El Museo Picasso de Barcelona y la UAB impulsan una revisión de la vida y la obra del artista desde una perspectiva de género
Un simposio y dos performances invitan a reflexionar sobre la controvertida relación del creador con las mujeres
Misógino, violento y pasional, ejemplo de poder patriarcal y de hombre vampiro que utiliza sus mujeres para dejarlas exangües en todo sentido. La biografía sentimental (y sexual) de Picasso despierta desde siempre un enorme interés, también porque es imposible separarla de su obra, en la que las mujeres son omnipresentes, a menudo dolientes, retorcidas y deconstruidas (una deconstrucción que parecía continuar en la vida cotidiana si atendemos a las tentativas de suicidio e ingresos en psiquiátricos de sus compañeras). Por ello, el Museo Picasso, desde la llegada a la dirección de Emmanuel Guigon, además de cuidar, reivindicar y difundir el legado artístico de su fundador, se encarga de revisarlo a la luz de una perspectiva de género con la voluntad de aportar elementos de reflexión que permitan analizar y valorar su legado artístico desde miradas contemporáneas. Aprovechando la dimensión transversal del Doctorado Picasso, un programa de formación superior de acceso abierto y gratuito, creado por el Museo Picasso con la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad Picardie Jules Verne de Amiens en 2019, se ha celebrado esta semana un simposio para reflexionar sobre el relato hegemónico sobre Picasso, con el fin de actualizarlo e incluso desafiarlo.
“Este simposio y el doctorado en general no constituyen una respuesta a lo que ha pasado en los últimos dos años ni a las críticas feministas cada vez más intensas a la obra de Picasso, sino que representa una apuesta del museo para proporcionar una mirada contemporánea de su vida y obra. Consideramos el museo un centro de investigación y como tal trabajamos no solo a través de las exposiciones, sino de acciones diversas”, afirma Emmanuel Guigon, que empezó su relectura de la obra de Picasso en 2019, con la exposición En el nombre del padre, comisariada por Rosa Martínez, que contó con una preciosa y atrevida performance, Los otros invisibles, en la que la artista Eulalia Valldosera en un ejercicio de autohipnosis ofreció su voz a un retrato de Jacqueline, conservado en el museo. “Convirtiendo mi cuerpo en antena accederé a los registros que la imagen ha memorizado de su autor y de su modelo y amante. Es una lectura de la memoria que habita la obra”, explicó entonces Valldosera.
De las intervenciones de Guigon resulta claro que el Museo Picasso como institución pública no debe ser prescriptor de ideas, sino facilitador de conocimiento. “El museo debía dar respuesta a la controversia de Picasso y las mujeres que aparece de tanto en tanto y está latente desde hace tiempo, pero que en los últimos años estaba cada vez más presente, mientras que las acusaciones en su contra se iban multiplicando desde el ámbito mediático”, apunta el director, que destaca una de las preguntas cruciales del encuentro: ¿Los que estudian la historia del arte pueden y deben interesarse por la vida íntima de los artistas?
A esta y otras cuestiones, empezando por cómo organizar hoy en día una exposición sobre Picasso sin plantear interrogantes incómodos sobre su vida sentimental y abrazando al mismo tiempo el relato ginocéntrico, han intentado responder los ponentes, entre otros las catedráticas Jèssica Jaques y Androula Michel; Rosario Peiró, responsable de colecciones del Museo Reina Sofía; José Lebrero, director del Museo Picasso de Málaga; Cécile Debray, directora del Musée Picasso de París y Nancy Berthier, directora de Casa Velázquez.
Las participantes destacaron la necesidad de considerar no sólo la relación de Picasso con las mujeres, sino más bien el lugar que la mujer y el elemento femenino ocupan en su obra, tanto plástica como literaria, así como la importancia de garantizar la pluralidad de voces y la multiplicidad de relatos para proporcionar al público las herramientas que les permitan superar la hegemonía de los discursos androcéntricos hasta ahora dominantes. “Debemos vigilar para que los relatos feministas no se conviertan otra vez en un relato hetero normativo, hegemónico y anacrónico”, asegura Jèssica Jacques, codirectora del Doctorado, que abordó también la forma en que, más allá del discurso patrimonial, se han construido las biografías del artista en el siglo XX y cómo se tendrían que construir en el siglo XXI. Todos coincidieron en que ciertas lecturas feministas victimizan a las mujeres de Picasso, mientras que el relato ginocéntrico confía en su sensibilidad y la de las estudiosas que se dedican a él. “Finalmente, todos pedimos la máxima audacia en los cambios prácticos en la gestión de las obras, colecciones y exposiciones. “Con eventos como este queremos que Barcelona se convierta en la ciudad de referencia de la investigación picassiana internacional”, concluye Guigon.
Las performances
A la celebración del simposio seguirán dos sesiones de performances basadas en las lecturas ginocéntricas de Picasso, el 18 y el 25 de mayo. Pilar Talavera rescatará la figura de Josephine Baker, espía y activista además de cantante y bailarina, mientras que Laura Vilar Dolç descubrirá la multiplicidad que se oculta tras el personaje sin rostro de Las Meninas. Daniela Callejas propondrá una lectura corporal, espacial y temporal de los textos poéticos picassianos y Meritxell de Soto ofrecerá una performance colectiva que recupera prácticas ancestrales del matriarcado de Gósol. Cierran el cartel Bárbara Bayarri & Elena Ramírez González/Ken Pollet, que reconfiguran la escena museística a través de la estética drag, el humor y el placer. Todas las actividades son gratuitas.
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