Los directores de Sónar se oponen a la masificación del festival
La gran cita del arte y la música electrónica arranca mañana
A punto de inaugurarse el Sónar, sus tres directores -Enric Les Palau, Sergi Caballero y Ricard Robles- se aprestan a superar una nueva edición del festival electrónico más importante de Europa, que el pasado año visitaron 30.000 personas. En el horizonte se divisa el nubarrón de la masificación, pero no hay temor. "Sónar tiene un modelo propio que ha crecido de manera controlada con la demanda, y no deseamos perder este control", dicen.
El festival internacional de música avanzada y arte multimedia abre mañana en Barcelona su sexta edición. Sin chill-out -"nos pidieron que montásemos uno para una boda burguesa, imagina lo que es hoy un chill-out"-, pero con autos de choque -"como festival urbano reivindicamos el único deporte urbano de riesgo"-. El festival, con 48 conciertos, 62 actuaciones de pinchadiscos y dos intervenciones de videojockeys, tiene un presupuesto de más de 160 millones de pesetas, de los que casi un 60% se espera cubrirlos con recursos propios (taquilla, casetas y publicidad). La inclusión en la edición de 1999 de un solo grupo que pueda ser considerado importante en el aspecto comercial, Orbital, no debe ser contemplada como una medida para modular el crecimiento del festival: "Sónar nunca ha tenido cabezas de cartel en sentido estricto, a pesar de la presencia de Daft Punk y Kraftwerk. Ocurre que los medios se acogen a la estandarización y venden a los artistas populares como lo más del festival, pero a nosotros no nos interesa vender un nombre para arrastrar tras él al público. No somos un festival sólo de conciertos. Además, la importancia comercial de los artistas que actúan en el Sónar se percibe mayor con el paso del tiempo. Cuando vino Orbital, hace años, vendía en España menos de 500 discos, y los integrantes del grupo durmieron en una furgoneta. Puede que así el año que viene se diga que la cabeza de cartel del Sónar 99 fueron Kruder & Dorfmeister, dos artistas fenomenales".
"El cartel del Sónar 99 se ha confeccionado", explican, "atendiendo a nuestros gustos y a las múltiples consultas mantenidas con diversos sectores de la escena musical". Pretende "ofrecer un equilibrio entre novedades interesantes, un parcial reflejo de la temporada, una revisión histórica que muestre que la electrónica no es algo sólo de los noventa y apuestas de riesgo". Metidos en temas de nombres, afirman que les interesa especialmente seguir las actuaciones de Tikiman (dub electrónico), Kruder & Dorfmeister (elegancia electrónica vienesa), Joe Clausell (house), Super Collider (funk futurista), Ben Sims (hardcore-tecno) y Grooverider (drum & bass). Por lo que respecta a la chocante imagen gráfica del festival, afirman: "Queríamos una imagen que molestase un poco. Por eso hemos acudido a un perro disecado, al que pusimos ruedas. Huimos del grafismo asociado a la música electrónica. Imágenes como la del 97, en la que usamos a nuestros padres, marcaron un antes y un después. A partir de entonces, todos se dieron cuenta de que esto del Sónar iba en serio".
Babelia
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