El maquinista de la locomotora que chocó contra un tren de pasajeros avisó al centro de control de que iba sin frenos
El conductor del tren de pasajeros que circulaba por la misma vía de Tarragona no recibió ningún aviso para detenerse
Personal técnico de Adif, de Renfe y Mossos d’Esquadra analizaron este lunes por la mañana el tramo de vía, cerca de la estación de Vila-seca (Tarragona), donde el domingo por la noche una locomotora embistió a un tren de pasajeros de la línea Barcelona-Tortosa. Sigue abierta la investigación del choque, que dejó una treintena de heridos, cinco de ellos graves, pero gana peso la primera hipótesis contemplada: una avería en el sistema de frenado de la locomotora precipitó la colisión. Las pesquisas se centran en determinar por qué fallaron los frenos de una máquina que acababa de salir de una revisión y, de manera paralela, se persigue esclarecer si el golpe habría sido evitable, en caso de que se hubiera reaccionado con mayor agilidad.
El maquinista que estaba a los mandos de la locomotora avisó de que iba sin frenos al puesto de Control de Tráfico Centralizado (CTC), gestionado por Adif. Pese a ello, la locomotora no fue desviada ni detenida y el maquinista del tren de pasajeros no recibió ninguna comunicación advirtiéndole de la inminencia del choque. Tras una consulta de EL PAÍS a Adif sobre las circunstancias previas al encontronazo, un portavoz del administrador ferroviario confirmó la existencia del aviso al CTC y también admitió tener constancia de que la locomotora se saltó un semáforo en rojo. Rehusó dar más explicaciones alegando que el asunto se halla bajo investigación.
Jordi Bertomeu iba a bordo del segundo vagón del tren regional. Sufrió heridas en las manos, un hematoma en el pecho y un tirón en las cervicales y recuerda con angustia los momentos del accidente: “Nada más salir de la estación de Vila-seca el tren frenó y, entonces, escuchamos un largo bocinazo”, detalla. Tras el pitido, la violenta sacudida. “Se apagaron todas las luces y solo recuerdo verme las manos ensangrentadas y sentir un dolor en el cuello”, manifiesta. “Empezó a llenarse el vagón de humo, y se notaba un fuerte olor a quemado y a combustible. Encima, la puerta quedó atrancada y no se abría”, dice.
Los dos convoyes accidentados seguían, hasta el mediodía del lunes, ocupando los raíles de salida de la estación de Vila-seca. La locomotora que se quedó sin frenos es propiedad de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC), aunque estaba alquilada a la compañía Cargometro, formada a su vez en un 51% por FGC y un 49% por Captrain. Los trenes de mercancías que operan con la empresa Cargometro circulan bajo la licencia ferroviaria y el certificado de seguridad de Captrain, empresa integrada en la francesa SNCF.
Estas locomotoras se usan, de manera habitual, para desplazar piezas y carga entre la fábrica de Seat en Martorell y el puerto de Barcelona. El domingo salió de su ruta habitual para pasar una revisión y un torneado de ruedas en los talleres de Constantí, municipio vecino a Vila-seca. Técnicos ferroviarios sostienen que es posible que en los talleres no se detectara ninguna anomalía en el sistema de frenado, porque este pudo responder bien en parado, y que el percance aflorara cuando el maquinista tuvo que activar el freno al advertir un semáforo rojo en la aproximación a Vila-seca.
El tramo de red donde se registró el choque está considerado de interés general y el siniestro será objeto de una investigación por parte de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF), un organismo independiente adscrito al Ministerio de Transportes. En este sentido, la indagación avanza por canales distintos a los que dirimen el choque entre dos trenes, el mes pasado, en Sant Boi de Llobregat, en una línea gestionada por FGC. El lunes 16 de mayo un tren de mercancías chocó contra un tren de pasajeros entre las estaciones de Sant Boi y Molí Nou y el accidente se saldó con la muerte de un maquinista y más de 80 personas heridas. El tramo estaba afectado por una limitación temporal de velocidad (LTV), una señalización excepcional que obliga a circular a un máximo de 30 kilómetros por hora, y un foco de investigación se centró en determinar si la infraestructura presentaba un mal estado. FGC niega ese extremo y anunció que abría diligencias internas paralelas a la instrucción judicial para concretar las causas del accidente.
Este lunes, en las horas posteriores al choque de Vila-seca, se reactivó el debate acerca del pobre estado que presentan algunas infraestructuras en Cataluña. La delegada de la Generalitat en Tarragona, Teresa Pallarès, reclamó al Estado mejoras en la red ferroviaria catalana, mientras que la portavoz parlamentaria del grupo PSC-Units, Alícia Romero, pidió al Govern que apueste por “la cooperación y la lealtad” para “multiplicar” las inversiones en Cataluña.
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