Los Mossos desalojan con cargas al centenar de personas que malvivían en una nave de Badalona
Los habitantes, en su mayoría migrantes, proceden de la fábrica que se quemó en 2020
Los Mossos d’Esquadra han desalojado este jueves a más de un centenar de personas que malvivían en una nave en la calle del Progrés, en Badalona (Barcelona). El desalojo se ha producido en medio de un gran dispositivo policial y con momentos de gran tensión: primero por las cargas policiales contra ocupantes y activistas; y posteriormente por la aparición en el lugar del exalcalde del PP en Badalona, Xavier García Albiol, quien mostró su “felicidad y satisfacción” por el desenlace de la operación, además de ser increpado y recibido con gritos de “racista”.
Horas antes se había denegado un último recurso para detener el desalojo. La entidad propietaria de la nave, la Sareb, constituida con una mayoría de capital público y que se quedó los activos tóxicos tras el rescate a la banca, había confirmado el lunes a este diario que no paralizaría el lanzamiento al entender que las condiciones de la nave hacían peligrosa su habitabilidad.
El regidor del Área Social del Ayuntamiento de Badalona, David Torrents (Junts), presente en el desalojo, ha señalado que la comunicación con Sareb se ha mantenido hasta el miércoles. “Me han expresado la voluntad de buscar una solución, pero aún no la tengo”, ha expuesto. En el número 164 de la calle del Progrés se han concentrado, además de los ocupantes, entidades sociales, representantes políticos y un gran despliegue de medios de comunicación. Muchas de las personas desalojadas habían estado en otra nave de la localidad que se incendió a finales de 2020, y que se saldó con cuatro víctimas mortales.
Los Mossos han cortado las calles de acceso a la nave con una veintena de furgones policiales y coches patrulla; también un hubo dispositivo de la policía local. Las entidades sociales habían llamado a la resistencia pacífica; sin embargo, hubo momentos de gran tensión, que se resolvieron con cargas cuando los Mossos intentaron entrar haciendo un cordón policial.
La abogada defensora de los ocupantes de la nave, Sònia Olivella, había requerido en los últimos días la nulidad del desalojo “por vulneración de derechos fundamentales”. También había presentado otro escrito en el que solicitaba la prórroga de un mes “por la situación de vulnerabilidad” derivada de la situación epidemiológica y las bajas temperaturas, además de “la enfermedad de uno de los habitantes” de la nave. Las solicitudes, sin embargo, fueron desestimadas.
Por su parte, los ocupantes de la nave, junto con miembros de la red de entidades sociales que les apoyan, habían acordado solicitar que el desalojo previsto para este jueves se aplazara tres meses, por los mismos motivos. También se comprometían a marcharse finalizado ese plazo.
Tras el desalojo, las asociaciones intentaron derivar a los ocupantes al área de Servicios Sociales del Ayuntamiento para que soliciten una alternativa al menos durante unos días. Hasta el momento solo 10 se han acercado al servicio, según ha explicado el alcalde de Badalona, Rubén Guijarro, en una rueda de prensa posterior. Por su parte, Carles Sagués, portavoz de la Plataforma San Roc Som Badalona, ha indicado que las pertenencias de algunos miembros han podido ser guardadas en un espacio habilitado por el Ayuntamiento.
¿Dónde dormiremos?”
Con la carga emocional de dos desahucios aplazados en otras dos ocasiones, el colectivo había pasado la noche en vela. Sobre las seis de la mañana ya había un buen número de personas en la nave. Las entidades sociales que acompañan el proceso habían realizado una convocatoria a esa hora, con el objetivo de paralizar el desalojo. Muchos de los ocupantes se han congregado con mantas en torno a un fuego preparado con leña. Hace más de una semana que no tenían luz. La mañana en Badalona apenas ha superado los cinco grados centígrados.
Las personas desalojadas, la mayoría hombres y algunos veteranos ocupando naves, estallaron: “¿Esta noche dónde va a dormir la gente? Nos van a meter a la cárcel hoy. Vamos a ocupar otra nave”, afirmaba uno de ellos. Su situación legal les impide trabajar en el mercado regular y muchas veces viven de recolectar chatarra. Otros ya habían recogido sus cosas en maletas o en los carros de la compra donde llevan esa chatarra. “Me voy con las cosas con las que he vivido aquí cinco años”, exclamaba otro, empujando el carro, mientras marchaba de espaldas a la nave.
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