_
_
_
_
_

El gorro contra la alopecia permanente para pacientes con cáncer

En motivo del Día mundial contra el cáncer, el Hospital del Mar presenta la técnica pionero de los gorros hipotérmicos para enfermos oncológicos

Cáncer
Una paciente del Servicio de Oncología del Hospital del Mar con un gorro hipotérmico.HOSPITAL DEL MAR (HOSPITAL DEL MAR)

El Servicio de Oncología Médica del Hospital del Mar de Barcelona ha empezado a utilizar gorros hipotérmicos, una medida preventiva dirigida a los pacientes oncológicos que reciben un tipo de tratamiento quimioterápico específico que causa la pérdida permanente del cabello. Con la incorporación de los gorros hipotérmicos, este hospital se ha convertido en el primer centro público catalán y uno de los primeros a nivel nacional en utilizar este método. El hospital adoptó esta medida a finales del año pasado y, de momento, disponen de un total de cinco gorros hipotérmicos. Sònia Servitja, jefa de sección del Servicio de Oncología Médica, declara que los gorros están funcionando porque la reacción de las pocas pacientes que están siendo tratadas es buena. La primera paciente en recibir este sistema en el Hospital del Mar es Judit Franch (47) que se muestra “satisfactoriamente contenta” y “con una confianza absoluta” hacia su oncólogo, el Dr. Joan Albanell.

Los pacientes con más riesgo de sufrir alopecia permanente son aquellos que reciben una clase de quimioterapia que contiene un medicamento llamado docetaxel. Entre los tipos de cáncer que requieren un tratamiento con dicho medicamento se encuentran, especialmente, el cáncer de mama, además de el de próstata y el de pulmón. Servitja explica que “no es el fármaco más extensamente utilizado en cáncer de mama porque se apuesta por alternativas igual de eficaces con menos toxicidad a largo plazo.” No obstante, los gorros hipotérmicos permiten que las pacientes candidatas a este esquema de tratamiento, puedan recibirlo “porque eliminan el peligro de alopecia permanente”. Judit Franch empezó en paralelo ambos tratamientos – la quimioterapia y el gorro hipotérmico – pero reconoce que “aunque este riesgo puede afectar a la larga en la actitud del paciente frente a su recuperación, el crecimiento del cabello es secundario porque lo importante cuando te diagnostican una enfermedad como el cáncer es curarte”.

Pese a que el volumen mayor de pacientes no recibe docetaxel como opción de tratamiento complementaria a la cirugía o previa a ella, Servitja asegura que “el 10% de aquellos a los que se subministra dosis acumuladas superiores a 400 ml/m2 acabarán desarrollando una alopecia permanente”. Según un estudio del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y el Hospital Clínico Universitario de Valencia, la eficacia de los gorros hipotérmicos en la reversibilidad de este riesgo es “clara y contundente”. Servitja añade “el gran beneficio total y absoluto” que suponen respecto a la mejoría en la calidad de vida de las pacientes: “su imagen corporal se ve muy afectada y esto les impacta muchísimo.” Judit Franch añade que esta técnica ofrece una “tranquilidad a largo plazo como paciente, tenga el tipo de cáncer o de tumor que tenga”. La doctora advierte de los posibles efectos secundarios de los gorros hipotérmicos - dolor de cabeza a causa del frío - pero confirma que es algo “que se tolera muy bien”. Judit Franch coincide con la profesional: “en ningún momento da malestar, únicamente sensación de mucho frío.”

Los gorros hipotérmicos están hechos de silicona y se mantienen a muy baja temperatura, concretamente a -30ºC. Su funcionamiento consiste en mantener el gorro puesto durante 45 minutos antes de recibir la quimioterapia, mientras se recibe y 45 minutos tras acabar la administración. Su objetivo es evitar que la toxicidad llegue a la raíz y esta pueda verse afectada. Servitja afirma que este mecanismo les suscitó dudas en un principio porque “pudiera producir un incremento de recaída”. Demostrada la eficacia, actualmente confiesa la incertidumbre respecto a la incorporación de esta técnica en más hospitales. En primer lugar, porque exige una logística “que no es fácil de encajar dado el volumen de trabajo que hay en los hospitales de día: se necesita personal pendiente y una infraestructura que lo permita”. Además, los gorros hipotérmicos no son un soporte financiado ni por la Generalitat ni por el Gobierno de España. Aun así, Judit Franch se manifiesta “agradecida por la difusión del tratamiento” y, tanto ella como la doctora coinciden en que “tendríamos que luchar para que fuera adoptado por más centros”.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_