Ada Colau deja sin presupuesto la apertura al mar de la Ciutadella

Ada Colau aprobó los presupuestos municipales de Barcelona para este 2022 el 23 de diciembre gracias a la abstención de ERC y el voto de los tres ediles de la antigua formación de Manuel Valls que su actual líder, Eva Parera, ha rebautizado como Valents. Nunca el Consistorio había tenido a su disposición 3.400 millones de euros para un ejercicio y, pese a la lluvia de millones, hay inversiones que han resultado mejor paradas que otras. Urbanísticamente, una de las afortunadas es la Via Laietana. El coste de la obra asciende a 33 millones y las cuentas le reservan ahora 15 millones (el 0,44% del presupuesto) para la redacción del proyecto y la reurbanización del tramo entre las plazas de Urquinaona y Antoni Maura. La reforma de La Rambla solo araña tres millones (el 0,08%). Y peor queda la idea de abrir la Ciutadella al mar: No hay ni un céntimo destinado para ello.

El plan fue anunciado en mayo de 2018 y por el momento quedarán como están las barreras y la mayoría de edificios ruinosos de este parque inaugurado en 1881. Los únicos que parece salvarse de la dejadez son el Hivernacle, para cuya reforma se destinarán dos millones, y el museo Martorell, para cuya rehabilitación se prevén otros 2,64 millones. Una y otra reforma suman 4,64 millones de euros en la Ciutadella (el 0,13% del presupuesto). A esta inversión en el céntrico parque hay que añadir un número muy inconcreto de euros que corresponde a la partida que invierta el Institut Municipal Parcs i Jardins a la Ciutadella y la que dedica la empresa púbica Barcelona de Serveis Municipals (BSM) a conservar el Zoo.

En la práctica, el objetivo de abrir la Ciutadella al mar derribando muros, atravesando el Zoo, las vías de la estación de França y la ronda del Litoral no aparecen traducidas en euros. Tampoco aparece la suma destinada a sufragar uno de los objetivos a los que se comprometieron BComú y PSC en 2019 cuando sellaron su coalición de gobierno: “Promover un campus de investigación dentro de la Ciutadella y su entorno, a partir de un plan de reconversión de equipamientos y actividades que permeabilice la conexión con el frente litoral”. El pacto no especificaba cómo conseguir el objetivo. El presupuesto tampoco lo hace posible.

En la Ciutadella no hay una entidad de vecinos o de comerciantes con claros objetivos —a diferencia de lo que ocurre en Vía Laietana o La Rambla— que presione al gobierno municipal para que lleve a cabo reformas urbanísticas. Pese a la falta de presupuesto, el Consistorio sigue asegurando que el parque es estratégico. Un portavoz mantiene que sigue en pie la iniciativa impulsada por el Ayuntamiento y la Universitat Pompeu Fabra para convertir el entorno del parque en un “nodo de conocimiento urbano de referencia en el sur de Europa en biomedicina, biodiversidad y bienestar planetario”, para lo cual será un pilar el futuro complejo científico del antiguo Mercat del Peix. Por el momento, ese espacio sigue siendo el aparcamiento del Zoo, aunque el Ayuntamiento lo ha cedido a la UPF. Aquí se pretende construir tres edificios —que no tienen por qué tener financiación municipal— para albergar el Barcelona Institute of Science and Technology, el Instituto de Biología Evolutiva y el centro de Investigación e Innovación para el Bienestar Planetario de la UPF. Su presupuesto se eleva a 93 millones de euros, pero no se prevé acabarlos hasta 2025.

La empresa BSM será la encargada de gestionar los aparcamientos de este edificio. Muchas voces advierten de que, en parte, serán para los coches del Parlament. Desde allí y hasta la Cámara los diputados todavía tendrán una barrera que atravesar: el Zoo. Pese a ello, el Ayuntamiento avisa de que el parque no está cuestionado y el Consistorio lo financia mediante los presupuestos de BSM.

La empresa municipal destinará tres millones a realizar inversiones en el parque zoológico en 2022. En el primer trimestre está prevista la presentación de parte de la nueva zona Sahel y de los espacios de los dragones de komodo, invertebrados y las nuevas instalaciones de tapires, hipopótamos enanos y nutrias. También prevén derribar el antiguo Aquarama donde vivía la mítica ballena Ulises. Para desmontarlo se invertirán 631.415 euros.