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Política
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Carta de un militante a Yolanda Díaz: “Hay que contar con la Cataluña que escucha Estopa y baila con Chanel”

La subida a la ola del 15-M pasó a representar a los nuevos movimientos de forma opaca y vertical exigiendo la sustitución de los que habían representado una opción política reconocible y consolidada

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, este lunes en Madrid.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, este lunes en Madrid.MARISCAL (EFE)
Xavi Martínez Castillo

Apreciada Yolanda Díaz:

Ahora que tu necesario e ilusionante proyecto invita a Sumar priorizando los objetivos compartidos por encima de egos y divisiones, me gustaría aportar mi visión como inscrito de los comunes con 20 años de militancia activa —inicialmente en ICV—, compaginada dificultosamente con la gestión de un bar de barrio. Ser autónomo con trabajadores estos últimos 15 años está siendo complicado. Lo veo y lo vivo a diario en un barrio en el que conviven independentistas con votantes de Vox, clase acomodada, inmigrantes y precarios indefinidos... una zona donde nuestro discurso debería enganchar.

Y compruebo con tristeza que a la indiferencia se suma frecuentemente el rechazo. ¿A qué se debe? ¿Por qué tenemos menos presencia municipal que nunca? ¿Por qué hemos perdido un tercio de representación en el Parlament de Catalunya con una marca potente en España y la visibilidad de la alcaldía de Barcelona? ¿Por qué del casi millón de votos que sacamos en Cataluña en las elecciones generales 2015 se pasó a 600.000 en las generales 2019 y la tendencia es seguir bajando? ¿Por qué con políticas valientes, tres de cada cuatro barceloneses desean un cambio en la alcaldía?

Me atrevo a dibujar algunas causas. Los comunes hemos renunciado a crecer. Es un espacio descapitalizado consciente y metódicamente por una élite activista e intelectual que, no solo nunca se habían acercado en el pasado, sino que eran muy críticos con él. La subida a la ola del 15-M pasó a representar a los nuevos movimientos de forma opaca y vertical exigiendo la sustitución de los que habían representado una opción política reconocible y consolidada. Quienes pactaron la rendición, más los que coparon todas las responsabilidades; incluso con el voto contrario de los inscritos, son los que llevan ocho años dirigiendo la confluencia, dentro y fuera, aplicando el despotismo ilustrado y la autocomplacencia.

Sin debates internos ni estrategia. Insistiendo en un soberanismo hueco, desfasado; comprensivo con los mantras nacionalistas y contrario al sentir mayoritario de militantes y votantes que aguantan para no hundir definitivamente el espacio asumiendo que mientras se mantenga Barcelona, nada va a cambiar.

Una organización que vende pluralidad y participación, pero que no cuida la cantera. Con techos de cristal para los currantes en las listas y que acepta ser muleta del independentismo cuando flaquea, sin ponerlo ante el espejo renunciando a su potencial electorado para contentar a una minoría.

Me gustaría que contaras con esa Cataluña invisibilizada durante estos años: claramente federalista, multiidentitaria, de bar de cañas, no solo de gin tonics. De cine de palomitas, no solo de versión original. Que escucha Estopa y baila también con Chanel. Que lee también a Reverte, no solo a Empar Moliner.

Que entiende que la paz y los derechos conseguidos sin seguridad y disuasión están en peligro. Que no quiere que le digan que vamos a ganar, sino que vamos a pelear para cambiar todo lo que se pueda, pero que la sociedad es plural y hay que aceptarlo.

Sin arrogancias morales. Que ser de izquierdas es siempre una carrera de fondo. Si cuentas con esa Cataluña y España seguro que sumaremos. Un saludo y suerte. La vamos a necesitar.

Xavi Martínez Castillo es hostelero y militante de los comunes

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