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La china Great Wall se asegura una posición prioritaria en el proceso para salvar los empleos de Nissan en Barcelona

Los proyectos de vehículos eléctricos de QEV Technologies y de Silence se reservan un lugar en la negociación

Planta de Nissan en la Zona Franca de Barcelona.
Planta de Nissan en la Zona Franca de Barcelona.
Dani Cordero

Fue el último en llegar, pero será el primero en la lista de prioridades para cubrir el vacío de Nissan en Barcelona. El fabricante chino de vehículos GWM (Great Wall Motors) se ha convertido este viernes en uno de los principales candidatos para ocupar los terrenos de la Zona Franca de Barcelona una vez que la multinacional japonesa los abandone. Según lo aprobado por la mesa de reindustrialización, y a falta de que fructifiquen las negociaciones, GWM ocupará la factoría de la Zona Franca para fabricar vehículos y se planteará la posibilidad de que, en caso de necesitarlo, se haga también con las instalaciones de Montcada i Reixac para establecer una planta de estampación.

Si descarta esa posibilidad, será el fabricante de motocicletas eléctricas Silence la que ocupe esa planta de Montcada. El tercer activo que está en juego, la fábrica de Sant Andreu de la Barca, quedaría en manos del proyecto de QEV Technologies, consistente en la fabricación de modelos eléctricos de diferentes segmentos en el que participan diversas compañías y cuyas pretensiones quedarían colmadas solo parcialmente. Fuentes de la mesa indican, sin embargo, que en ese espacio podrían fabricar los bastidores para un vehículo pick up que el consorcio tiene en mente comercializar bajo la antigua marca Ebro e incluso para sus autobuses eléctricos.

La propuesta del grupo belga Punch queda apartada, aunque no totalmente descartada. Ese puzle es la conclusión de la mesa de reindustrialización que se ha reunido en Barcelona y que zanja meses de negociaciones técnicas. A tres meses del cierre de las plantas de la Zona Franca, Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca, el Ministerio de Industria y el Departamento de Empresa de la Generalitat, acompañados de sindicatos y de la propia Nissan y la moderación de KPMG, encauzan la última etapa del proceso: dos meses para intercambiar documentación sobre inversiones previstas, absorción de los trabajadores afectados por los cierres y el acompañamiento en forma de ayudas de las administraciones. Consideran que con el planteamiento (entre cinco) que se ha impuesto en la reunión se cubrirá el excedente de empleo que tendrá Nissan cuando cierre: 2.500 trabajadores a los que se debe restar un millar que podrán prejubilarse.

“Hoy se inicia una nueva fase abriendo negociación preferente con GWM y buscando complementarlo con los proyectos de hub (QEV) y Silence, sin descartar ninguno de los otros proyectos que hay encima de la mesa”, ha afirmado la directora general de Industria de la Generalitat, Natàlia Mas.

El Gobierno inició hace poco más de dos meses las negociaciones con GWM ante su interés de fabricar en torno a 100.000 vehículos al año en Barcelona y facilitar así su desembarco comercial en Europa, que prevé iniciar el próximo año con su modelo Coffee 01, un vehículo híbrido eléctrico de la su marca Wey. El grupo, con cuatro marcas distintas en su catálogo (Haval, Wey, Ora o GWM), está interesado especialmente en las instalaciones de la Zona Franca y estaría dispuesto a efectuar una inversión inicial de unos 150 millones de euros, lo que supondría básicamente actualizar las instalaciones.

Nissan tenía pendiente renovar su planta de pintura al haber quedado fuera de la normativa medioambiental, por lo que preveía una inversión de 90 millones de euros. Esa inversión se realizaría. GWM plantea un año para actualizar la planta, lo que no permite pensar en asumir el máximo de mano de obra implicada hasta 2023.

La candidatura de GWM, sin embargo, genera dudas por la falta de concreción y por el temor a que se limite a ensamblar piezas, aportando poco valor añadido a la zona de Barcelona y poca carga de trabajo para el sector auxiliar de la automoción que hasta ahora ha alimentado las necesidades de producción de Nissan.

Competición a dos

El proyecto de GWM competirá en cierta forma con el D-Hub que propone QEV Technologies, que se basa en el diseño y fabricación de vehículos eléctricos que van desde coches a furgonetas, camiones y pequeños autobuses de tecnología eléctrica y de hidrógeno. Su oferta incluye una amalgama de compañías que van desde Inzile, Volta, Quantron, HispanoSuiza, Lupa o Voltia a EBRO (Ecopower) o Ronn Motor Group (RMG). Su inversión se sitúa alrededor de los 300 millones de euros y asegura que puede crear más de 3.000 empleos. Su problema, según participantes en la mesa de industrialización, la complejidad de la gobernabilidad de un proyecto con muchos participantes.

El proyecto del fabricante de motos eléctricas Silence es el más desconocido, aunque va en la línea de ampliar sus capacidades de producción de sus actuales modelos y el posible desembarco en un cuadriciclo. Silence es el proveedor actualmente de las motocicletas que comercializa y alquila Seat. En su caso, su oferta se limitaría a las instalaciones de Montcada i Reixac, aunque esa parcela también podría ser ocupada por GWM.

No será hasta el próximo mes de noviembre que se reunirá de nuevo la mesa. “Se está trabajando de manera seria y consensuada dentro del calendario previsto. Hay proyectos industriales y opciones de futuro para las plantas de Nissan”, ha afirmado el secretario de industria, Raül Blanco, a través de un comunicado.

Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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