Barcelona contiene la respiración ante el triple empate entre Colau, Collboni y Trias
La campaña electoral más reñida en la capital catalana acaba con unas encuestas dibujando un resultado muy ajustado y con poca concreción sobre los pactos
El telón de la campaña para el 28-M ha caído este viernes en la capital catalana tras dos semanas en las que no se ha logrado imponer un claro favorito. Todo lo contrario. El paso de los días, según las encuestas, no ha hecho sino acentuar un triple empate entre la candidata a la reelección, Ada Colau (Barcelona en Comú); el socialista Jaume Collboni y Xavier Trias (Junts). Ser la lista más votada este domingo no es garantía de éxito ante el riesgo, especialmente grave para la alcaldesa, de que se concrete una mayoría alternativa.
El escenario desde el que las tres candidaturas favoritas han pedido por última vez el voto brinda detalles sobre qué hay en juego en las urnas y en el seno de cada formación. “Si queremos una victoria del progreso necesitamos que nadie se quede en casa, nuestro enemigo es la abstención”, ha dicho Collboni ante 4.000 personas reunidas en en el pabellón de La Vall d’Hebron, en el distrito de Horta Guinardó. Se trata de un sitio simbólico, que apela al legado de la ciudad olímpica y próximo al tramo de la Ronda de Dalt que el socialista ha prometido cubrir estos días.
Collboni ha insistido en que es su momento, consciente de que no habrá tercera oportunidad para él en el Ayuntamiento. “Ahora toca una nueva etapa, un nuevo alcalde. Ni Colau ni Trias: ahora toca PSC”, ha pedido. En el cierre le arroparon, entre otros, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y el líder del PSC, Salvador Illa. Nunca un líder del PSOE había cerrado la campaña por las municipales en territorio catalán. Barcelona es la apuesta del todo o nada de Ferraz y La Moncloa de cara a exhibir un triunfo importante pero aún incierto en las municipales.
La vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, también ve un filón en la lectura estatal que pueda tener el resultado en la capital catalana. Con el acto en el parque de Sant Martí, un distrito en liza entre comunes y el PSC, suman tres las visitas de la dirigente gallega a Colau durante estas dos semanas. Reservarse el día final para ello es un empujón para una campaña en que la alcaldesa ha optado por un perfil bajo pero también es una foto que reafirma la apuesta de los comunes por Sumar, la nueva confluencia de izquierdas que lidera la vicepresidenta, y en detrimento de Podemos.
Colau alertó del “riesgo real” de la sociovergencia, asegurando que apoyarle a ella es la única garantía de no retroceder. “Hayáis votado lo que hayáis votado, si queréis un Gobierno de proceso votad Barcelona en comú”, clamó la alcaldesa que en toda la campaña ha defendido un acuerdo con progresista con PSC y ERC. “Ada le ha preguntado [al candidato del PSC] si estaba dispuesto a pactar con el candidato de Junts. Cuando alguien no responde, es que está dispuesto a hacerlo, a entregar la ciudad a Trias”, ha añadido Díaz ante las 2.000 personas que acudieron al cierre de Barcelona en Comú. En el aire está el fantasma de que sea la candidata a la relección esta vez la víctima de un pacto entre perdedores para cortarle el paso. ERC fue la lista más votada en 2019 pero, gracias a los votos de Manuel Valls, la alcaldesa pudo conservar su puesto.
Trias, por su parte, ha mostrado una estudiada soledad en Jardinets de Gràcia. Allí, en diciembre pasado, comunicó que aceptaba la candidatura de Junts, dando un balón de oxígeno a un partido desesperanzado ante las municipales. El exalcalde intenta remarcar, ahora que comenzará el baile de pactos, su autonomía frente a la dirección, enarbolando sin miedo la bandera de las esencias convergentes. Un mensaje dirigido muy especialmente frente al reducto borrasista, muy contrario a un pacto con los socialistas que no descarta. Jordi Turull, secretario general de Junts, ha estado esta tarde en Amer (Girona), el municipio natal de Carles Puigdemont, mientras que Laura Borràs, presidenta de la formación, ha tenido una jornada hiperactiva, recorriendo las Terres de l’Ebre, pasando por Calafell (Tarragona) y terminó en Cerdanyola del Vallès (Barcelona). Si estaba entre los 800 asistentes y en primera fila el expresident Artur Mas.
El exalcalde convergente ha jugado todos estos días la carta nítida ser el verdadero voto anticolau dejando dudas sobre cuáles son sus propuestas más allá de la crítica sobre el aumento del precio de los alquileres. “La ciudad está deprimida”, ha lamentado para después pedir una gran movilización que permita conseguir poner fin a ocho años de mandato de la alcaldesa. “Necesito ganar de una manera clara, que nadie la pueda discutir”, ha dicho, dejando claro que los pactos también podrían ir en contra suya. “G
El panorama que dibujan las encuestas, sin embargo, incluso apuntan a la necesidad de hasta una tercera formación para alcanzar la cifra mágica de 21 regidores en el pleno, la mayoría absoluta en el pleno de la ciudad que impide que sea la primera lista la que gobierne. El republicano Ernest Maragall, que tras el triunfo de 2019 ha visto como se descolgaba del bloque ganador en las últimas semanas de esta campaña, ha insistido en su veto a un pacto con el PSC. “Esquerra es la esperanza de esta ciudad”, ha dicho en un discurso donde ha recordado toda su trayectoria política y con tintes de despedida.
Desde la mítica sala de La Paloma, en el Raval, los republicanos han enfilado sus ataques contra los socialistas,. “Quieren convertir Cataluña en el jardín de las barbacoas de fin de semana de La Moncloa”, ha criticado por su parte el president Pere Aragonès. “Cuando volvamos a hacer un referéndum, que queremos que sea def nitivo, será mucho más fácil ganar si tenemos a favor la ciudad de Barcelona”, ha añadido Oriol Junqueras, presidente de la formación.
La variación en la participación (el voto por Correo en Cataluña ha caído un 20% con respecto a 2019, cuando también hubo comicios europeos) pesará mucho en la posibilidad de que el PP crezca o irrumpa Vox. “Dar un voto a la investidura y después ser a la oposición no es mi forma de entender la política, quiero estar en gobierno y cambiar las cosas”, ha alertado el popular Dani Sirera. Ciudadanos y Valents se juegan también su permanencia en el Ayuntamiento. Hace cuatro años, con un 66% de votantes sobre el total del censo, fueron necesarios unos 35.000 votos para superar el umbral del 5% que permite acceder al reparto de los escaños.
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