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El rincón más fresco de Barcelona: el paraje de Collserola con hasta 10 grados menos que el Raval

El ‘revolt de les monges’ es, por su orientación norte y su entorno boscoso, el punto con las temperaturas más bajas de la ciudad

Benjamin y Laia, vecinos de Barcelona, toman el fresco en el 'revolt de les monges'
Benjamin y Laia, vecinos de Barcelona, toman el fresco en el 'revolt de les monges'Albert Garcia
Gonzalo Moncloa Allison

Barcelona no es necesariamente sinónimo de bochorno inaguantable. Ni siquiera en plena ola de calor como la que se registra estos días. Cuando se camina desde el Raval, en el centro de la ciudad, hasta las alturas de la sierra del Collserola, en los contornos de la ciudad, se puede experimentar un descenso de las temperaturas de hasta 10 grados (haciendo caso omiso de la sensación térmica que deja casi tres horas de caminata). Si la segunda ola de calor del año que se vive estos días apremia, también se puede llegar en unos 30 minutos, ya sea en coche o en transporte público. Esto último es lo que realiza desde hace un año y medio Roberto de Godos, un profesor de 22 años aficionado a la meteorología que se ha dedicado a registrar estas variaciones de temperatura en su tiempo libre. En Collserola, según De Godos, está “el punto más frío de Barcelona”. Se llama el revolt de les monges (la curva de las monjas, en español).

Gran parte de España experimentaba en junio la peor ola de calor en 20 años, con hasta 43°, pero en esa curva de la carretera de Collserola la temperatura más alta fue de 17, destaca De Godos por teléfono: “A pesar de todo el calor prematuro que está haciendo, con noches tórridas [cuando el mercurio excede los 25°] de entre 26 y 27 grados en Barcelona, en este punto del Collserola la temperatura ha llegado hasta mínimos de 11 grados, no está mal”, comenta el joven profesor, que cada mes vuelca los datos en una página web que ha creado con este fin, MeteoRevolt; además de difundir su trabajo en una cuenta de Twitter inspirada en el proyecto. La temperatura media en esta zona ha sido de entre 14° y 16° durante el mes de junio; mientras que la diferencia con el centro de Barcelona, según De Godos, suele ser de entre siete y ocho grados centígrados.

Existen diversos motivos para que se dé este fenómeno, explica el jefe del Área de Climatología del Servicio Meteorológico Catalán (Meteocat), Marc Prohom, como la altura en la que se sitúa este espacio, así como su orientación al norte, “que es más fresco”, y el hecho de que se encuentre en un entorno de bosque: “Cuando el aire está muy estancado en zonas donde hay una pequeña depresión, como en la curva de las monjas, formando un pequeño valle, ahí desciende más la temperatura y el contraste es mayor. Está documentado que hay estas diferencias de más de seis o siete grados por las noches”, agrega Prohom, incluso entre la zona del aeropuerto y el centro de Barcelona.

Entre otras razones, el experto también alude a la contaminación, causada en gran parte por la concentración de coches en el centro de la capital catalana; además del cambio climático, un “fenómeno global” que “afecta especialmente al área mediterránea”. Sin embargo, la “isla de calor” que se forma en el centro de Barcelona, apunta, se debe “sobre todo” al material de construcción usado en la ciudad.

En este punto coincide con Blanca Arellano, profesora de la Universidad Politécnica de Cataluña y especialista en clima urbano y adaptación de las ciudades: “El asfalto y el hormigón, que son los materiales que predominan en Barcelona, además de otros como el granito, son lo peor para estas temperaturas”, destaca la docente, que identifica en el Eixample y Ciutat Vella los distritos con mayores temperaturas de la ciudad. “Tienen pocas zonas verdes, prácticamente todo el suelo está impermeabilizado y tienen una alta densidad de construcciones”, apunta Arellano.

Las diferencias socioeconómicas, en general, también son palpables a la hora de experimentar el calor, argumenta la experta, que en su grupo de investigación ha cruzado datos entre el nivel de renta y la temperatura según los barrios. “Es mucho más fresco el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, con más espacios abiertos y una mejor cobertura vegetal, frente al Eixample o Ciutat Vella”, describe. En concreto, el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, una de las puertas de entrada a la sierra del Collserola, tiene algunas de las zonas con mayores ingresos de Cataluña, como el barrio de Les Tres Torres, según un informe reciente del Instituto d Estadística de Cataluña (Idescat), que también muestra cómo la desigualdad económica se mantiene entre estos distritos.

Durante el invierno, el revolt de les monges también ha registrado las temperaturas más bajas de Barcelona, de acuerdo con Roberto de Godos, que además de instalar sus propios termómetros basa sus reportes en los datos que proporcionan las estaciones del Meteocat. Según ha recogido en su web, en enero de 2005 se dio la más “significativa”: -8,5 °C, reportada por una asociación meteorológica llamada Comando Tibidabo. El segundo récord, identificado por el propio De Godos, fue en enero de 2021, con -5,2 °C. El nombre del punto más frío de Barcelona responde a la historia de cinco monjas que al principio de la Guerra Civil fueron asesinadas, cuando intentaban refugiarse en la zona. Un monolito en su honor preside la pronunciada curva situada en la carretera de Vallvidrera, identificada en la cultura popular, por estos motivos, como el revolt de les monges.

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