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Sónar 2022: la disolución de fronteras entre ciencia y espectáculo y los grandes artistas de baile serán los protagonistas

El festival barcelonés reformula el apartado +D y la noche se convertirá en pista de baile con acentos de todo el mundo

Sonar 2022
Imagen del festival Sónar.JUAN BARBOSA

Que la pandemia está transformando la creación, cómo compartirla, difundirla y teorizarla es una evidencia, y en este sentido la 29ª edición del Sónar de Barcelona ha recogido el guante para convertirse en un festival dispuesto a reflexionar sobre estos cambios más o menos incipientes. En el acto de presentación del certamen, la transformación del apartado +D, que cambia de recinto y amplía sus actividades hasta diluir las fronteras entre charla, performace, clase magistral y espectáculo, abriéndose al público de a pie, se perfila como uno de los ejes de la programación. Los otros, ya tradicionales en el festival, son la diversidad cultural y de género y la asunción de los retos medioambientales desde la perspectiva del arte como un espacio en el que hallar respuestas. El festival se desarrollará entre los días 16 y 18 de junio con un presupuesto similar, 9,4 millones de euros, al de su última edición física en 2019.

Que el Sónar no es sólo música es bien sabido, y que las fronteras han sido líneas que saltar y no preservar también, pero este año estas evidencias se agrandan. Por medio de todo tipo de charlas de diverso formato, en un escenario con 7 pantallas, el Sónar + D se perfila como un avance conceptual. Allí podrá verse cómo tecnologías añejas mezcladas con las del presente obtienen resultados plenamente contemporáneos, logrados por ejemplo con un ordenador textil hecho a base de cuerdas. Habrá clases prácticas de Web 3 y de cómo hacer NTFS; las máquinas capaces de aprender tendrán su espacio; habrá baterías acústicas convencionales que funcionarán como interfaces para interactuar con imágenes; se reflexionará sobre cómo la mirada digital a base de algoritmos reproduce las estructuras de poder y se comprobará que la vinculación entre naturaleza y chips no genera solamente hiperexplotación de los recursos sino también belleza y contemplación que puede traducirse tanto en un repertorio de sonidos naturales (ecología acústica) hasta en la recreación de paisajes en realidad virtual.

En palabras de Antonia Folguera y José Luis de Vicente, comisarios de esta área del festival “se trata de imaginar nuevas narrativas e inventar nuevas formas de trabajo para sustituir la presencialidad”. Juegos de ciencia ficción, pianos robotizados, danza post humana, robots pintores y la descentralización a través del blockchain (a grosso modo cadena de bloques que elimina la intermediación en la transmisión de información) son algunos otros elementos que protagonizará un Sonar + D que este año se instala en el Palau de Congressos de la Fira de Montjuïc y que según Ricard Robles, co director del Sonar “ayudará a que mensajes científicos hasta ahora restringidos a ámbitos académicos puedan alcanzar a otros públicos”

Musicalmente, el festival ofrece la tradicional mezcla entre nombres de impacto como Chemical Brothers, Moderat, The Blaze, C Tangana o Nathy Peluso (quien actuará la noche del jueves en un concierto por invitación para 15.000 personas), hasta las muestras de nuevas músicas y sonidos nacidos de la abolición de las fronteras y la disminución de las distancias, caso del amapiano, una suerte de house ambiental difundido desde Sudáfrica y que contará con la presencia de Kamo Emphela como embajadora. Habrá también sonidos asiáticos (Yung Singh y Suchi), maorís (Lady Shaka), franco venezolanos (La Chica) y angoleño portugueses con la artista Pongo como exponente. No faltará un nuevo show de Arca, que podría ya ser considerada artista residente del Sónar, así como nuevos espectáculos de talentos nacionales como el Niño de Elche, que propondrá un acercamiento entre sonidos de rave, bakalas y flamenco, María Arnal y Marcel Bagés revisitando con un coro su maravilloso disco Clamor o Tarta Relena, artistas que en conjunto siguen mostrando el poderío de la voz como instrumento insoslayable.

Finalmente, el Sónar romperá sus fronteras físicas, convirtiendo el Palau Güell en un instrumento gigantesco, de hecho tan grande como el propio palacio; la Fundación Tàpies acogerá un homenaje al artista Mika Vainio; el hotel ME ofrecerá una performance de los artistas Quayola y Seta con pianos robotizados y el CCCB mostrará la colaboración entre el Sónar y el ISEA (simposio internacional itinerante sobre arte electrónico que se celebra entre el 10 y 16 de junio en Barcelona). Todo ello bajo una imagen gráfica a base de espantapájaros hechos con telas deshilachadas, latas y demás objetos idóneos a tal efecto y con un desmentido y una afirmación protagonizadas por Ricard Robles, quien preguntado sobre si Isabel Ayuso les había llamado para ofrecerles Madrid como sede respondió: “No, entre las muchas llamadas que recibimos no está la de la presidenta y además somos fruto de Barcelona y siempre que vamos a otras ciudades lo hacemos como embajadores de una forma de trabajar y de conceptuar un festival propios de nuestra ciudad”.

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