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Esquerra aprieta pero no ahoga

Los republicanos buscan gestos del Gobierno para dar el sí a los Presupuestos

Francesc Valls
El presidente de ERC, Oriol Junqueras (izquierda), y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, al inicio de la reunión del Consell Nacional de su partido en Barcelona.
El presidente de ERC, Oriol Junqueras (izquierda), y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, al inicio de la reunión del Consell Nacional de su partido en Barcelona.Toni Albir (EFE)

Muy mal tienen que ir las cosas para que ERC niegue su apoyo a los Presupuestos del Estado para 2022. En el partido de Oriol Junqueras no hay voluntad de poner tan alto el listón de sus exigencias como para que el Gobierno sea incapaz de superar el trámite. Queda, no obstante, mucho trecho que recorrer en la negociación y no todo va de inversiones. Encima del tablero hay asuntos tan variopintos como el anteproyecto de ley del audiovisual, que el independentismo cree que margina las lenguas cooficiales; hacer propósito de enmienda por parte del Ejecutivo central en el cumplimiento de la ejecución presupuestaria (en Cataluña en el primer semestre de este año fue del 13,3%, frente al 41,1% de Madrid); y avanzar en la mesa de diálogo. Se trata, en palabras del exdiputado independentista Joan Tardà, de que los socialistas pongan aceite y no arena en el engranaje de la negociación. “El PSOE no se consolidará frente al PP si no funciona bien la maquinaria del diálogo”, sentencian en ERC.

Esquerra está convencida de que, pese a todas las dificultades, la alianza con la izquierda española no es un proyecto cortoplacista. Las recientes encuestas muestran que el PSOE va a precisar del apoyo del nacionalismo periférico más allá de 2023, año previsto para las elecciones generales. Los republicanos creen que están condenados a entenderse y desechan la idea de que los socialistas, una vez pactados los Presupuestos, les den esquinazo para tratar de cohesionar a su electorado en el conjunto de España “¿Qué sentido tendría que el PSOE nos necesitara en el futuro y ahora nos diera el portazo?”, apuntan fuentes de Esquerra. En el PSC abonan esta tesis, aunque creen que Esquerra busca preferentemente la entente con el PSOE, y a través de él con el PSC, como si de un tic del pasado pujolista se tratara. “Tiene que entenderse también con nosotros; y directamente, no a través de Madrid”, aseguran fuentes del PSC, convencidas de que el acuerdo está próximo y es difícil que descarrile.

¿Qué sentido tendría que el PSOE nos necesitara en el futuro y ahora nos diera el portazo?
Declaración de miembros de ERC

En los primeros compases de la negociación el Gobierno central ha exhibido una inversión ferroviaria de 1.300 millones de euros en Cataluña que, a pesar de lo maltrecho que está el servicio de Rodalies (Cercanías) —con más de 400.000 usuarios a diario— en ERC contemplan con más escepticismo que entusiasmo. Entre otras razones arguyen que apenas habrá tiempo para ejecutarla y que el Gobierno no habla de completar el traspaso ferroviario iniciado en 2010.

Inversiones al margen, uno de los temas que más preocupa a ERC es la llamada ley del audiovisual, un proyecto que los republicanos juzgan “neoliberal” en lo económico y negativo para el catalán en lo lingüístico. Hace ya tres años que la UE aprobó una directiva para proteger el cine y las series locales ante las grandes plataformas como Netflix o HBO. Pero los republicanos creen que el proyecto del Gobierno abre la puerta a convertir España en un territorio libre para esas plataformas. El Gobierno ha paralizado el proyecto tras la reunión del 13 de septiembre entre Pedro Sánchez y Pere Aragonès. En ella el president expresó su inquietud con el texto, tachado de “inconstitucional” por los independentistas, que creen que margina al catalán al no imponer una cuota de producciones en ese idioma, visión que comparten PSC y En Comú Podem. El caso es que para el independentismo esta ley se ha convertido en un icono y una suerte de máquina de la verdad para medir la voluntad política real de construir la España plural.

Así que entre elementos tangibles e intangibles, de dentro y de fuera de los Presupuestos, se mueve la negociación para obtener el respaldo de ERC a las calificadas como las cuentas más sociales de la historia y quizás unas de las que obligan a más equilibrios. Por un lado entre PSOE y Unidas Podemos; por otro, entre los nacionalistas periféricos y el Gobierno central, y por último, dentro del Govern. La alianza entre ERC y Junts fuerza a los republicanos “a ser exigentes en la negociación”, aseguran fuentes de Esquerra. En clave catalana, un buen pacto contribuiría a consolidar al independentismo negociador frente a la formación de Carles Puigdemont.

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La sociedad catalana premiará a quienes busquen una solución al día a día en Cataluña
Joan Tardà

Los republicanos han dado sobradas muestras de voluntad política para reducir el lastre emotivo-simbólico del procés, un caladero de votos para Junts y una fuente de inestabilidad para el Govern. Hace unos días, el partido del president Aragonès asumió de su bolsillo parte de la fianza solicitada por el Tribunal de Cuentas a 34 altos cargos del Govern entre 2016-1017. Los 2,2 millones avanzados por Esquerra cubrirían también a Puigdemont. En el ámbito posconvergente hay quien da por seguro que los republicanos están abordando con el Gobierno el indulto anticipado para el expresident, lo que explicaría un airado artículo de este en contra de esta posibilidad hace unos días en El Punt Avui.

En esa partida en clave interna, los Presupuestos son un primer paso. Algunos en Esquerra han optado por aprovechar el impulso político del pacto en Madrid a fin de que el PSC apoye las cuentas catalanas para el próximo año. “Estoy convencido de que debería haber doble dirección”, apunta Joan Tardà, quien aboga por mantener el equilibrio entre socios independentistas sin renunciar al apoyo del PSC o de los comunes. “La sociedad catalana premiará a quienes busquen una solución al día a día en Cataluña”, concluye Tardà. De momento, los socialistas catalanes, molestos, aseguran no haber recibido llamada alguna de la Generalitat para negociar el presupuesto autonómico para 2022 ni para crear esa mesa de diálogo entre partidos catalanes como instrumento para restañar heridas que tanto ellos como los comunes reivindican infructuosamente.

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