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En Comú Podem y la CUP redoblan la presión para restringir los correbous en Cataluña

Una modificación legal para prohibir el “bou embolat” y el “bou capllaçat” queda a expensas de Junts y Esquerra

Un momento de un correbou celebrado en Amposta, con un 'bou embolat'.
Un momento de un correbou celebrado en Amposta, con un 'bou embolat'.Josep Lluís Sellart
Marc Rovira

Tras el parón que la pandemia provocó en las fiestas mayores y en los festejos populares, la lenta vuelta a la normalidad repercute también en una recuperación de la agenda festiva. En las Terres de l’Ebre se avecina una nueva temporada de correbous. La campaña se anunciaba marcada por el libre regreso a las plazas, sin mascarillas y sin restricciones de aforo, pero arrancará condicionada por una nueva intentona política para limitar las celebraciones callejeras con vaquillas. En Comú Podem y la CUP han consensuado un acuerdo para modificar la ley de correbous, con el objetivo de introducir una prohibición específica para las modalidades más populares de la fiesta. El documento, que se hará público este jueves, propone vetar los “bous embolats”, los “capllaçats” y los “bous a la mar”. Se trata de los espectáculos que más controversia generan, por el trato degradante que recibe el animal. Para que la propuesta prospere, la CUP y En Comú Podem cuentan con recolectar apoyos dentro del frente independentista. Pero, para Junts y Esquerra el asunto es espinoso porque implica riesgo de abrir una grieta con sus asambleas territoriales de las Terres de l’Ebre.

El “bou embolat” consiste en prender fuego a unas bolas incandescentes que se incrustan en la cornamenta de la vaquilla. Se celebran principalmente de noche y aseguran una gran vistosidad, pero colectivos animalistas han denunciado repetidamente el estrés que sufre el animal, y el riesgo de quemaduras que comporta. El “capllaçat” implica atar el toro a una soga y desplazarlo corriendo por las calles del pueblo. Las celebraciones de “bous a la mar” son menos frecuentes, y algunos municipios dejaron de organizarlas por la incomodidad que generaba, incluso entre parte de los aficionados taurinos, que el toro terminase en el agua.

La proposición para modificar la ley 34/2010 arranca con el aval de los diputados de la CUP y de En Comú Podem, pero hará falta sumar apoyos para que prospere en votación parlamentaria. Junts y Esquerra tienen la llave para hacer prosperar una prohibición que contentaría a los sectores más reacios a que se sigan celebrando fiestas con toros en la calle, pero que sin duda levantaría muchas ampollas en las Terres de l’Ebre. Los republicanos cuentan con una importante presencia en ayuntamientos fuertes de las comarcas del sur. Dominan Amposta, Sant Carles de la Ràpita o l’Ametlla de Mar. Junts también está obligado a hacer equilibrios. Sus marcas municipalistas mandan en Deltebre, l’Aldea o Santa Bàrbara, pero en la dirección del partido, y en varios de sus estamentos, los toros son un elemento a erradicar.

“La legalidad de los correbous tiene su origen en una excepción de la ley de protección de los animales de Cataluña, del año 1988″, indica el texto consensuado por comunes y cupaires. “Tras 23 años, no se puede negar la evolución social que hace manifiesta la existencia de un rechazo hacia estas prácticas que implican suftimiento de los animales”, abunda el documento.

Las comisiones de peñas taurinas defienden que los correbous no son un supuesto de maltrato animal. Mantienen que los festejos se celebran bajo estricta supervisión veterinaria, con minutajes medidos y controlados para evitarle la agonía al toro. La idea de que los correbous son un elemento histórico tradicional de las fiestas populares en las Terres de l’Ebre es uno de los principales argumentos que esgrimen los defensores de esta clase de festejos. Una tesis a la que se abonan los representantes territoriales de la mayoría de los partidos políticos.

El asunto no implicará un debate novedoso en el Parlament. En 2019, la cámara aprobó derogar los correbous. La iniciativa, propuesta por En Comú Podem, prosperó con 50 votos a favor, 17 en contra y 61 abstenciones. El independentismo dio libertad de voto a sus diputados. Pese al mandato parlamentario, el Govern no se ha puesto jamás manos a la obra, según critican los comunes y las entidades animalistas que luchan por abolir los correbous desde hace años.

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