiste a enseñar la tarjeta y los billetes. Antes de 2020, el 45% de los usuarios viajaban con la T-10, el equivalente a la T-casual (la tarjeta que permite realizar 10 viajes). Ahora solo el 15% de usuarios utiliza esas tarjetas multiviajes y la mayoría, el 80%, opta por abonos como la T-usual (permite realizar viajes ilimitados durante 30 días) y la T-jove ( para viajes ilimitados durante un trimestre para los menores de 30 años). El consejero delegado de TMB, Xavier Flores, asegura que la caída en el número de defraudadores tiene mucho que ver, precisamente, con la bonificación de títulos de transporte como la T-jove o la T-usual. “Cuando la gente viaja con una tarifa plana muy asequible, se lo piensa mucho antes de cometer fraude. Los descuentos, y el hecho de poder recargar los títulos en el móvil han sido básicos para la caída del fraude”, sostiene Flores.

El dispositivo preparado en la estación de Sagrada Família está en una zona clave que venga el viajero de donde venga -hay un transbordo entre la L2 y la L5- se tope con la barrera de revisores. Paco Muñoz es el responsable de interventores de Metro: “Tres veces al año realizamos campañas intensivas. La de hoy es la de principios de año, hacemos una antes de verano y la última en el último trimestre”. La empresa pública dispone de 60 interventores y nueve mandos que se distribuyen en toda la red de metro en turnos de mañana tarde y noche.

El 100% de los pasajeros a los que se les ha solicitado el billete en este punto de la línea lo habían “picado” antes de pasar los tornos. Ricardo Ortega es el responsable de la seguridad y protección civil del metro de Barcelona: “Estas campañas, independientemente de otros controles, son muy efectivas ya que contienen y disminuyen el número de personas que se cuelan”. Ortega asegura que los defraudadores generan una mala percepción al resto de viajeros: “Cuando ves a alguien colarse, aumenta tú percepción de inseguridad”. También dice que hay accidentes por culpa de los defraudadores, sobre todo, aquellos que con menos habilidad de la que esperaban saltan o reptan por los tornos cayéndose y haciéndose daño. Otros se cuelan en la zona de pago después de acceder por las puertas destinadas a la salida. Ortega también señala a los que se colocan detrás de un pasajero que atraviesa la línea de peaje tras validar su billete. Aprovechan que se abren las barreras y pasan a escasos centímetros del que sí que ha pagado el título. “Eso si que molesta al que paga”, lamenta.

La multa por viajar sin billete es de 100 euros. “Si se paga, al propio interventor, en efectivo o con tarjeta, le aplica un descuento del 50%”, explica Muñoz. En el caso de que el infractor utilice el título de un jubilado, menor u otro título nominal que no le corresponda, además de la multa se le inutiliza el abono utilizado fraudulentamente. Después de haber solicitado el billete a centenares de personas, sin que ninguna viajara sin haber validado el título, el mando de los interventores decide trasladar a todos ellos a otra estación sabiendo que cada vez menos gente se cuela en el metro de Barcelona.