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Antoni Cañete: “No cerraremos la Transición hasta que las pymes estén en el diálogo social”

El presidente de Pimec pide una representatividad real de la pequeña y mediana empresa en la elaboración de normativas estatales

Dani Cordero
Antoni Cañete Pimec
El presidente de Pimec, Antoni Cañete, en la sede de la patronal, la semana pasada.Consuelo Bautista

Ni tiene reparos en autocalificarse como “activista empresarial” ni en subrayar la relevancia que tuvo, en su opinión, su victoria en las elecciones a la presidencia de Pimec ante una candidatura avalada por la Assemblea Nacional Catalana. Ahora Antoni Cañete (Barcelona, 58 años) busca un lugar de centralidad para las pymes, reivindicando sobre todo su participación a través de una entidad no vinculada a la CEOE en el diálogo social.

Pregunta. Siempre se queja de que las pymes están infrarepresentadas.

Respuesta. Es que hasta que las pymes no se sienten en la mesa de diálogo social España no habrá finalizado su Transición. Las pymes son el 98,9% de las empresas españolas, el 75% del empleo y el 62,5% del PIB. Son el motor de la economía del país y que no estén en el puente de mando del país, que es el diálogo social, donde están sindicatos, patronal y Gobierno, explica muchas cosas de lo que padecemos. Europa le está diciendo a España: tenéis un problema de representatividad, porque todos los países tienen una patronal de la gran empresa, pero también de la pequeña. Francia, Italia, Alemania… y Europa. En Cataluña, también, después de ocho recursos judiciales, y funciona bien.

P. ¿Por qué se completaría la Transición?

R. Porque todo el mundo la ha hecho. Los sindicatos tienen un procedimiento electoral que determina su representatividad, pero las patronales, no. Hemos configurado Conpymes, la primera confederación de pymes, que tiene a todo el sector del transporte de España, de las energías renovables, de las asociaciones de mujeres… 2,1 millones de empresas asociadas. Ya se tendría que sentar en la mesa. ¿Por qué no?

P. ¿Les separa mucho de la CEOE?

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R. En el 80% de las cosas, la gran empresa y la pyme se van a poner de acuerdo. Pero en el resto no, porque, por ejemplo, ellos nos quieren pagar a 400 días y yo tengo que cobrar a 60 días. Por eso tuvimos que hacer una plataforma contra la morosidad. O la compra pública: es la mayor contratación que se hace en el país, 180.000 millones al año, y la directiva europea dice que las pymes han de participar en consonancia con su peso en el PIB. Las pymes son el 62% y solo logran el 19% de la contratación pública en España. A la gran patronal no le interesa. El otro tema es el de la energía, porque ellos representan a las grandes eléctricas. Nosotros queremos unos precios justos para ser competitivos y los grandes consumidores de electricidad tienen mejores precios que las pymes.

P. ¿No sería más fácil aproximarse a Cepyme?

R. Lo hemos hecho mil veces, pero Cepyme es una marca, como un títere que mueve la CEOE: ni tiene presupuesto ni tiene socios ni cuotas. Por eso cuando las pymes se sienten en la mesa del diálogo social, este país habrá cerrado una situación anómala.

P. ¿Se sienten perjudicados en las últimas negociaciones del diálogo social?

R. Sí. Hay cosas en las que no se tiene en cuenta nuestras opiniones, como es el caso de priorizar el convenio de empresa sobre el sectorial. Para nosotros, los convenios de empresa en algunos sectores han puesto algunas condiciones que canibalizan el mercado, como en el sector de la limpieza, donde han puesto condiciones más competitivas que las del sector porque la gran empresa dispone de esas ventajas. La voz de las pymes habría puesto encima de la mesa el problema.

P. ¿Les atienden los partidos?

R. Depende. En el Congreso aceptan nuestras enmiendas, porque allí hay partido, pero en los decretos estás fuera de juego porque no estás en el diálogo social. Tenemos que legislar en pequeño para hacernos grande. Las grandes quieren unas leyes para hacerse más grandes y que no haya otras empresas grandes.

P. Con lo que defiende, una posible fusión Foment-Pimec tal y como se ha planteado en las dos últimas décadas no tiene sentido. ¿Qué ha cambiado?

R. Una fusión sería un error. Hace 15 años era la única forma de poder hacer una evolución, pero era otra forma de conseguir la paridad que ahora tenemos en el diálogo social catalán. En todo caso, hoy hay unidad de acción entre las dos patronales. La situación en Cataluña está homologada con Europa, nada que ver con lo que sucede en el conjunto de España. Y es que, además, Foment del Treball lo ve bien.

P. ¿Los fondos europeos llegarán a las pymes?

R. Tenemos unas administraciones preparadas para no dar dinero, porque los procesos son tan complejos que no están preparadas. Eso es un problema. Salen convocatorias en agosto, con plazos muy cortos… La gran empresa, en cambio, puede trabajar con las consultoras que son las mismas que participan en la elaboración de la norma, así que cuando ésta llega lo tienen ya todo hecho. A la pequeña, cuando se entera ya le ha pasado la convocatoria. La pyme necesita información y acompañamiento.

P. ¿Le gustan los Presupuestos de la Generalitat?

R. Que haya me gusta. Es una necesidad. Un país sin Presupuestos no funciona, y tener unos de prepandemia ya hubiera sido un cum laude del fracaso político. Me preocupa la escasa dotación de los sectores productivos, que sólo representan el 13%.

P. ¿Cómo ve al Govern?

R. Con muchas discrepancias entre los partidos de dentro del Gobierno. La decisión de la moratoria de las renovables es como conducir contra dirección. No puede ser que las minorías condicionen a la mayoría del país, porque ni se produce diálogo ni la búsqueda de diálogos.

P. ¿Cataluña está en decadencia?

R. Cataluña está en una parálisis por análisis y no estamos tomando las decisiones que necesitamos. Y si continuamos por aquí, podemos perder el tren. No tomamos decisiones en formación, en energía, en relocalización.

P. ¿Hasta dónde pueden aguantar las pymes la subida del salario mínimo interprofesional (SMI)?

R. Ha de ser el más alto posible, pero no es una subasta. El mayor es el que no destruye empleos. Entiendo que ahora haya subida simbólica, y más con las subidas de precios, pero lo tenemos que vincular con la mejora de la productividad. Tenemos que dejar de indexarnos al IPC.

P. ¿1.000 euros de SMI es demasiado?

R. Hay que hacer el cálculo para que no se cierre actividad económica. Al sector primario, si le subes el 10% del SMI, cierra.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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