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Licencias VTC
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Barcelona, a favor del mejor servicio de taxi

En la ciudad lo tenemos claro: frente al capitalismo sin control de las plataformas, siempre protegeremos al sector y a las 13.000 familias que viven de él

Taxi Barcelona
Una usuaria entra en un taxi en la estación de Sants. Foto: Gianluca BattistaGianluca Battista

Dice la sabiduría popular que si quieres conocer de verdad una ciudad, lo mejor es hablar con sus taxistas. Yo lo he comprobado cada vez que cojo un taxi y comparto unos minutos de buena conversación con el conductor para captar el pulso de Barcelona. En los últimos meses, los trabajadores y trabajadoras de este sector habían manifestado con razón su inquietud por su futuro ante la competencia desleal que representaban los Vehículos de Transporte Concertado (VTC). Recientemente, hemos descubierto las prácticas ilegales de la compañía Uber para implantarse en nuevos mercados, promoviendo incluso enfrentamientos con taxistas o entre ciudades. Ante todo ello, en Barcelona hemos dicho basta.

Por eso, desde el PSC hemos impulsado y alcanzado un acuerdo con el Govern de la Generalitat de Cataluña para regular los VTC. Me atrevo a calificarlo de un acuerdo histórico, justo y equilibrado. Histórico porque hemos sido capaces de unir voluntades políticas, institucionales y con el propio sector del taxi. Equilibrado porque garantiza también la actividad de los VTC y que dicha actividad se ajuste a su oferta evitando intrusismos en la oferta del taxi. Y justo porque garantiza un servicio de calidad con unas condiciones de trabajo dignas para las 13.000 familias de Barcelona y su Área Metropolitana que viven de él.

El acuerdo, que validará el Parlament este miércoles, incluye una serie de medidas efectivas para garantizar su cumplimiento: desde el un régimen sancionador en caso de que los VTC no respeten las condiciones de su servicio, la reducción de licencias VTC en toda Cataluña o la obligación de los conductores y plataformas de tener un coche asignado desde un año antes de la aprobación del decreto para impedir que las empresas operen solo en temporada de alta demanda.

Así pues, en Barcelona, lo tenemos claro: frente al capitalismo sin control de las plataformas que gobiernos del PP y Vox aplican en Madrid, nosotros siempre apostaremos por una economía humana y justa, que genera prosperidad, actividad arraigada en la ciudad y puestos de trabajo dignos.

Los primeros taxis que circularon en Barcelona lo hicieron en el año 1910 y al cabo de pocos años adoptaron su característica línea amarilla que los distinguía. Más de un siglo después, el negro y amarillo de los taxis es un símbolo insustituible de Barcelona. Hoy, con voluntad política firme y un modelo de ciudad claro, hemos establecido las condiciones para garantizar su futuro.

Jaume Collboni es el primer teniente de alcaldesa del Ayuntamiento de Barcelona.

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