La vuelta a las Fiestas de Gràcia de siempre
La Guardia Urbana despeja a los últimos resistentes en la plaza del Sol en la primera noche de celebración ya sin restricciones por la covid
Diez minutos antes de que el reloj marcara las 3.00 de la mañana, una patrulla de la Guardia Urbana despejó los últimos resistentes de la plaza de Sol, en la barcelonesa plaza de Gràcia. Fue la única forma de terminar con la primera noche de, probablemente, las fiestas de barrio más conocidas de Barcelona, que se celebraban ayer domingo por primera vez ya en un ambiente absolutamente prepandémico.
“Es la oportunidad de volver a ocupar la calle y de reencontrarnos con los vecinos tras dos años”, celebraba a primera hora del sábado Josep Maria Contel, miembro del Comité organizador. 24 horas después la noche del domingo lo confirmó. Pese a que no estaba agendado ningún concierto y que concurriera con aparente normalidad, solo los servicios de limpieza, custodiados por la Guardia Urbana, consiguieron despejar las calles. Los organizadores han contratado a vigilantes para proteger los decorados y evitar destrozos como los que algunas calles sufrieron hace dos años.
La jornada empezó en la plaza de la vila, con un discurso de la expresidenta de la comisión de fiestas e icónica vecina del barrio, Carla Carbonelló, que las ha iniciado oficialmente en la tarde de domingo con un discursos pacifista y contra los efectos del cambio climático. “Lo que la fiesta mayor necesita para tirar adelante es lo mismo que necesita el mundo: respeto, cohesión, tolerancia, equilibrio y corresponsabilidad”, dijo Carbonell desde el balcón de la Casa de la Vila en un discurso en el que apeló a acabar con las guerras y a actuar contra el cambio climático.
A Carbonell la precedió el concejal Eloi Badia, que, como ya ocurrió el año pasado con la alcaldesa, Ada Colau, recibió silbidos de algunos asistentes, pero que quedaron al final diluidos con los aplausos que recibió al final. La organización independentista Arran trató, si éxito, de colgar en una fachada de un edificio una pancarta en contra del turismo. Pero el viento lo impidió. En muchas de las calles del barrio se vieron mensajes como “Tourist go home”, con pintura reciente. Era imposible desviar los ojos hacia algunas de ellas.
La celebración tiene previsto terminar el próximo 21 de agosto. 23 calles, a última hora de ayer, y primera de lunes, ya estaban engalanadas y preparadas para recibir a los miles de vecinos del distrito y de Barcelona que se espera que visiten el barrio para zambullirse en .decorados como el de La Caperucita roja, El Quijote, el de los vikingos o el de los osos polares. “En 2019 tuvimos 24 calles decoradas”, recordaba Montel, “lo que demuestra que la dinámica ya es de normalidad absoluta”. Horas después, en la misma calle, decenas de jóvenes, impacientes de que arrancara el programa oficial, sacaron las primeras cervezas mientras algunos vecinos acababan de engalanar las calles de las primeras fiestas de Gràcia donde la pandemia de covid, que sesgó miles de vidas en la ciudad, ya no será la protagonista.
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