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El doble efecto del coronavirus en las empresas de limpieza

La mayor demanda para desinfectar centros de trabajo no compensa el cierre de firmas por el confinamiento

Dani Cordero
Miembros de la UME en labores de desinfección en una residencia de ancianos de La Zubia.
Miembros de la UME en labores de desinfección en una residencia de ancianos de La Zubia.ÁLEX CÁMARA - EUROPA PRESS (Europa Press)

La crisis del coronavirus ha partido en dos el sector de las empresas de la limpieza desde que se decretó el estado de alarma. Una parte se ha quedado en el dique seco por el parón económico. La otra asume la creciente demanda de tareas de desinfección de los centros de trabajo para reducir los riesgos de contagio por cornavirus. Aspel, la patronal, avisa que una buena parte del medio millón de empleados no trabaja tras acusar una caída del 36% de la actividad. El problema se agrava porque muchas de las empresas que sí lo están haciendo tienen problemas para conseguir material de protección.

“Nosotros estamos sufriendo las dos partes: sitios donde ha caído la actividad, sobre todo oficinas, y lugares donde necesitan más trabajo y más desinfección”, explica Pedro Cañamero, gerente de Kalidad Taldea, una empresa que opera en Álava y Guipúzcoa con una plantilla de 60 personas. La compañía ha visto cómo en las últimas semanas, conforme se iban cerrando, se les caía el trabajo en teatros y grandes superficies comerciales, pero que a cambio se ha incrementado la demanda de desinfecciones en las comunidades de vecinos. O en servicios comunes de las obras de construcción que continúan activas. “Quieren que desinfectemos vestuarios, baños, oficinas técnicas, todos aquellos espacios donde en un reducido espacio trabajan diferentes personas”, relata Cañamero.

La petición de ese tipo de servicios crece desde hace dos semanas, cuando empezó a calar que el coronavirus se estaba convirtiendo en un serio problema también para España. Y que estaba empezando a paralizar los centros de trabajo por el miedo a contagios masivos. “Estamos trabajando al 100% de nuestra capacidad en toda España excepto en Baleares y Benidorm, que son plazas más turísticas y donde no hay tanta actividad", explica Josep Valls, director general en España de Anticimex, una multinacional especializada en el control de plagas que ahora traslada parte de su operativa a la lucha contra la Covid-19 en cadenas de distribución alimentaria y farmacéutica y centros sanitarios, entre los que se encuentran hospitales y geriátricos.

Gracias a que tienen presencia en otros países de Asia, el grupo ya tiene experiencia en tareas de desinfección del coronavirus. Y, a pesar de formar parte de una gran empresa especializada, padece la falta de material de protección como el resto de grupos europeos. “Tenemos algunas existencias, pero lo hemos ido gestionando como hemos podido. Nuestras tres personas del departamento de compras están buscando material a tiempo completo, especialmente los EPI (equipo de protección personal)”, explica. Dice Valls que ante la ausencia de material, han buscado en cooperativas de agricultores una alternativa para sus empleados, los trajes de pulverización que utilizan los trabajadores del campo y que para ellos son imprescindibles para hacer tareas de nebulización.

El del material de protección es un problema generalizado entre las empresas del sector. Les cuesta lograr sobre todo mascarillas para sus trabajadores, pero también trajes de protección, guantes e hidrogeles. “Esto es un caos”, dice quejoso Juan Díez de los Ríos, director general de Aspel, la patronal que aglutina al sector. Afirma que ha enviado dos cartas al ministro de Sanidad, Salvador Illa, para que brinde ayuda a un sector que considera, “al estar en primera línea”, debería ser considerado como esencial en el actual estado de alarma. Y, como tal, poder recibir parte del material que necesitan, tal y como ha conseguido de la Comunidad de Madrid.

Díez de los Ríos asegura que una parte de las empresas del sector no sabe todavía si van a tener viabilidad en el futuro a causa del cese de actividad por el cierre temporal de miles de empresas en España.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Es integrante de la redacción de EL PAÍS en Barcelona, donde ha desempeñado diferentes roles durante más de diez años. Licenciado en Periodismo por la Universidad Ramon Llull, ha cursado el programa de desarrollo directivo del IESE y ha pasado por las redacciones de 'Ara', 'Público', 'El Mundo' y 'Expansión'. 

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