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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Independentismo ‘offshore’

Los ‘Papeles de Pandora’ muestran que Pep Guardiola, uno de los iconos de la ejemplaridad ética del soberanismo, tenía una cuenta en Andorra y se acogió a la amnistía fiscal de Rajoy

Francesc Valls
Pep Guardiola Pandora Papers
Medalla de honor, en la categoria de oro, del Parlament de Catalunya al entrenador del Barcelona Josep Guardiola.© Marcel·lí Sàenz (EL PAÍS)

Estos tiempos en los que se rinde culto al becerro de oro son poco propicios a la ceniza y al cilicio penitencial. Cuando más abundan los códigos éticos más flaquea la moralidad pública. Por ello no es extraño que un reputado socialista –ya existe mucha tradición al respecto– acabe vicepresidiendo una empresa como Iberdrola mientras se dispara el precio del kilovatio hora y la compañía vacía pantanos como los de Ricobayo (Zamora) o Valdecañas (Cáceres). Este es el caso de Antonio Miguel Carmona, que, una vez retirado de la política ha seguido la senda de tantos otros. Si en la derecha esa es una práctica desacomplejada y habitual, también cierta izquierda ha colocado en las estanterías del anacronismo la integridad de la que solía alardear hasta la vigilia de proceder al cambio de camisa. Las puertas giratorias han difuminado las fronteras entre negocios y ética.

En ese contexto de relativismo moral, el soberanismo se ha presentado como exponente de la nueva política: el pueblo manda y los políticos obedecen. Todo fluye de abajo a arriba. España significa solo corrupción. Ejemplos no faltan: el rey emérito (con diligencias de fiscalía archivadas), los casos del PP, la policía patriótica... Incluso la derecha independentista posconvergente -que sepultó el escándalo Pujol bajo el adanismo imperante- se ha atrevido a blandir sin complejos el estandarte de la superioridad moral.

El hombre nuevo no vendrá del progresismo trasnochado sino del ilusionante y joven Estado. Y en Pep Guardiola halló un referente. Había rechazado la nominación para el premio Príncipe de Asturias en 2009. La verdad es que lo hizo sin alharacas: “Se agradece, pero que se lo den a otro”. Su reacción era una inyección de autoestima para el independentismo. Cerró la lista de Junts pel Sí en las elecciones de 2015. Era un ejemplo de calvinismo catalán, del “si ens aixequem ben d’hora, ben d’hora i penquem som un país imparable”, tal como afirmó al recibir la medalla de honor del Parlament en 2011. Era el catalán perfecto, adornado con la merecida aura de ser uno de los mejores entrenadores -si no el mejor- a lo largo de la historia del Barça. El propio Artur Mas dijo al concedérsele la citada distinción: “Mi instante de oro, como presidente de Cataluña, es saber que mi país es capaz de parir gente tan íntegra como tú”.

Ahora ha trascendido que Guardiola se acogió en 2012 a la amnistía fiscal de Mariano Rajoy para regularizar los fondos que tenía en Andorra, según los Papeles de Pandora desvelados entre otros medios por este diario. El periodista Jesús García explicaba en estas páginas que el actual entrenador del Manchester City no había declarado a la Hacienda española –como era su obligación, siendo entrenador del Barça– el dinero que mantenía en el Principado vecino. Lluís Orobitg, asesor fiscal de Guardiola, aseguraba que este solo utilizó el depósito en la entidad Banca Privada de Andorra (BPA) para ingresar el salario que percibió como jugador del Al Ahli, el club catarí en el que militó entre 2003 y 2005. Cuando se acogió a la amnistía fiscal, el deportista regularizó casi medio millón de euros pagando un 10% sobre los intereses que habían generado sus fondos en los cuatro años anteriores, que no estaban prescritos. Pero eso no significa que solo dispusiera de 500.000 euros: la amnistía fiscal de Cristóbal Montoro y Rajoy fue tan generosa que solo era preciso pagar el 10% de lo rentado por la cuenta en cuatro años: del 2007 al 2010. Se desconoce el montante total del depósito en Andorra.

Los medios de comunicación públicos catalanes han concedido en los informativos escaso eco a la parte de los Papeles de Pandora relacionada con el actual entrenador del Manchester City, quizás con el argumento de que su situación fiscal ya está legalizada. Así en el Telenotícies Vespre de TV3 del pasado lunes se dio protagonismo a los presuntos pufos de Shakira, Piñera, Putin o Strauss Kahn, pero ni una sola palabra sobre el ex jugador del Barça. La realidad tiene una amplia gama de grises, pero es difícil conjugar un pasado fiscal poco edificante cuando te han entronizado como paradigma total. Quizás no era indicado chamuscar a un icono del independentismo el mismo día en que la justicia italiana propinaba un nuevo revés a la española y se negaba a entregar a Carles Puigdemont. En las guerras hay que cerrar filas y no mostrar debilidad en ningún flanco. Pero es difícil hacer encajar el independentismo offshore con la ejemplaridad ética, sobre todo cuando en los Papeles de Pandora no figura nadie de esa legión anónima de ciudadanos que se levanta “ben d’hora, ben d’hora” a veces para no salir de la precariedad.

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