Great Wall pide más ayudas públicas para instalarse en la planta de Nissan
Las administraciones convocan una reunión de urgencia con los sindicatos
La incertidumbre sobre su futuro vuelve a sobrevolar la plantilla de Nissan en Barcelona. Sobre todo después de que las administraciones les trasladaran durante este miércoles por la tarde, en una reunión convocada de urgencia, que Great Wall Motors (GWM) demanda un mayor volumen de incentivos para quedarse en su planta de la Zona Franca, lo que pondría en peligro la operación.
El comité de empresa asegura que, tras la auditoría realizada por los técnicos de GWM, la compañía china cuestiona la actual capacidad productiva de la factoría y el estado de sus activos, lo que supondría la necesidad de una mayor inversión para implantarse en España. La solución de esa nueva ecuación sería la necesidad de un mayor volumen de ayudas por parte de la administración, que ya le había ofrecido más de 100 millones de euros para una inversión conjunta que, en una primera fase, se situaba en torno a los 150 millones de euros.
Técnicos de GWM mantuvieron hace dos semanas un estudio exhaustivo acerca de los activos de la planta de la Zona Franca, la única de las tres instalaciones de Nissan en Cataluña por la que estaba interesada. El resultado no ha acabado colmando las expectativas del fabricante chino de vehículos, que presentó un proyecto que pasaba por fabricar en torno a 100.000 vehículos en una factoría habilitada, teóricamente, para el doble de esa capacidad.
La comisión de reindustrialización que busca una salida al cierre de Nissan con el mantenimiento de actividad industrial se está valorando el planteamiento de GWM, con vistas a intentar desencallar la situación. En un comunicado, el comité de empresa ha expresado la necesidad de la “implicación al más alto nivel político para intermediar con el máximo cargo directivo de la compañía”.
En el comité de empresa se teme que el proyecto no fructifique , por lo que ha demandado la necesaria activación del resto de proyectos que optaban a ocupar los terrenos de la Zona Franca. Uno es el del hub del vehículo eléctrico pilotado por QEV Technologies, que ahora partía como candidato para albergar la planta de Sant Andreu de la Barca. El otro es el de Punch, grupo belga que también quiere fabricar vehículos eléctricos y de hidrógeno y que había quedado fuera de las quinielas tras la aparición de GWM. El fabricante de motocicletas Silence opta a quedarse la fábrica de Montcada i Reixac.
Uno de los temores de los impulsores de la mesa de reindustrialización, que se volverá a reunir el próximo 1 de diciembre, era que GWM, que quiere desembarcar comercial y fabrilmente en Europa, buscara otras oportunidades en Europa. La razón es que en el sector de la automoción existe actualmente una reestructuración hacia el vehículo eléctrico que está generando sobrecapacidad productiva, además de liberar fábricas existentes en Europa.
Ahora el tiempo apremia. La producción en las instalaciones de Nissan entran en su último mes antes de cancelar su producción y sigue sin aclararse el futuro de sus 2.500 empleos directos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.